lunes, 17 de octubre de 2011

Alvaro García Linera, vicepresidente de Bolivia: “El movimiento social empuja el cambio político”

Alvaro García Linera, vicepresidente de Bolivia, es también un destacado intelectual de la Izquierda boliviana y latinoamericana. Incluso hoy, en pleno proceso de cambio y bajo la intensidad del cargo, no sólo escribe profusamente sino que observa reflexivamente el trance revolucionario.
García Linera fue convocado en 2005 por Evo Morales para acompañarlo en el binomio presidencial. Su historia revolucionaria en el Ejército Guerrillero Túpac Katari, su formación en ciencias puras y sociales (es matemático y sociólogo), su conocimiento del mundo y la cultura indígena, así como su atenta lectura de Marx, Lenin y Gramsci, entre otros, le llevó a moldearse como un nexo, o un traductor, entre los campesinos indígenas y las clases medias urbanas, señala el periodista Pablo Stefanoni en la introducción de La potencia plebeya, antología de ensayos del vicepresidente.

La conversación que sostuvo Punto Final con el vicepresidente de Bolivia tuvo como contexto la marcha de los indígenas del Tipnis (Parque Nacional Isidoro Securé), conflicto que García Linera comprende como parte, tal vez necesaria, de las tensiones creativas de todo proceso revolucionario, cuyo desenlace si bien apunta hacia el socialismo, no es ni inmediato ni rápido ni tampoco unidireccional. Es un proceso singular.

Como estudioso del marxismo y de cultura indígena, vínculo que intenta organizar y fusionar en sus numerosos ensayos, hoy observa el proceso de cambio político, económico y cultural boliviano como un proceso no sólo único, sino con muy pocas referencias en los clásicos. Durante diez años rastreó por diversas bibliotecas textos y cuadernos de Marx sobre “los pueblos sin historia”, sin encontrarlas.
La revolución avanza en estas oleadas y retrocesos, en este camino de liberación en el que surgen tensiones, conflictos, que han de resolverse creativamente. Un proceso que no está libre de peligros. Desde 2005 el gobierno del presidente Morales ha estado expuesto a todo tipo de conspiraciones, ataques y atentados de la oligarquía y el imperio, que hoy espera utilizar para sus propios fines las nuevas tensiones sociales. En medio de esta permanente lucha y de todo esto nos habla el vicepresidente, García Linera
-Han surgido nuevamente conflictos sociales, que están expresados con evidencia en la marcha de los indígenas del Tipnis. ¿Cómo se interpreta este movimiento en un contexto revolucionario protagonizado por la misma sociedad, por los mismos pueblos?
-“Hay una mezcla entre legítimas preocupaciones y demandas de sectores sociales. Que no las hubiera hablaría de una sociedad muerta. Todo proceso revolucionario no es homogéneo, eso sería una dictadura. Un proceso revolucionario es un cambio continuo, tendencias, demandas, posiciones.
La revolución es la forma de discurrir, orientados a fines y metas comúnmente construidas. En esta etapa, derrotado inicialmente el adversario fundamental y su proyecto de Estado, de economía, de sociedad -conservador, neoliberal, racista, neocolonial-, la efervescencia tiende a concentrarse al interior del movimiento popular, lo que hemos denominado las tensiones creativas de la revolución, contradicciones secundarias de un lado y de otro, porque no hay un diseño de cómo se conduce una revolución. Ni Lenin lo tenía.

Todo proceso revolucionario siempre ha tenido esta complejidad respecto a la ruta. Comienzan a surgir tensiones al interior del movimiento popular como parte de la construcción del proceso revolucionario y el gobierno debe saber muy bien oír, equilibrar, potenciar. Pero como el adversario ha sido derrotado sólo temporalmente en su forma visible y personificada, intentará convertir las tensiones internas en contradicciones que escindan el bloque, que lo debiliten y lo desgasten. Siento que estamos viviendo en Bolivia esas tensiones, desde las que surgen movimientos legítimos. Es muy legítimo que los compañeros se preocupen sobre el futuro del bosque, pero también es legítimo que se demande una carretera para unir regiones.
Sobre estas demandas se van a encontrar legítimas preocupaciones propias de sectores sociales, pero a veces está la presencia malsana de otro tipo de intereses, de orientaciones políticas que intentarán manipular, cooptar, direccionar estas tensiones para generar una confrontación”.
-Una revolución es un proceso que tiene un horizonte. ¿Hacia dónde avanza esta revolución? ¿Cuáles son los riesgos de estancamiento, retroceso o pérdida con este tipo de conflictos?

-"Este es un proceso de transición hacia una nueva estructura social, que no la vamos a construir solos. Es una nueva estructura social de carácter planetario. Hay algunos compañeros que nos piden que en Bolivia se haga lo que tiene que hacerse en el mundo. Nos piden el comunismo. ¡Cómo le piden tanto a un pequeño país! Bolivia hará su aporte, está la decisión, la voluntad, ciertas potencias anidadas en sus estructuras comunitarias nos colocan en buenas condiciones.

Transición, sí, pero ¿hasta cuándo? Hasta que otros países, otros sectores sociales, puedan acoplarse a este ritmo. ¿Cómo un pequeño país de diez millones de habitantes va a apuntar hacia un lugar si el resto del continente está apuntando a otro? Pero aquí vamos. Tenemos un norte, que es una sociedad postcapitalista, que llamaremos socialista, comunista, pero eso no se hace ni en un año, ni en diez, ni en décadas, y tampoco lo hará Bolivia sola, ni el continente, sino el mundo. Bolivia puede ofrecerse a entregar su experiencia en este tránsito”.
-Bolivia no puede ir sola en este proceso que es regional y planetario: ¿qué visión tiene usted de este proceso en la región? ¿Avances? ¿A qué asistimos hoy?

-“Creo que el continente está viviendo el momento más progresista, hasta cierto punto revolucionario, de los últimos 50 o cien años. Varias cosas influyen. El retroceso de la lógica neoliberal, tan destructiva, criminal, que cercena derechos sociales y conquistas humanas que tenía la sociedad años atrás. Al mismo tiempo, este fenómeno ha ido permitiendo la presencia de gobiernos progresistas, de Izquierda, revolucionarios, en el continente, lo que no significa necesariamente gobiernos de carácter socialista. Lo interesante es que esta emergencia no es casual, sino que permite que el continente se convierta en una especie de avanzada planetaria y de debates. Estamos debatiendo qué hacemos con la salud, con la educación, qué hacemos con los bosques, con la economía, de una manera muy sana, muy fresca, sin tutelajes, sin esa actitud servil de las elites gobernantes anteriores, que asumían que todo lo que decía Estados Unidos y Europa era sagrado. Esa barbaridad, sacralizada durante veinte años en el continente, ha retrocedido. Nos ha hecho reflexionar, aun equivocándonos, desde nuestra propia experiencia, creatividad y libertad.

Lo interesante es que esto surge en medio de dos cosas: una crisis de la hegemonía norteamericana en el mundo entero, tal vez peligrosa para América Latina, pero también permite que entre aire fresco, que se resquebrajen esas murallas asfixiantes con las que EE.UU. tenía controlado el continente. América Latina puede mirar hacia otros lados, hacia China, por ejemplo, para satisfacer ciertas necesidades de su economía. Eso ha llevado a que el continente esté en una excelente situación: gobiernos progresistas, mayor amplitud de vinculación económica, menos dependencia a los miedos y a las crisis que se dan en el mundo entero y capacidad de resistencia a partir de las propias economías y de la articulación regional”.
.Apropiación de la riqueza es colectiva-Tenemos a la vista una crisis mundial y caída del valor de las materias primas, lo que afectará a las economías exportadoras. ¿Cómo puede solventar esta situación la articulación regional?


-"Yo creo que el continente de una manera no esta muy planificada, pero convergente, ha ido creando un espacio regional ¿Por qué las economías latinoamerivanas no han sido tan afectadas por la crisis económica  global, tanto en 2008 como ahora? Porque diversifican sus productos a varios mercados y porque han apostado también a sus propios mercados internos, como Brasil, Venezuela, Bolivia. Exportamos mucho, el doble o triple que hace cinco años pero la mitad de nuestro crecimiento depende hoy del mercado interno. Hay más mercado regional. Las tres recetas se han dado: diversificación de mercados internacionales, mayor vinculación regional de nuestras propias economías y una fuerte presencia del mercado interno, aun cuando no tanto como hace 50 años"
-¿Qué peso tiene la articulación económica regional en los procesos revolucionarios? ¿Qué estructura económica ve en Unasur? Teniendo en cuenta que en Latinoamérica también hay grandes corporaciones, ¿cómo participa el mercado?
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http://www.elclarin.cl/web/index.php?option=com_content&view=article&id=2804:alvaro-garcia-linera-vicepresidente-de-bolivia-el-movimiento-social-empuja-el-cambio-politico&catid=7:entrevista&Itemid=8










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