sábado, 9 de agosto de 2014

Reflexiones sobre un mismo tema: Los simpáticos inoperantes

Mafalda, el cáustico personaje de Quino, se refería así a la incapacidad, y por lo tanto a la inutilidad, que la Organización de las Naciones Unidas tiene para cautelar la justicia en el mundo. Esta definición, como nunca, ha quedado de manifiesto en estos días aciagos de la agresión nazi-sionista a Palestina. Lo irónico es que dentro de la fabulosa cantidad de recursos que se invierten en este inútil organismo, una parte importante se la lleva un apéndice de la ONU llamado Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz de la Naciones Unidas. Ese es su nombre, aunque usted no lo crea. Ellos se definen así (y no es broma):
“El Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz trabaja para crear las condiciones adecuadas para una paz duradera en un país desgarrado por un conflicto”.
En honor a la verdad si de ridículos se trata, la Sociedad de Naciones, SDN, surgida después de la Primera Guerra Mundial se lleva el premio de los papelones. Entre ambas guerras mundiales no hubo nación agresora que atacara a países y regiones indefensas del mundo que fuera detenida en su acción y ni siquiera sancionada con medidas efectivas que sirvieran al menos de lección para el futuro. Ni en la anexión cruenta de Abisinia por parte del fascismo italiano, ni en el de Manchuria por Japón, ni en los abusos territoriales de la Alemania de Hitler, sólo por nombrar algunos, la Sociedad de Naciones tuvo ningún peso específico, salvo balbucear las inútiles declaraciones de siempre. Hasta nuestra América Latina se rió de la SDN cuando Paraguay hizo caso omiso de una resolución que favorecía a Bolivia en la guerra del Chaco.
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