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La revolucionaria que se travestía del Che
Irina Layevsk,según Sussana Martín
Desde su silla de ruedas la mexicana Irina Layevska empuñó el fusil en Nicaragua y llevó petróleo a una Cuba sumida en el período especial. Pensó en matarse cuando la escleorosis múltiple amenazó con dejarla ciega, pero finalmente enterró sólo la parte de sí que le limitaba tanto o más que la discapacidad, el género masculino que le asignaron al nacer y que sobrellevaba disfrazándose de su idolatrado Ernestos Guevara. Contra todo pronóstico, Irina ha cumplido 50 años, 13 desde que se asumió como mujer. Lo único que le asusta de la muerte es separarse de su compañera de vida Nélida Reyes, quien permanece a su lado en una batalla cotidiana contra la enfermedad y la discriminación.
"Yo viví en Nicaragua en plena guerra, sabes?, en 1984" .Habla la mujer menuda en su silla de ruedas con la que compartimos mesa de comedor durante el Congreso de Caracas. "Participaba en una campaña de alfabetización. Cuando la Contra atacó nuestro asentamiento, me tiré de la silla, repté durante kilómetros, sin darme cuenta atravesé la frontera de Costa Rica y topé con su campamento. Disparé, alcancé a varios. El Frente Sandinista de Liberación Nacional me condecoró".
En 1991, tras la caída del Muro de Berlín y el inicio del crudísimo período especial en Cuba, el joven de estética guevariana, que aún no había iniciado su revolución de género participó en la creación de un comité de solidaridad que promovía la donación de petróleo mexicano al pueblo cubano.
trailer MORIR DE PIE
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