Cuando Barack Hussein Obama fue primero elegido Presidente de los Estados Unidos,un sentimiento de absoluta euori inundó los países que antes eran considerdos omo El Tercer Mundo; África , por sus ancestros sanguíneos, y el Medio Oriente, por la fe tradicional de su padre.
Para todos ellos, la elevación de Obama a la más alta posición del país parecía significar cambio de proporciones épicas, porque en esas regiones del mundo la ascendencia, la tribu y el clan a los que uno pertenece, son marcas poderosas de idetidad.
Cuando Obama dijo su discurso en El Cairo (4 de junio de 2009), sus melifluas palabras produjeron mucha emoción en las comunidades árabes y musulmanas. El sentimiento de cambio era palpable.
Pero las elites del poder no toleran el cambio, a menos que ese cambio los beneficie. Fuerzas económicas y politicas, al comienzo asombradas por su victoria, aprendieron a pelear largas batallas contra él, para asegurar su prioridad en asuntos del exterior. Compadrones del régimen de Bush fueron absorbidos otra vez por las mesas directivas de las grandes corporaciones y por los grupos de pensadores eruditos, desde donde lanzaron guerras de palabras sobre el patriotismo de Obama, sobre su fe religiosa, sobre su competencia y honestidad. Decían que Obama es un cobarde. Que es muy débil.
De pronto vini ISIS -anteriormente conocidos en la Península Arábiga como al-Queda. ISIS proveyo el atractivo que probó ser totalmente irresistible
Terrorismo
Y, de repente, para el agrado del complejo mlitar industrial, ahora hy una nueva guerra Una guerra áerea -ien dos países!
Y estamos de nuevo en ese negocio.
Esa vieja comezón imperial, la ambición de manejar a otros de dedir los líderes de otros países, tiene que ser rascada.
6 años después, la administración Obama suena como una luciente repetición de esos repugnantes años de la administrción Bush
Guerra Otra vez la guerra...
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