martes, 16 de diciembre de 2008

Hablando de Derechos Humanos

He leído con atención el artículo publicado en Brecha de los hijos de ex presos políticos, hijos de desaparecidos, del exilio, de ese pasado reciente nuestro.
De todo lo vivido por ellos, de lo que siguen viviendo, que no es memoria, sino una realidad que aún palpita.

Siempre consideré a estos niños víctimas del Estado. De otra manera no se podría considerar. Por lo que he leído, no piensan lo mismo muchos de los que hoy integran el gobierno, algunos de ellos ex presos.
Y viene a mi memoria, las cartas, que luego se convirtieran en libro, de un padre a sus hijos, y me pregunto, este hombre de la cultura, de letras, ex preso, cómo vió a sus hijos? Cómo los ve hoy? Qué dicen ellos?

AG, uno de los hijos/hijas, que participa, nos dice: "La sociedad no asume..."
No, la sociedad no lo hace, ni los políticos, muchas veces ni los mismos padres.
Como madre, puedo decir, que hacemos lo mejor por nuestros hijos/hijas, dentro de las circunstancias que nos tocan vivir.
La niña que llevo en mí, debe ser la que entiende mejor la problematica de estos hijos/hijas, hoy hombres y mujeres.
No pasé por ese tipo de vivencias extremas, pero por otras que marcaron la persona que hoy soy. Los entiendo.
La memoria no tiene edades, quizás diferentes maneras de expresarse, como decía alguno/a de los entrevistados "sensaciones".

Es una parte de nuestra historia reciente, que muchos prefieren olvidar, hasta los mismos que la sufrieron de adultos.

Todos pedimos que no se repita, nadie la quiere volver a vivir. Siempre refiriendose a la dictadura.
Pero hoy, en democracía se repite.

Se repite en las comiserías, en las cárceles, se vuelve a repetir con niños y adolecentes

Los Derechos Humanos no se respetan en Uruguay, aún sin dictadura.
El Estado uruguayo tampoco asume su responsabilidad, ni tampoco lo hace la sociedad.
Otra vez, se "cuelgan los cartelitos", el hijo/a de fulanito/a.
El fulanito/a, no son otros que los hijos, hijas de los que viven en asentamientos, los que no tienen futuro, ni cuentan, los que no tienen espejos donde reflejarse. Y que lamentablemente van en aumento.

Hoy son otros los niños, niñas, adolecentes. Hoy es noticia, pasajera, que poco importa, y como en otras épocas se oyen voces: "algo habrán hecho".

En los estudios realizados por el Instituto Técnico de Rehabilitación Juvenil (Interj),se maltrata a los jóvenes recluidos: los degradan, insultan y golpean, según el informe anual del Comité de los Derechos del Niño.

El Sr. Presidente, en uno o quizás varios de sus discursos, refiriendose a la niñez y a la juventud, prometió que ellos serían los más privilegiados.

Nuestro propio Catedratico Mesías, anunciaba tiempos de cambios y esperanzas.
No nos trajo una Biblia, como los antiguos conquistadores, nos "regalo", el Plan Ceibal, con sus computadores Negroponte.
De uno de sus más fieles dicípulos, la práctica de "gatillo fácil", y más palos como castigo menos duro.

En esta democracia efímera los niños y los jóvenes son los peligrosos, no son las víctimas de un sistema, no las del Estado.
Bajar la edad de imputabilidad es la solución. El hambre y la pobreza nada tienen que ver para el gobierno progresista.

El Sr. Presidente, siempre fue muy legal para sus cosas, nunca estuvo preso, nunca se dedicó a la política o fue sindicalista en su juventud, y fue uno más de los que dejo hacer en tiempos de dictadura, a pesar de tener conocimientos de lo que pasaba y posibilidades de denunciarla en alguno de sus tantos viajes de estudios.

Pero los señores diputados, senadores, esos que ocupan cargos hoy, que sí pasaron por las masmorras de la dictadura, se olvidaron del trato inhumano y cruel al que fueron sometidos? De la comida en mal estado? Del aislamiento?
Quizás sufran el Sindrome de Estocolmo, por que hoy están pactando con los genocidas militares de la dictadura.

Derechos del Niño, Derechos humanos, de esos humanos pequeños.

Con el hambre y la pobreza crece la deserción escolar, aumenta el uso de las drogas, la criminalización, la marginalidad.

Niños desnutridos, de madres desnutridas, presentan dificultades de aprendizaje que no soluciona ninguna computadora. Debilidad de los sistemas inmunitarios, niños que se enferman más veces con enfermedades que evolucionan con mayor gravedad, y sin ninguna cobertura de salud que realmente los ampare.

La mortalidad infantil aumenta. Esto no parece interesarle a los gobernantes.
Si no mueren de pequeños, moriran el las calles, en las cárceles para niños, se matarán entre ellos, o seran víctimas del gatillo fácil, del Ñato y sus secuaces.

La misma situación vivida por los niños y adolecentes de la dictadura, se repite a diario en nuestro país, en las visitas a las cárceles.
Quién levanta la voz por estos niños, por estos jóvenes?
No es cosa de pedir que no se repita.
Ya está sucediendo
Pelusa










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