Managua 14 de Diciembre 2008
Por años ha sido más que evidente la trayectoria que iba a tomar la política de los gobiernos de Estados Unidos y Europa hacia los países progresistas en América Latina.
En diciembre de 2006, fue posible escribir "Uno sólo puede esperar que la Primavera de América Latina dure más que la de Checoslovaquia (de 1968) y evita ser congelada por Estados Unidos y sus aliados de los países de Europa y del Pacífico, quienes podrían manipular la ralentización económica como una variante de la frase de Clausewitz "la política hecha de otra manera". Una esperanza en vano, como los últimos acontecimientos en América Latina han demostrado.
El éxito impresionante de las políticas del gobierno del FSLN en Nicaragua desde enero 2007, se han basado en dos políticas principales, primero, la adhesión al ALBA y los procesos de integración latinoamericana en paralelo con la segunda, la continuación de los lazos tradicionales de cooperación e inversión con los países del Bloque Occidental - América del Norte, Europa y sus aliados del Pacífico.
Se puede decir lo mismo de Bolivia y de Ecuador. En la medida que ese modelo de las dos políticas complementarias se ha consolidado, la influencia de los países del Bloque Occidental se ha disminuido. Fue una cuestión, no de si iban a actuar, sino únicamente de cuándo estos países ricos imperialistas iban a actuar para frenar el declive de su influencia en América Latina.
Para esos países ricos, hay dos metas claves en América Central y el Caribe para 2009. Primero, tienen que impedir que El Salvador se una al ALBA. El Salvador tiene elecciones presidenciales en marzo 2009 con la probabilidad que gane el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional. Segundo, tienen que asegurar que el próximo gobierno en Honduras no promueva el ALBA con el mismo entusiasmo que el actual Presidente, Mel Zelaya. Honduras tiene elecciones al final de 2009. Sin entender algo de esta parte del contexto geopolítico de la región no se puede entender bien el actuar de los diferentes actores. En juego está el bienestar de las decenas de millones de gente empobrecida de América Central y el Caribe y su autonomía para decidir su propio destino.
La decisión reciente del régimen de George Bush de negar la participación de Bolivia en el tratado de comercio preferencial con los países andinos (ATPDEA) es sólo un indicio de qué está pasando. Al otro extremo está el bloqueo criminal contra Cuba. En medio son las amenazas contra Ecuador sobre su proceso de valoración de la deuda externa ilegítima. En otra parte del espectro de la ofensiva de los países imperialistas está la guerra de baja intensidad constante contra el gobierno de Hugo Chávez en Venezuela.
En Nicaragua la ofensiva del imperio ha tomado la forma de una desestabilización oportunista después de las elecciones municipales del 9 de noviembre bajo el pretexto de alegaciones de fraude electoral de parte de la derrotada oposición al gobierno sandinista.
Aquella oposición está apoyada incondicionalmente por los gobiernos de Estados Unidos y la Unión Europea. Esos gobiernos ni intentan encubrir su abierta preferencia por los partidos de la oposición en Nicaragua. Ahora Estados Unidos ha suspendido parte de un fondo de cooperación. Los gobiernos de la Unión Europea probablemente tomarán medidas similares en los meses que vienen. Dan señales que ya han decidido tomarlas.
Están haciendo exactamente lo mismo que hicieron al gobierno de Hamas en Palestina. Cortaron apoyo y ayuda a la Franja de Gaza donde Hamas gobierna porque no aceptaron que el pueblo palestino haya votado por Hamas. En la región de América Central y el Caribe, no han podido contra el pueblo de Cuba y tampoco han podido contra el pueblo de Venezuela.
Pero el caso de Nicaragua les presenta más oportunidades. Estados Unidos ya había destruido Nicaragua por medio de su guerra terrorista de los años '80. Después, el Bloque Occidental mantuvo el pueblo de Nicaragua bajo un estado de sitio social y económico por medio de gobiernos de los partidos Liberales vergonzosamente sometidos al FMI y al Banco Mundial. Ahora el gobierno del FSLN está liberando el pueblo de Nicaragua del estado de subordinación.
Es un ejemplo impresionante para los pueblos de América Central y del Caribe, como estuvo también en los años '80. Y ese ejemplo, Estados Unidos, Canadá y los países de la Unión Europea no pueden permitir sin decir adiós para siempre a su dominio tradicional en la región. Otra parte del contexto del quehacer actual de aquellos países, son las recientes visitas a la región por el Presidente de China, Hu Jintao y el Presidente de Rusia, Dmitri Medvedev.
Hu Jintao firmó acuerdos con los gobiernos de Costa Rica y Perú. Dmitri Medvedev firmó acuerdos con Venezuela y Cuba. Esos acuerdos hacen crecer la competencia de parte de China y Rusia a la influencia en América Latina de los antiguos poderes coloniales y neo-coloniales de Europa y Norte América.
Los gobiernos progresistas de los países del ALBA y Ecuador son aliados naturales para los nuevos gigantes de la economía mundial, porque esta alianza amplía significativamente las opciones y espacio para maniobrar tanto de los países de la región como de Rusia y China.
Para cerrar ese espacio y limitar aquellas opciones, Estados Unidos tiene que actuar ahora, cuando tiene una excelente oportunidad para forzar a países muy vulnerables como Nicaragua a regresar a su prisión de dependencia. La oposición política en Nicaragua también sabe que está contra el reloj. Si no actúa ahora, pues para 2011 será difícil para ellos vencer al FSLN en las elecciones presidenciales de ese año.
Para los dos lados - para el imperio y para ALBA - es una carrera contra el tiempo. Los países imperialistas tienen que aumentar la presión y debilitar al gobierno sandinista lo más posible para forzarlo de nuevo a pedir merced del FMI y aceptar de nuevo las mismas condicionalidades de esclavitud y sometimiento bajo las cuales vivía el pueblo de Nicaragua desde 1990 hasta 2007.
Para el gobierno Sandinista, sus aliados del ALBA, y gobiernos simpatizantes como el de Rafael Correa en Ecuador, o de Christina Kirchner en Argentina y en menor grado el gobierno de Presidente Ignacio da Silva en Brasil, para todos ellos también es un reto. O resisten de una manera coherente y exitosa la extorsión de los países gángsteres del imperio ("hagan lo que queremos o ya verán....") o serán los invitados especiales a su propio funeral político.
En Nicaragua lo que eso quiere decir en términos de la politiquería mediocre de la oposición es un aumento en su guerra contra la mayoría empobrecida del país y en su disposición vendepatria.
Podría implicar un esfuerzo para aumentar la presión sobre el sistema financiero por una fuga de capitales a la seguridad de los bonos de la Tesorería estadounidense. Esta posibilidad muestra la importancia para el gobierno del FSLN de sostener políticas que garanticen una rentabilidad de las inversiones en Nicaragua muy por encima de lo de los bonos del gobierno EE.UU.
Eso no debe de ser difícil. Los bonos del gobierno estadounidense a corto y mediano plazo pagan casi cero en este momento. Ese detalle muestra que los poderes imperialistas del Bloque Occidental están jugando en un escenario muy diferente al contexto geopolítico y económico de los años '80.
Una respuesta bien coordinada de los países del ALBA al hostigamiento del imperio, conforme con su reciente decisión en la cumbre del ALBA en Caracas al final de noviembre de armonizar sus monedas y sus transacciones comerciales, mostrará la debilidad de los poderes occidentales.
Y eso es sin tomar en cuenta la probabilidad que China y/o Rusia bien podrían invertir una pequeña fracción de sus enormes reservas de dólares en apoyo al proyecto ALBA.
¿Adónde va a ir el flujo de inversión global en un tiempo de ralentización? ¿Al país más endeudado del mundo que ya está en recesión y con bonos de gobierno que pagan nada? ¿O a una región económica altamente rentable y todavía en crecimiento, como el bloque del ALBA y aliados estratégicos como Argentina? Esa realidad explica la intervención de los países imperialistas en América Latina para provocar caos en Bolivia, Argentina, Ecuador, Venezuela - y en Nicaragua.
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