El jefe de Gobierno italiano muestra ante Bruselas su voluntad de impulsar cambios.
La situación política de Italia es tan peculiar que la huelga general de este viernes benefició tanto a los convocantes -los dos principales sindicatos del país- como a Mateo Renzi . A los sindicatos que lograron demostrar que aún tienen capacidad para dejar los aviones en tierra, parar trenes y autobuses, vaciar factorías y escuelas y ocupar las calles de 54 ciudades coreando consignas contra la política laboral y económica del gobierno. Y al primer ministro porque, a falta de unas reformas aún sin estrenar, ya dispone de una herida que mostrar ante Bruselas como prueba de su determinación de cambiar Italia aun a costa de enfrentarse a su teórico electorado.
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