En septiembre, en Centroamérica
se celebra la “independencia” de España. Casi la totalidad de la población de
esta región, incluyendo la hondureña, conoce de la festividad en este mes. En 1821,
el 15 de septiembre, la decadente corona española cedió la “independencia” a
esta angosta franja de tierra.
España esclavizó, sometió,
violó y asesinó a millones de aborígenes o nativos. Con lujo de crueldad, los
que venían en nombre del Rey y la religión Católica, torturaron y mataron a los
indígenas que opusieron resistencias, ante el invasor colonizador.
Durante más de tres siglos
saquearon todas las riquezas en oro, plata, cobre, animales exóticos y arte indígena,
obras elaboradas antes de la conquista por esa raza malvada, vulgar, atiborrada
de lujuria y avaricia. Cristóbal Colón, capitán de las embarcaciones venía con
toda suerte de delincuentes, asesinos e inadaptados de la España obscura e
inquisidora.
Una pausa, dejemos el
pasado de esclavitud para comentarlo en otro momento. Situémonos en el
presente, la verdad es que no tenemos independencia, tampoco hay patria, ni nación.
Lo que tenemos es una caricatura de país, hediondo, podrido, tenemos una
Honduras empobrecida, un pueblo envilecido.
Después del 15 de
septiembre de 1821, pasamos al sometimiento del imperio británico, y a dos décadas
de culminar el siglo XIX, pasamos al domino del imperio de Estados Unidos.
Hasta la fecha de este siglo
XXI, seguimos sometidos al imperio norteamericano, tan cruel, asesino y saqueador
como la fenecida corona española e inglesa. En todos estos tiempos de “la
independencia perdida” hemos estado gobernados por una clase política y
empresarial, servil y sumisa a los dictados de EE.UU y sus organismos financieros multilaterales.
En estos tiempos las riquezas naturales con que cuenta Honduras y el resto de los
países de Centroamérica, son saqueados por multinacionales o franquicias. A través
de concesiones y concesiones, se entrega el territorio para que los “inversionistas”
extranjeros se lleven todos los metales y más recursos naturales, a cambio de
salarios humillantes y degradantes para los trabajadores y trabajadoras.
Los que hoy nos gobiernan y
nos han gobernado (nacionalistas, liberales y militares) han sido eso, vendidos,
serviles y sumisos. Doblan la espalda ante la banderola “gringa” y escupen, pisotean
con sus botas asquerosas al pueblo ingenuo, bruto e ignorante que los lleva al
poder con sus votos. Los EE.UU, dejan a sus serviles gobiernos locales, traficar
con mafias de todo tipo y que saqueen el erario público (Como el seguro social),
hagan sus negocios sucios para que se engorden más los millonarios que ya lo son,
y se hagan ricos los políticos y funcionarios bisoños (nuevos), tan corruptos
como sus jefes, con tal que ellos (los norteamericanos) tengan a su discreción
el uso del territorio hondureño, para hacer lo que quieran, cuando quieran y
como dispongan.
Todavía hay millones de
hondureños y hondureñas que creen que somos independientes, tal creencia es
perdonable en la niñez que están pasando las escuelas, donde son adoctrinados
por docentes también enajenados y maltratados por el gobierno de Juan Orlando Hernández.
Miles de banderas y
carteles han sido regalados a la población, por las “fiestas patrias”, y se lee
en alguno de ellos que estamos llegando a 197 años de libertad. Grotesca burla
para las escasas personas inteligentes que leen por accidente, semejante estupidez.
La desgracia ha cubierto
este pobre suelo, pandillas tras pandillas lo han des-gobernado desde que se
fueron los españoles. Ahora no solo es corrupción pública, demagogia, dependencia,
desempleo, indigencia o delincuencia común. Ahora el crimen organizado, el narcotráfico,
el sicariato, maras y extorsión se han apoderado totalmente de las
instituciones públicas.
Pueblo hondureño abramos los
ojos, la conciencia y perdamos el miedo. “no hay independencia”. Esa bonita
palabra esta en algún tiempo perdido, si queremos encontrarla debemos luchar
permanente con valor hasta alcanzarla.
JSVCasco
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