jueves, 19 de abril de 2012

Chile: Carta abierta del Colectivo Ruka Inche: “Encerrado no se educa”

"Encerrado no se educa"
"Un sólo día de aislamiento carcelario, en estructuras de la personalidad frágil y mal construídas puede acumlar tal cantidad de rencor, de viviencias de impotencia, de abandono y deseos de venganza, que no se puede creer que los psicólogos y los pedagogos que lo ligitman no sepan el daño que están haciendo".
La Ruka Inche Melipulle (1) (del mapudungún lengua mapuche significa: 'casa de niños cuatro colinas') comenzó a funcionar en abril del 2011 y disponíamos de una casa para trabajar; esta propuesta trata de un modelo educativo no convencional, con cobertura regional (X Región de los Lagos, sur de Chile) que atiende en modalidadXantiautoritarios, anti-represivos desde una perspectiva anti-carcelaria) a niños y/o jóvenes entre los 12 y 18 años. Ya que a nuestro parecer no se puede continuar replicando el histórico sistema de los centros de menores, los cuales son verdaderos laboratorios sociales donde el sistema experimenta sus futuras técnicas carcelarias y lo hace sobre quienes, de adultos, serán las personas presas del mañana, como ocurrió en el caso de Xosé Tarrío (2). Por eso, al igual que con la cárcel, el actual modelo se basa en un proceso de criminalización previo, culminado con la ley de responsabilidad penal. 

Apenas iniciado el trabajo colectivo, se coincidió en la necesidad de organizarse para adquirir herramientas metodológicas y diseñar estrategias de intervención que permitieran atender las múltiples demandas de los niños/adolescentes; se reconoció la urgente necesidad de auto-educarse, se instalaron reuniones que integraron plenamente a todos/as los/as trabajadores/as para conocer y comprender las historias de vida de cada niño y se llegó a las conclusiones de que la eficiencia y consistencia de las acciones a emprender, serían la base de un trabajo que permanentemente tendría que afrontar eventos críticos.
Los niños/ adolescentes que integran el proyecto han sido gravemente vulnerados en sus derechos, o vienen de situaciones de calle y permanecen en la residencia de manera voluntaria, pero debido a la malversación de fondos de la entidad encargada de administrar los recursos (tema denunciado desde hace muchos meses atrás (3) y en complicidad con funcionarios del Estado chileno (Servicio Nacional de Menores, “Sename”), en conjunto con el aparato represivo (4 Policía y Fiscalía), procedieron a desalojar la residencia mediante la fuerza (5) y posterior dispersión geográfica o “separación de grupo” (eufemismo de “aislamiento”) de casi todos los niños que se encontraban en ese momento (por suerte algunos niños habían alcanzado a escapar) a diferentes centros de encierro de menores en otras ciudades muy alejadas de ésta (Concepción y Temuco), por esta razón es que estamos apelando y solicitando la solidaridad para evitar el peligro de fin de este proyecto y con ello perder toda la intervención realizada con los niños y sus familias.
Este es un tema que no podemos dejar de pasar por alto, a fin de mes en marzo fueron cerrados por Sename 18 hogares de menores que son verdaderas cárceles para niños/as (solo en la X Región) es decir más de 300 niños/as fueron regresados a sus hogares muchas veces vulneradores de los derechos de estos niños/as o simplemente a la calle, pero no fue noticia de los medios ¿será que los/as niños/a no votan y no son importantes para el sistema? ¿o solo porque son de familias pobres?, o la indiferencia por casos donde los derechos del niño han sido vulnerados sistémicamente, como la desaparición forzada por oficiales del Estado del niño de 16 años José Huenante (6), o los asesinatos de los niños mapuche de 17 años Alex Lemún (7) y Zenón Díaz Necul (8), o el niño de 14 años Manuel Gutiérrez (9), sin dejar de mencionar la violencia ejercida a niños mapuche por parte del Estado (10).

Por esta razón que el colectivo “Ruka Inche”, mantiene un postura crítica a los actuales centros de menores y su silencio en casos como del niño de 16 años Óscar Mora (11) , las que son dependientes y subsidiados por el Estado que bajo los nombres de «Centro de Protección» y que esconden una gama de sanciones con las que se pretenden controlar todos los aspectos de la vida de los niños: los centros de menores cuentan con áreas de aislamiento e incomunicación similares a las de adultos, con grados y divisiones regimentales, con hacinamiento y carencia de asistencias sociales y salud, etc. Así que convertidas en verdaderas cárceles para menores nos encontramos con realidades muy parecidas a las de prisión: torturas a menores en centros ante las denuncias de los familiares, la policía jamás registrará las dependencias de los «educadores» en un centro de menores, donde fácilmente se podrían incautar materiales antirreglamentarios que van desde sprays anti-persona, hasta cadenas, etc.

Pero el más preocupante de todos los aspectos de estos Centros de Menores, es el hecho de que la gestión de muchos de ellos la realizan organismos privados, en teoría asociaciones “sin ánimo de lucro”, pero en la práctica son empresas encargadas de beneficiarse del sufrimiento de personas, que además son niños. Estos centros son auténticas cárceles que funcionan (gracias a su privatización) peor aún que las cárceles para personas adultas: hay denuncias por palizas, por agresiones sexuales, aislamientos prolongados, sobre-medicación psiquiátrica, abusos de poder, etc… En esas condiciones se mantiene a miles de niños/as.
Desde que entró en vigor la ley de responsabilidad penal adolescente (ley20.084, ver12), lo primero que destaca es la propia filosofía que subyace a la actuación con niños/as: Se considera a los/as niños/as como “peligrosos” y no como niños/as “en peligro”, que es lo que realmente son. Prácticamente nadie quiere saber nada de estos niños/as y mucho menos de sus problemas.

Esta ley en realidad viene a copiar literalmente, e incluso endurecer, el régimen disciplinario que sufren los adultos en prisión. En el caso de los/as niños/as se agrava todavía más estas situaciones, ya que el secretismo que rodea los centros y los hogares supera el de las cárceles (13), y hablamos de personas en pleno crecimiento y desarrollo de su personalidad, por lo que son mucho más vulnerables en todos los aspectos. Por lo tanto, no es más que un reglamento sancionador y represor y no educativo, a pesar de las buenas palabras que utilicen.

Toda esta arbitrariedad genera una total indefensión en los niños internados en estos centros (14). A muchos de ellos se les interna desde los 10 años o hasta mucho más pequeños y que pueden estar en situación de protección (15), es decir, que no están “condenados” por ningún delito, sino que son internados por supuestas razones terapéuticas (además, estos chicos no tienen un tiempo de permanencia, sino que seguirán internados hasta que se decida darles el alta). Además del oscurantismo que se da en estos mencionados centros (al igual que en las prisiones) también permite que se produzcan malos tratos y torturas en los mismos (16). Es decir, en la gran mayoría tanto en los centros cerrados como en los de régimen más abierto, se vulneran de forma sistemática los derechos y las libertades fundamentales de nuestros niños/as (17).
Todo esto es posible por la actual legislación chilena como por el hecho de que los centros de menores son privados o bajo la modalidad de “licitados”(18). La libertad y la vida de nuestros niños/as se han convertido en una nueva fuente de negocio para las diversas fundaciones y ONGs “sin ánimo de lucro” amparadas por el Estado (19). Y de esto también se deriva la escandalosa falta de medios y la precariedad laboral de quienes trabajan en estas instituciones.

Porque para tratar de sacar adelante a niños/as, no es necesario que sean encerrados, humillados y sometidos, además de ser estigmatizados como el niño de 13 años Cristóbal (C.M.) o mal apodado “Cisarro” (20) porque esto va más allá de entregar recursos económicos, social o capacitaciones, tiene que ver con el cambio en las formas de pensar e intervenir, en el cómo significamos la realidad, en el cómo nos explicamos los hechos, en el cómo lo haremos para poder comer hoy… “la necesidad tiene cara de hereje”, pero si son necesidades básicas como el alimento o el abrigo, ¿tendrá cara de hereje? Por esta razón sin nuestra ayuda y la del resto de la sociedad, es muy difícil ofrecer un verdadero futuro más justo y sin distinciones.

Por eso vale preguntarse ¿quién es el culpable? Los niños y sus núcleos familiares y amigos por haber nacido en una parte de la sociedad que ha sido fuertemente discriminada por décadas, en donde se traspasan de generación en generación, en donde el trabajar a corta edad es una forma de poder acceder al alimento, en donde la educación no es asociada con optar a una mejor calidad de vida. Y tenemos que ser conscientes de todo lo que implica, hay una historia detrás de cada niño o niña, detrás de cada ser humano.
Es por todo lo anterior que nosotros/as no pretendemos rendirnos (21) en la tarea de transformar tanto en los niños como en nuestras propias vidas y con nuestras propias manos, aprendiendo y enseñando con aquellos/as que interactúan con nosotros en las calles es mucho más que un simple hogar es, de hecho, “la ruka” un espacio para un mundo a transformar este mundo.
Necesitamos la solidaridad de todas las personas que se identifiquen con el proyecto. Tenemos la esperanza de que, en todas partes, la solidaridad y el libre uso de los espacios serán la respuesta a este sistema.
A quienes deseen apoyarnos les dejamos los contactos.
Gracias por su atención y contamos con su solidaridad.

Agrupación cultural educativa deportiva “Ruka Inche”
Más informaciones en:
Web: http://www.rukainche.blogspot.com/
E-mail: larukainche@gmail.com

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