Ya se habla del inicio de la Tercera República, tras la dimisión de Bossi a la Dirección de la Liga el 6 de abril pasado y después de la caída, en octubre del 2011, del gabinete de Berlusconi
Durante la última semana, Italia entró en una etapa política que sólo guarda semejanzas con la que se vivió a principios de la década de 1990, cuando los jueces de Milán, con sus indagaciones y condenas a hombres políticos y empresarios corruptos, facilitaron el colapso de la llamada Primera República y de la vieja partidocracia que endeudó y engañó al país.
Se abrió entonces un vacío que llenaron Silvio Berlusconi con su partido Forza Italia, el derechista Gianfranco Fini de Alleanza Nazionale y, finalmente, su aliada la Liga Norte (Lega Nord), dando inicio a la llamada Segunda República que, en realidad, es una fase de transición hacia algo desconocido que se va gestando en estos meses.
La Liga es un partido independentista, xenófobo y populista, basado en símbolos y pasiones más que en propuestas; sus banderas fueron el federalismo y la secesión. En un principio, a finales de la década de 1980, tuvo el estilo de los partidos tradicionales radicados en el territorio, pero también fue muy autorreferencial y autoritaria, con todo el poder concentrado en sus dirigentes. Su jefe máximo, Umberto Bossi, y sus herederos, especialmente su hijo Renzo Bossi, se encuentran ahora en el peor escándalo judicial de su historia política y de su vida.
Ya se habla del inicio de la Tercera República, tras la dimisión de Bossi de la dirección de la Liga el 6 de abril pasado y después de la caída, en octubre de 2011, del gabinete de Berlusconi en medio de escándalos, más sexuales que meramente políticos, y por falta de credibilidad internacional e interna.
El tesorero del partido, Francesco Belsito, y otros colaboradores cercanos de los Bossi están siendo investigados por tres procuradurías a causa de presuntos fraudes contra el Estado y desviación de fondos del partido y de los militantes, al haber malgastado el dinero destinado a la actividad política y a la propaganda para enriquecerse y comprar títulos de estudio falsos, financiar escuelas, coches y actividades de los familiares del mismo líder Bossi. Su hijo Renzo, apodado “trota” (trucha), ya renunció a su cargo de consejero regional de Lombardía y va a obtener una insultante indemnización de 40 mil euros como liquidación.
Sobre algunas paredes en la calle, el lema de la Liga “Patrones en nuestra casa” ya cambió por “Ladrones en nuestra casa”, lo cual es sintomático de la indignación de los militantes y las bases que, desde siempre, habían creído en el partido que les prometió barrer a los viejos políticos de “Roma ladrona” y que, ahora, salió con negocios aún más sucios y necesita limpiar su propia casa
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http://desinformemonos.org/2012/04/italia-y-el-fin-de-la-segunda-republica/print/
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