lunes, 2 de abril de 2012

Uruguay y la Educación, Opinión

Educación clasista y corporativismo empresarial

Julio A. Louis, Docente

.Los sindicatos docentes y los consejeros electos por los docentes han afirmado que los acuerdos multipartidarios encaminan a la privatización de la enseñanza. Ejemplifican con la “reforma Rama” y apuntan contra el “modelo chileno” y la implementación impulsada por el Banco Mundial. A su vez, el presidente del Codicen licenciado Seoane y otras autoridades, argumentan que no se tiende -como en Chile- ni a la municipalización ni a la privatización. No obstante, aunque tales acuerdos no conduzcan al “modelo chileno”, la izquierda y el gobierno debieran saber que las fuerzas del bloque dominante ansían ampliar la escisión educativa -en el mundo, en la región y en el país- proponiendo una enseñanza de mala calidad para las mayorías en las instituciones públicas, y otra selectiva y de buen nivel en las instituciones privadas. Mientras el arma de la mentira se emplea para confundir: el editorialista de “El País” (29 de enero) opina del presente que “Los resultados son calamitosos y parecen condenar a más de una generación a la exclusión del conocimiento y asegurarles la marginación”, “olvidando” que la orientación neoliberal de las últimas décadas es la gran responsable de la marginación de varias generaciones.


La derecha propone que el Estado financie a la educación privada (monseñor Cotugno insiste) de modo que el laicismo se evapore en beneficio de concepciones conducentes -por ejemplo en escuelas de Estados Unidos- a la interpretación creacionista (anticientífica) contra la teoría evolucionista de Darwin. Les molesta la presencia de docentes en los organismos rectores de la enseñanza desde los tiempos en que la Federación de Profesores de Secundaria pugna y vence a las listas oficialistas hacia fines de los 60. Es cuando su candidato, electo por los profesores efectivos, el Dr. Rodríguez Zorrilla es vetado por el Poder Ejecutivo y llevará a la “ley Sanguinetti” que impide el acceso de los docentes a los organismos de conducción. Tergiversan afirmando que los sindicatos “ostentan el poder absoluto” (editorial citado). Apuntan a desplazar a “las mayorías sindicales”, “mayorías” compuestas por dos consejeros en cinco en la ANEP y uno en tres en los consejos desconcentrados. Se ofuscan contra “la entente” entre los sindicatos y el Frente Amplio, que en estos organismos aseguraría las mayorías que la constitución otorga al partido de gobierno en otros organismos estatales. Amenazan “desactivar” a Fenapes y reclaman la coacción contra los sindicatos. Alientan a crear y expandir instituciones privadas de formación docente. Potencian a las instituciones privadas, apostando a su superioridad económica empresarial para que “los empleadores elijan a sus empleados” y no al revés, es decir para que los asalariados no puedan elegir la institución en la que trabajarán (Dr. Ignacio de Posadas, “El País” del 29 de enero). Intentan destruir la escuela vareliana, en la que han sido educadas generaciones en valores igualitarios y democráticos. Y aspiran a disminuir el rol de la Universidad de la República en beneficio de las privadas, proceso iniciado por la dictadura de la “Seguridad Nacional” cuando ésta rompe el histórico monopolio de la Universidad de la República mantenido desde los orígenes del Estado oriental, en beneficio de la Universidad Católica (la primera, sí, nacida en1984).

La campaña contra la educación pública ya rinde frutos y conduce a muchos padres a pagar para separar a sus hijos de los “otros”, a asegurarles una educación selectiva aprovechando las ventajas que le ofrecen a esa educación privada los recursos aún insuficientes de la pública (aunque hayan aumentado significativamente), el que se permita que institutos privados expulsen a los repetidores complicados y -digámoslo también- a comportamientos inapropiados de quienes no asumen como debieran su condición de servidores públicos. Con contenido clasista y lenguaje descarnado, el Dr. Luis A. Lacalle ya había definido que el sistema educativo “debe ser un sistema de selección por excelencia”.
“El estudio es una oportunidad que el país da gratuitamente pero que debe ser aprovechada, y quién no lo haga tendrá que quedar a un lado y ocupar un lugar de menor importancia”, “el éxito será solo de los mejores” (11/XII/1991, “La República”).

Pero, ¿cuál es la “excelencia” reservada a los sectores populares?
El retaceo de recursos a la educación para reducir los costos del Estado (auspiciado por los organismos internacionales del capital financiero) se traduce en varios países de América Latina liderados por México, en sustituir docentes por clases dictadas en televisores. En México, la quinta parte de los alumnos del sector público estudia frente a un televisor, especialmente en los medios rurales y las periferias de las ciudades. Los resultados demuestran la inferioridad de esa enseñanza en relación a los establecimientos educativos tradicionales. Pero mientras se sumerge en mayor ignorancia a los sectores populares, el gobierno estimula que las familias pudientes envíen a sus hijos al sector privado. Los programas mexicanos imitan al estadounidense “No Child Left Behind” (“Que ningún niño se quede atrás”) que recompensa con un “bono financiero” (esto es, con mayor apoyo económico) a las escuelas y docentes que obtengan las mejores calificaciones en el denominado examen “Enlace”. En suma, profundizan las desigualdades, ya que las escuelas primarias y tele-secundarias de los sectores pobres obtienen menores recursos en tanto tienen peores resultados.

El gobierno y el Frente Amplio debieran prestar suma atención a esta perspectiva. Se debe fortalecer en todos sus niveles a la enseñanza pública y cesar los privilegios concedidos a los institutos privados. No es necesario acordar con el pensamiento que compartimos de Fidel Castro, respecto a su “profunda oposición a la enseñanza paga” sino recordar el ranking iberoamericano SIR (2010) que ubica por su calidad a 607 universidades de España, Portugal y América Latina. La Universidad de la República figura en el sitial 71, la Católica en el 371, la de Montevideo en el 413 y la ORT en el 426 (“Búsqueda” del 3-6-2010). La capacidad de convicción, esto es la hegemonía, reside principalmente en la educación. Lo sabe el bloque de clases dominante y lo debemos saber los trabajadores y el pueblo. Quien controle la educación diseñará el futuro e interpretará el pasado.

Fuente: Visión Universitaria

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