LA GUERRA DE ESTADOS UNIDOS CONTRA IBEROAMERICA
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En Langley, una pequeña ciudad del Estado de Virginia, ubicada a pocos kilómetros de Washington, está la sede de la Agencia Central de Inteligencia - CIA - o como suelen llamarla con cierta familiaridad; sus agentes y empleados: "La Compañía". En una pared de mármol del vestíbulo central está inscripta una frase tomada del Evangelio según San Juan: "... Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres". En el piso, diseñada con colores brillantes está el águila imperial y bajo sus garras yacen los símbolos de los Estados Unidos rodeados por un círculo que encierra al conjunto. En el interior del semicírculo se lee: Central Intelligence Agency y en la parte inferior United States Of América. Esta es la insignia del aparato de espionaje global, encargado de la guerra sucia y secreta que libra el moderno imperio en todo el mundo y con especial énfasis en nuestros pueblos latinoamericanos.
A los políticos de alto nivel, a los representantes de la "clase superior" y a los directores, jefes y empleados de la CIA, les agrada e interesa que esa nefasta organización dedicada a la subversión, al sabotaje y al terrorismo se la conozca como el "gobierno invisible", "el Estado en el Estado" o de modo simple como la "organización más secreta". A través de una propaganda sofisticada, técnica y científicamente ejecutada se han creado muchos mitos, que envueltos en ropajes misteriosos, han provocado sentimientos de temor y respeto entre el pueblo norteamericano y en los países tercermundistas, víctimas de las operaciones clandestinas de la Corporación. Películas "made in Hollywood", series de televisión, reportajes sensacionalistas difundidos por todos los medios de comunicación social relacionados con problemas de inteligencia, servicios de información o "documentos extraconfidenciales", han contribuido para crear y agrandar la imagen de la CIA, como si ella estuviera integrada por héroes que luchan por la verdad, la justicia, la paz y los derechos humanos y que vencen en todas las batallas a los "malos" -lease comunistas, fascistas, islamistas, etc- para salvar a los pueblos y a los hombres de la barbarie de los totalitarismos.
La realidad es diferente. Los hombres y mujeres de la CIA no son héroes ni están identificados con los valores fundamentales del humanismo. En su esencia, son meros instrumentos del imperialismo y como tales cometen toda clase de crímenes y delitos en contra de gobiernos, Estados, naciones y pueblos a los que los Estados Unidos debe dominar y tenerlos bajo su control, para ejercer sus planes expansionistas y hegemónicos. Tampoco es cierto que la CIA actúe bajo la frase del Evangelio según San Juan ya que la mentira y el engaño son parte de sus armas preferidas y características particulares y no es verdad que la CIA por si y ante si sea el "gobierno invisible" o el "Estado dentro del Estado".
El mentís inicial a las patrañas y fábulas de la CIA, provino del ex-agente de la "Compañía" Philip Agge, quien sostuvo por ejemplo que el "Director de Inteligencia - DIC - se describe como un hombre con dos sombreros. Primero, él es el consejero de inteligencia principal del Presidente y del CNS (Consejo Nacional de Seguridad), y segundo, él es el Director de la CIA. Directivas formales se dan al DIC a través del CNS mediante documentos provenientes del DIC y dirigidos a los miembros apropiados de la comunidad de inteligencia incluyendo la CIA. Estos documentos se llaman directivas del Director de Inteligencia Central, DDIC. Dentro de la CIA, estas DDICs están particularizadas en gruesos y cambiantes volúmenes de regulaciones y otras instrucciones... Estos son los documentos que rigen todo, desde la compilación de las operaciones de inteligencia en el extranjero a través de operaciones políticas, psicológicas, paramilitares, al igual que operaciones de comunicaciones y trabajos de compilación electrónica de inteligencia. La documentación y estructura burocrática muestran claramente que lo que la agencia hace es seguir órdenes del Presidente y del CNS. La CIA no toma decisiones sobre política ni actúa por cuenta propia. Es un instrumento del Presidente".(1) Y, el presidente de los Estados Unidos responde al objetivo permanente e inalterable de la "clase superior": cumplir con el destino manifiesto. Entonces no existe ningún gobierno invisible y menos un Estado dentro del Estado ni es la todopoderosa y más secreta organización del imperio. En consecuencia, los primeros responsables de los crímenes y toda clase de delitos que ha cometido la CIA en nuestros pueblos, son sin lugar a dudas, los presidentes de los Estados Unidos.
Ante esa irrefutable verdad fracasan los apologetas de la CIA, que como Harry Ramson, el especialista norteamericano en asuntos de inteligencia llegara a afirmar que la "Corporación" es "la fuerza motriz principal de las maniobras políticas internacionales" (de los Estados Unidos).(2). "Tras estas apariencias se deja ver nada más que el deseo de mantener en la sombra el papel de los que rigen realmente la política, ocultar el hecho de que la CIA es, en efecto, un instrumento obediente de los círculos gubernamentales. La descarada injerencia de la CIA en los asuntos internos de otros Estados hace que ésta ponga en marcha planes expansionistas del capital monopolista que procura establecer su dominio en el mundo entero" sostiene F. Sergueev. (3)
Los servicios de inteligencia de los Estados Unidos y en particular la CIA tienen trabajos específicos que desarrollar y entre ellos se destacan la subversión desestabilizadora, sabotajes y terrorismo contra regímenes considerados "molestos" o "peligrosos" para el imperialismo, el soborno descarado hacia gobiernos, autoridades y políticos, organizaciones de trabajadores, estudiantiles y populares y ejecutan un sinnúmero de actividades como promover huelgas, organizar manifestaciones de masas, agitar a los pueblos para ocasionar disturbios políticos, interceptar teléfonos, abrir correspondencia privada y oficial, desarrollar acciones de propaganda, dirigir y distribuir anónimos y pasquines, instruir en prácticas de torturas, desapariciones y asesinatos a los aparatos represivos nacionales, acciones encaminadas fundamentalmente contra todo cuanto huela a comunismo y socialismo, movimientos progresistas y democráticos, contra hombres y mujeres que ansiaron y ansían para sus pueblos, el fin de la tutela yanqui.
En las oficinas del complejo arquitectónico de Langley, se planifican las actividades de la CIA y desde allí se destinan a los agentes-espías-terroristas, a diversos países del mundo. Especial atención de los gobiernos norteamericanos y su tenebroso brazo CIA, está dedicada a América Latina, región considerada como propia pero casi siempre reacia a ser sometida a la total hegemonía yanqui, porque a estos pueblos les sobra patriotismo y voluntad de ser libres. En contrapartida, a las clases dirigentes -civiles y militares- les falta amor a sus patrias porque aman al dólar, por sobre todo cuanto es y existe, tanto que le convirtieron en su Dios y bandera y el dólar es semilla de su podredumbre moral y base del imperio para someter a nuestros pueblos.
Los oligarquías criollas y sus títeres identificados con las derechas políticas y económicas son intermediarios en los procesos de neodominación y neocolonización, nexo de la CIA y coautores de sus éxitos en la ejecución de sus operaciones criminales, puesto que "por más dinero y poder que tenga la CIA, sus siniestros planes no pudieran avanzar y cumplirse de no mediar la complicidad y podredumbre de la burguesía nacional, que traicionando a su Patria, se pone al servicio de una potencia extranjera a cambio de dólares y para mantener la opresión y explotación sobre nuestro pueblo".(4) En base a esa complicidad, la CIA ha obtenido triunfos y éxitos en Latinoamérica pero ha fracasado ruidosamente en Cuba en donde existe un Gobierno Popular y Democrático que entiende a plenitud el significado de soberanía y dignidad y en donde vive un pueblo comprometido con un proceso revolucionario de verdadera libertad e independencia, que conoce del sentido heroico de la historia de su Patria y de la que ha huido la burguesía -que en su eterna actitud felona es- cómplice de los afanes de la CIA y del imperio, en sus despreciables planes, diseñados para derrocar al Gobierno del Comandante Fidel Castro y proceder a liquidar la Revolución y "reinstaurar en Cuba la democracia y la libertad", al estilo norteamericano, que es lo mismo que volverla al redil de los dictados yanquis a los que están sometidos nuestros países.
América Latina ha ocupado desde siempre un lugar especial dentro de los proyectos expansionistas y hegemónicos de los Estados Unidos porque le es importante desde dos vertientes:
1.- Disponer a su antojo de las riquezas naturales y humanas y
2.- ocupar su territorio con fines fines estratégicos de su agresiva maquinaria de guerra enfilada a dominar al mundo.
Estas son las razones para que los círculos gobernantes del imperio hayan convertido a nuestras naciones en víctimas de los dictados neocoloniales y hayan convertido a nuestros pueblos en receptáculos de las acciones criminales de la CIA.
Para un mayor y efectivo control del imperio hacia América Latina, la Agencia Central de Inteligencia estableció la División del Hemisferio Occidental, bajo dependencia del Directorio de Operaciones. Esta División está subdividida en cinco secciones:
1.- Comprende a México y los países de América Central con especial énfasis en Nicaragua, Guatemala, Honduras, El Salvador y Panamá. Costa Rica no es un Estado que cause mayores problemas al status norteamericano.
2.- Subdivisión o Sección que controla a los países de El Caribe y en particular a República Dominicana, Haití, Jamáica, Bahamas, Bermudas, Granada. Puerto Rico, en su calidad de Estado Libre Asociado, es una virtual colonia norteamericana.
3.- Es la Sección encargada de las actividades que ejecuta en los países del Pacto Andino: Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú. Chile está incluida en esta Sección.
4.- Es la sección dedicada exclusivamente al Brasil, país que por su tamaño, situación geográfica, desarrollo económico y problemas sociales y políticos es considerado clave en los planes de dominación expansionista para América del Sur.
5.- Sección establecida para el control de los países de la Cuenca del Río de la Plata: Argentina, Uruguay y Paraguay.
Cuba, por su decisión revolucionaria, por ser el primer país latinoamericano libre del dictado del imperio y por ser la primera experiencia en la construcción del socialismo en esta parte del mundo, se hizo acreedora a convertirse en centro de actividades y de todo tipo de operaciones encubiertas de la CIA, a través de una subsección altamente especializada.
En cada país existe una Estación, ubicada en las capitales estatales, generalmente adjunta a la Embajada USA.
CadaEstación está dirigida por un Jefe de Operaciones que actúa bajo la fachada de algún estatuto diplomático; como primer secretario o consejero político, para que en caso de necesidad, se ampare en la famosa inmunidad diplomática. Los agentes y empleados de la CIA desarrollan sus actividades bajo las órdenes del Jefe de Estación ya sea que tengan asignación en la capital de la República o en alguna otra ciudad considerada de importancia, pero todos los espías de la Corporación tienen una "fachada" legal ya que son funcionarios de la Embajada de los Estados Unidos, de los consulados, de la Agencia para el Desarrollo Internacional -AID-, de fundaciones norteamericanas con fines "humanitarios" y de "ayuda", de sectas religiosas protestantes como los Testigos de Jehová, los Mormones o cualesquiera otras "iglesias" o son miembros de secretarías, de los Cuerpos de Paz, de YMCA, Care, Caritas, Punto IV, institutos lingüísticos, institutos culturales norteamericanos, Comisión Fulbright de estudios de inglés y concesión de becas, agencias internacionales de prensa de origen norteamericano o infiltrados en agencias de terceros países e incluso son miembros de múltiples delegaciones oficiales del gobierno estadounidense, que suelen recorrer por nuestras naciones, en el cumplimiento de sus tareas depredaroras y miserables actividades de dominación, con el pretexto de "estabilizar la región y salvaguardar las sagradas instituciones democráticas y las libertades de los pueblos" o de "ayudas" que enmascaran las verdaderas intenciones de subyugación a nuestros pueblos.
Jamás, en la política exterior norteamericana referida a Latinoamérica existió transparencia, honestidad y sinceridad. Nunca los Estados Unidos comprendieron la realidad de nuestros pueblos y sus esperanzas de justicia social e igualdad económica en regímenes democráticos, soberanos, independientes y libres. Las relaciones del "coloso del Norte" se fundamentaron en tesis expansionistas y falsas teorías, en condiciones de desarrollo desigual y en sus particulares planes estratégicos de detención del comunismo a raíz del triunfo de la Revolución de Octubre en la Unión Soviética, planes que se incrementaron luego de la derrota del fascismo con la que concluyó la II Guerra Mundial y que inmediatamente originó la "guerra fría", situación que permitió a los Estados Unidos convertir a nuestra América Latina en el ficticio escenario de la lucha entre la democracia y el totalitarismo, según términos que tanto gustan usar, para justificar sus agresiones en el subcontinente.
Desde la falsedad de las ópticas imperialistas le llevó a Herbert L. Matthews a afirmar que :"No es necesario ser demasiado estrictos al describir las relaciones diplomáticas de los Estados Unidos con América Latina. La geografía nos sitúa en el mismo hemisferio y, como consecuencia, la historia nos es común. Gradualmente, nuestros destinos se han ido forjando al unísono y hoy se entretejen nuestros patrones políticos, comerciales, de estrategia y de cultura. Nuestras relaciones de hoy son el resultado de la colaboración que nos trazó el pasado, de los comunes objetivos que hoy consideramos posibles y deseables y de las acciones que hemos de emprender para llevar a feliz término nuestros propósitos".(5)
La verdad es que estamos condenados a ser vecinos por asuntos geográficos y nada más, porque los pueblos latinoamericanos nada tienen en común con los pueblos norteamericanos. La historia entre Estados Unidos y Latinoamérica es una historia de saqueos y agresiones por parte de los primeros y el destino común es un sofisma puesto en práctica por el "destino manifiesto" que jamás permitió que se "entretejan nuestros patrones" y mucho menos que tengamos "comunes objetivos", cuando el objetivo de los Estados Unidos es la imposición hegemónica del dictado imperialista y el objetivo común latinoamericano es la unidad de nuestras naciones para librarnos de una vez y para siempre del tutelaje yanqui. El propio Mathews reconoció la diferencia en el momento de analizar la situación de las relaciones hemisféricas al decir que: "El rasgo sobresaliente lo constituye la denominación que los latinos dan a los Estados Unidos: "El coloso del Norte". Nuestro poderío y riquezas y su debilidad y pobreza son el fondo sobre el que se mueve el drama del hemisferio. La regulación y conciliación de estas desigualdades, en un clima de lucha general entre la democracia y el totalitarismo, es el problema principal. La brecha que existe entre nosotros se ha ido ensanchando; nosotros nos hacemos más ricos y los países de América Latina, salvo algunas excepciones, permanecen estancados o son más pobres aún...". (6) La pregunta lógica es: ¿Por qué los pueblos latinoamericanos siendo potencialmente tan ricos son en realidad tan pobres? O como se ha dicho: "Los países latinoamericanos son pordioseros sentados sobre barriles de oro". No es que las naciones latinaomericanas sean así por ignorancia o estupidez, sino porque viven bajo un sistema de infame explotación, del que no han podido liberarse, por su propia desunión propiciada por los oligarcas criollos con el auspicio del intervencionismo norteamericano.
El problema principal no es la lucha entre democracia y totalitarismo sino la injusta distribución de la riqueza, la injerencia despiadada de los Estados Unidos en nuestros pueblos, el sometimiento de las clases gobernantes a los intereses monopólicos del imperio, la subordinación de los intereses nacionales a los apetitos del capitalismo y las transnacionales y la desfachatada corrupción de gobiernos y autoridades de todo nivel, que se venden por unos cuántos dólares para entregar nuestros más valiosos recursos a la explotación indiscriminada y sin control, por parte de las empresas norteamericanas. Pero como decía Mijail Gorbachov, antes de sus veleidades capitalistas: "Los sacos de dinero pueden verse convertidos en barriles de pólvora. Tarde o temprano el capitalismo tendrá que escoger también aquí entre la política de fuerza y desvergonzado saqueo o la posibilidad de cooperar sobre una base equitativa. Se necesitan soluciones de fondo en interés de los pueblos de los países en desarrollo" (7) Y, a los Estados Unidos ni convienen ni interesan las soluciones de fondo sino el uso de la fuerza en contra de nuestros pueblos, para continuar ad infinitum con sus programas de saqueo y dominación neocolonial.
Por eso y para eso se diseñaron las doctrinas de la política norteamericana y se crearon un sinnúmero de entidades que actúan amparadas en posiciones de fuerza y en perfecta sincronización entre la diplomacia y los servicios de inteligencia, el Pentágono y los aparatos de guerra, el Gobierno Federal y los medios de comunicación social, el complejo industrial-militar y la "clase superior" propietaria de los oligopolios esparcidos por el mundo.
Latinoamérica es una unidad geográfica, social-cultural e histórica dentro de la diversidad porque es también un continente pluricultural y multiétnico; y, de estas características y particularidades surge su fuerza renovadora, su pujanza en busca del desarrollo e identidad y su rebeldía y razones de vida, expresadas a lo largo de cinco siglos porque desde el descubrimiento de América, los pueblos lucharon sin fatiga contra los imperios que impidieron forjar su propia historia y maniataron su progreso a través de procesos de aculturación, alienación, desnacionalización, desnaturalización y manipulación de los hechos sociales, económicos y políticos. "Todas las grandes potencias nos han utilizado para su desarrollo, nos han aniquilado y explotado, ayudados por quienes también usufructuaban una parte de la riqueza de nuestro suelo. A pesar de tanto atraco y despojo nos seguimos manteniendo, seguimos luchando, seguimos buscando una autenticidad", afirmaba Josefina C. de Calle, en la obra "América Hoy".(8) Pero desde el fondo de su compleja problemática, los pueblos intuyen que nuestra América Latina es el continente del futuro y por eso emprenden en luchas de liberación, desiguales, heroicas hasta lo sublime, contra el actual imperio y sus funcionarios y portavoces nacionales.
Los gobiernos norteamericanos saben perfectamente de la realidad de pobreza-miseria crecientes de los pueblos latinoamericanos, de su clamor por el derecho a forjar su propio desarrollo, de la inaplazable necesidad de conquistar la justicia social y de los sentimientos nacionalistas que anidan y crecen en 400 millones de indígenas, mestizos, negros, blancos y decenas de etnias que conforman el conjunto social, pero al mismo tiempo; obnubilados por las doctrinas de dominación y el "destino manifiesto", desestiman nuestro potencial revolucionario e insurgente contra el que se estrellan la política diseñada para América Latina, las agresiones militares, las operaciones clandestinas de la CIA, que ciertamente logran éxitos coyunturales pero nunca permanentes porque los pueblos se niegan a morir atrapados en las garras del imperio que siembra hambre, ignorancia y desunión; y paradójicamente, por encima de los afanes imperialistas y muchas veces, desde las cenizas y desolaciones, soledades y abandonos, se levantan desde campos y ciudades, selvas y montañas, desde las mazmorras, torturas, desapariciones, cementerios y tumbas clandestinas, para levantar las banderas de nuestros libertadores. Por eso fracasan las políticas norteamericanas con respecto a América Latina y por eso las subyugaciones no han sido ni serán eternas.
enlace:
www.red-vertice.com/disidencias/textosdisi23.html
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