En el mundo de las armas el país productor nunca sabe a qué manos van a parar.
Dicke Emanuelsson
En esto del comerico de las armas por parte de los países productores hay mucho de doble moral. Por un lado, es impensable que un país le pida a otro explicaciones por el destino de las armas por él fabricadas porque en la economía de mercado al comprar determinado producto deja de ser propiedad del productor para ser propiedad única y exclusiva del comprador.
Lo que el comprador haga con el producto vendido es cosa del comprador y a él y sólo a él le cabe la responsabilidad si la vende más adelante, o las regala, o las use indebidamente, o sea, puede hacer lo que le dé la gana con el producto adquirido. Así como el productor de una camisa, productos químicos que se usan para producir cocaína, o armas, ya no tiene ningún derecho sobre el producto vendido, tampoco tiene derecho a exigir por el uso dado al producto vendido.
En el caso de las armas los países productores saben que el producto que ellos fabrican y comercializan no es un producto para producir bien a la humanidad. Es un producto para la destrucción. Una destrucción muy especial. La destrucción de la vida del ser humano. Y ese producto y la destrucción de vidas humanas se convierte -al comercializarlas- en dinero. Nada más que en vil dinero. Ahora bien, ¿cuántos millones de dólares mueve la industria de armas en el mundo? ¿Cuánto mueve Suecia?
Por ello es muy extraña esa doble moral que muestran las autoridades suecas cuando le exigen a la república bolivariana de Venezuela ´explicaciones´ sobre las armas que ellos les vendieron al gobierno venezolano. Que entre otras cosas, no fueron compradas por el gobierno del Presidente Hugo Chávez Frías, sino vendidas hace más de 20 años. En esos 20 años es mucha el agua que ha corrido debajo del puente.
Esas armas, 3 según parece que son, bien pudieron ir a parar a las FARC -si es verdad que las FARC las tenían-, vendidas por los que en muchos ejércitos del mundo trafican con las armas que tiene ese ejército. O pueden haberse perdido. O desechadas por dañadas, botadas y recogidas y reparadas por expertos artesanos de armas. Como se vé son muchas las posibilidades así como muchos son los interrogantes que aún subsisten.
Colombia montó una alharaca pero todavía no ha mostrado uno de los lanzacohetes. Pareciera por el escándalo que fueran más que 3 lanzacohetes, pero apenas son tres según dice el gobierno colombiano! Tres! Me pregunto: Las autoridades suecas se han preguntado por las muertes de los miles de personas que han producido las armas suecas en el mundo? Han exigido explicaciones a los usuarios de las armas por ellos fabricadas?
La respuesta naturalmente es NO. Y es no por lo dicho anteriormente sobre la economía de mercado. Ahora bien, países como Estados Unidos, Bélgica, España, y demás fabricantes de armas han exigido ´explicaciones´ cuando sus armas asesinan seres humanos en Oriente Medio, Irak, Afganistán, Colombia, África, incluso en los mismos Estados Unidos? La comunidad internacional debería -y debe- entonces instaurar demandas ante la CPI por los miles de muertos causados por sus armas asesinas.
¿Qué tendríamos que decirles a los fabricantes de los G-3 que Carlos Andrés Pérez le ´donó´ al FSLN? ¿Qué ´explicación´ se le pediría al ´Gocho´ Carlos Andrés? Qué explicaciones le pediríamos a los Estados Unidos por los miles de rifles M-14 y demás fusiles estadounidenses que legan a manos de las bandas de narco-paramilitares con las cuales han asesinado ya más de 147.000 colombianos?
¿Por qué farisaicamente condenan sólo hacia un lado, el lado de los sectores populares latinoamericanos, pero para el otro lado su mirada se dirige en sentido contrario? ¿Por qué tanta bulla con lo de los lanzacohetes? ¿Por qué Suecia, mi país, se presta a un espectáculo mediático que ha podido ser solucionado por los canales diplomáticos? ¿Por qué Suecia se alinea al lado de Uribe y compañía? ¿Cuáles son los intereses que mueven éste alineamiento? ¿Serán las inversiones suecas en Colombia? ¿Serán las inversiones futuras en la industria del biocombustible, industria que se ha erigido sobre el desplazamiento de más de 4,5 millones de colombianos?
Triste papel el que está jugando el gobierno de derecha sueco. No debemos olvidar que los vendedores de armas son cómplices de todas las muertes que causan ´sus´ armas. Desafortunadamente esa es la triste realidad.* reportero sueco en América Latina
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