CONSEJO DE LA NACIÓN CHARRÚA
DECLARACIÓN DE TACUAREMBÓ
Medio Ambiente
El Consejo de la Nación Charrúa, reunido en Asamblea en Tacuarembó los días 7 y 8 de junio de 2008, ha resuelto tomar posición con respecto a los graves riesgos que significan el cambio climático y el deterioro de nuestro entorno vital.
Los pueblos indígenas del Abya Yala no concebimos al hombre y a la mujer como entes ajenos a los elementos que sustentan su vida, como el agua, el aire y la tierra, por eso consideramos que atentar contra éstos, es atentar contra nuestras vidas.
Los charrúas del Uruguay no estamos ajenos a esta cosmovisión, y por ser los guardianes herederos de nuestro medio ambiente, haciendo honor a nuestros ancestros, declaramos nuestras preocupaciones.
Si bien creemos que este gobierno ha heredado un país forestado con políticas que han favorecido la compra indiscriminada de tierras por extranjeros, el uso irresponsable de de nuestros suelos y de ventajas legales otorgadas a multinacionales, decimos que el actual no ha hecho lo necesario para cambiarlo.
Reclamamos parar ya la forestación indiscriminada, detener la instalación de plantas de celulosa en Uruguay, dando un nuevo destino a la madera, como fabricación de viviendas, muebles, etc, por considerar, obviamente, menos contaminante y a su vez, generador de más mano de obra.
Reclamamos también impedir el uso de las tierras tradicionalmente dedicadas a la producción de alimentos para los pueblos, para las plantaciones de monocultivos destinados a biocombustibles. No solamente porque tienen como destino la energía del primer mundo, sino porque además porque provocan hambruna en los sectores más pobres de la humanidad, y en éstos, en primer lugar, las poblaciones indígenas.
Denunciamos, asimismo, que el uso de nuestras tierras para la plantación de soja transgénica y el uso indiscriminado de agrotóxicos, provocan el inexorable deterioro de nuestros suelos, comprometiendo el futuro de las generaciones venideras.Reclamamos, además, que no se utilicen predios para depósito y enterradero de deshechos tóxicos contaminantes.
También decimos que la tala de montes nativos para la creación de monocultivos, elimina la biodiversidad de grandes extensiones de nuestras tierras. Y la modificación del medio disminuye la variedad de especies autóctonas en el reino animal y permite la proliferación de especies agresivas que provocan daños irreparables.
Reclamamos respetar la reglamentación vigente con respecto a la conservación de la flora y fauna autóctonas, desarrollando políticas para incrementar espacios dedicados a ellas.
Difundir en las escuelas la importancia que tiene la biodiversidad para conservar los ecosistemas, teniendo como referencia otros países, donde ya se ha prohibido la plantación de árboles que no son del lugar.
Para los indígenas el planeta es un cuerpo vivo, único, donde nosotros no somos más que partes indisolubles, y por eso creemos que el agua es la sangre de la tierra.
Por lo tanto, enfermarla con monocultivos y agrotóxicos, es atentar contra la vida.
En nuestro país no sabemos cuál será el destino de nuestros recursos acuíferos, como tampoco sabemos cuáles son los planes del Banco Mundial con respecto al Acuífero Guaraní. Por lo tanto reclamamos que el pueblo sepa cuáles son los objetivos finales, pues alertamos que defenderemos nuestros recursos, nuestros bienes naturales, a como de lugar, pues consideramos que ellos están en peligro.
Reclamamos la discusión con el pueblo sobre las acciones que están provocando cambios en nuestro entorno vital, sobre todo cuando hoy se anuncia la explotación de elementos radiactivos.
El Consejo de la Nación Charrúa siente una responsabilidad histórica sobre los destinos de esta Nación, amenazada por la desmesurada voracidad capitalista.
Otros pensamientos y otras costumbres se han impuestos en nuestra tierra en los últimos doscientos años, sin embargo decimos, a pesar del genocidio y el olvido impuestos, que si bien convivimos con estos nuevos paradigmas, los charrúas estamos vivos, somos una Nación y defenderemos la vida por encima de la muerte.
Tacuarembó, junio de 2008
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