sábado, 13 de diciembre de 2014

Argentina: La masacre de Margarita Belen: la dictadura de la ignorancia.


 Desde (y antes aún) los fusilamiento en etapas patagónica, el bombardeo a Plaza de Mayo, los sucesos de la Semana Trágica y el ajusticiamiento en los basurales de José León Juarez, por citar algunas gangrenas históricas que igonora o mutila la histografía oficiosa, la impunidad en todas ellas es un signo emblemático. Los hermanos Reinafé oscilaron, como péndulos expiatorios, en los patíbulos federales del crímen de Juan Facundo Quiroga, pero el verdadero asesino intelectual persiste en las sombras del manipulado anonimato. La impunidad. La impunidad es la mercenaria actriz en la tragicomedia política de la nacionalidad: Lavalle se desangra por las ráagas de una partida, Moreno se hunde, previa matanza, en el vasto mar. Peñalosa mira vacío desde la pica en la plaza Olta, y sus responsables -encubiertos y protegidos- sobreviven a sus víctimas. Los víctimarios son los inocentes paradojales a la luz del espejo visoso de nuestra patética identidad.  
Aquí, en la comarca de Impunia, seudónimo inequívoco del Chaco, el fenómeno homónimo caracteriza su crónica viviente que apenas trasciende la centuria fundacional. En esas diez décadas, inimo guarismo en la gesta de un pueblo, suedieron dos genocidios sucesivos: Napalpi (20 de julio de 1924) y Margarita Belén (13 de diciembre de 1976), denominados con el sustativo idéntico "masacre".     
leer más:http://www.desaparecidos.org/arg/voces/ensayos/ortega.html   

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