Mariano Pacheco
En sus "Intempesitivas sobre la historia" el filósofo Federico Nietzche escribió que necesitamos a ésta "de manera distinta de como la necesita el refinado ocios que se pasea por el jardín del saber, aunque él mire con condescendencia nuestras grosear y torpes necesidades y miserias". Es decir la necesitamos para la vida y para la accion..." Tambien en ese texto emblemático el pensador alemán sostiene que uno de los tres modos de "pararse" frente al pasado es a través de la consideración monumental de la historia, aquella que pone el foco en que si lo grande alguna vez ha existido, puede que exista entonces otra vez. Partiendo de este punto de vista, entonces rescatar grandes momentos de la historia tiene sentido solo si sirve para poder interrumpir el andar y mirar hacia atrás, tomar aliento y continuar con la marcha y no para empequeñecer los momentos en donde lo monumental parece estar ausente.
Qué duda cabe, las generaciones militantes del 60 y del 70 fueron las últimas (las más cercanas al tiempo), en apostar a grandes transformaciones. El resultado es conocido: Terrorismo de Estado, derrot de las apuestas revolucionarias y, en principio, una sana conclusión: mejor democracias que dictaduras, nun más asesinatos políticos en masa.
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