sábado, 29 de noviembre de 2008
Y ahora utilizan a Fidel para atacar a Ortega
TEGUCIGALPA,. 081128N
A veces uno no se deja de sorprender por la llamada oposición en Nicaragua. Desde la "izquierda" rosada (MRS) ataca a Ortega y el FSLN por tener un pacto con Alemán, líder del derrotado PLC. MRS y su jefa Dora Téllez han atacado al FSLN por haber perdido su personería jurídica por no haber cumplido la misma ley electoral que ellos apoyaron en la década -90. Por eso convocó la cúpula de MRS a su gente para votar por al candidato a la alcaldía de Managua, el representante de la extrema derecha anticomunista Eduardo Montealegre, el 9 de noviembre.
¿Y Montealegre, quien es?
Fue ministro en dos gobiernos neoliberales, y uno de estos, Violeta Chamorro, rompió las relaciones diplomáticas con Cuba). Montealegre es antichavista y "anti" todo lo que huele "progresista" en este mundo, particularmente América Latina. Pero para los Rosados del MRS es importante crear un amplio frente contra la dictadura de Ortega, que comparan con Somoza.'
Esta mañana escuché en la emisora La Primerisima el programa "Causa y efecto", por Julio López en donde este leía una crónica por Eduardo Sánchez en el diario "El Nuevo Diario", órgano del MRS, supuestamente "independiente" pero independencia de la oligarquía nica no tiene nada. Y es notorio que han tenido problema desde esas columnas para poder formular una crítica de "izquierda" contra los resultados electorales el 9 de noviembre. Estas fueran vigiladas por delegados y observadores internacionales de 26 países, expertos en elecciones porque gran parte de ellos trabajan en los Consejos Electorales Nacionales en sus respectivos países. No estaba "Centro-Carter" ni los observadores de la OEA. Dos organismos internacionales que tampoco estaban en las elecciones en Estados Unidos cuando fue electo Obama. Y no es porque no deberían estar ahí, porque las elecciones en USA realmente deberían ser cuestionadas desde todo tipo de ángulos. Pero no, no están tampoco "Ética y Transparencia" que marchan con MRS y la derecha Nica contra la "Dictadura Orteguista" y quieren que van a ser tomados en serio. Semejante hipocresía.
Pero para elegir un alcalde en un pueblito apartado en las montanas o en las selvas de Nicaragua es cuestión de vida o muerte para la democracia nicaragüense que estos organismos, muchas veces financiados y apoyados por las agencias como USAID, NED, tienen representación en los comicios. Y los otros, los representantes de los 26 países, mayoría latinoamericanos, no se puede contar porque "la Sociedad Civil" o "La Embajada" no tienen influencia en ellos.
Pero el Nuevo Diario y MRS, ante su inminente muerte política como consecuencia por su alianza con la extrema derecha "pitiyanquie" nicaragüense, ahora intenta de aprovechar el intocable prestigio del Comandante Fidel. ¡Que descaro más grande pero que ilustra su desesperación! Observa y escribe el señor Edwin Sánchez, que Fidel no ha escrito una sola línea sobre el alboroto que han causado los derechistas nicaragüenses en las tres semanas que ha pasado desde las elecciones municipales. Y como Fidel no ha escrito nada sobre el tema esto es muestra y prueba que el incuestionable comandante de la Revolución Cubana no está de acuerdo con los resultados y que, indirectamente, mete el cuchillo al Comandante Daniel Ortega.
Es un sofisma bien sucio y clásico por un demagogo. E insiste que ni Fidel ni Chávez temen a los observadores internacionales. Claro que no, y tampoco Ortega que, y no dice el columnista, no se ha opuesto ningún observador internacional en las elecciones porque no es de su competencia. Es del CSE de decidir de eso.
Y quienes son los integrantes del CSE que han trabajado desde el 2001? Pues tres liberales del partido PLC derrotado, tres integrantes del FSLN y un presidente, Roberto Rivera, independiente. Y es de notar, que los siete firmaron todas las actas de la Juntas Receptoras de Votos (RJV) después de haber recibido esas actas de las 11.800 juntas electorales (JRV) locales en donde, generalmente, los liberales tienen mayoría. También estas actas fueron firmadas en cada mesa de votación después de haber sido contados los votos por estos fiscales.
Los observadores internacionales profesionales en las elecciones avalaron todos los resultados el 9 de noviembre. ¿Pero qué pasa con los tres máximos integrantes liberales (PLC) del CSE? Fueron expulsados de su partido por Montealegre y Navarro porque pusieron sus firmas en las actas y avalaron el resultado en donde ganó los sandinistas. ¿Y qué? ¿Qué alternativa tenían ellos antes los hechos? Pues, parece que su ética y profesionalismo es real y autentica porque su candidato, Eduardo Montealegre, no entregó ni una sola prueba o ninguna de sus supuestas actas electorales que decía disponer para comprobar el famoso "fraude" que las agencias del Terrorismo Mediático" ha molido desde el 9 de noviembre. Ni siquiera pararon de gritar "FRAUDE" después de que el CSE accedió y recontó todos los votos en las elecciones para la alcaldía de Managua que fue reconfirmado por 4500 fiscales que hizo el conteo en el Estadio. La letanía de Goebbel sigue gritando "Fraude".
Le da lástima a uno ver tan profundo una izquierda y unos ex guerrilleros pueden caer para satisfacer sus necesidades personales y a complacer el antiguo enemigo político y hasta enemigo militar. Pero lo que realmente es repudiable es que utilizan la obra revolucionaria e imagen de toda una vida de un personaje como Fidel. Eso si es imperdonable. Puede ser que Fidel pueda tener discrepancias con el proceso sandinista, como ha tenido con los revolucionarios colombianos. Pero otra cosa es utilizar a Fidel para justificar su verdadera traición a todo lo que se llama principios éticos revolucionarios para aliarse con lo que Sandino mencionaba como "los peleles" locales en Nicaragua al servicio del imperialismo estadounidense.
Dice el Departamento de Estado en Washington que van a congelar la ayuda económica a Nicaragua por el repetido "fraude". Los europeos de la UE, dirigido por una abrumadora de gobiernos de derecha, no quieren quedarse atrás y proponen que ellos pueden financiar una repetición de las elecciones municipales en Nicaragua. Porque cuando ganan sus peleles todo es limpio y puro mientras cuando gana los representantes del cambio, gritan fraude. ¡Que propuesta más humillante a un pequeño pero heroico pueblo como el Pueblo de Sandino!
Los derrotados en el PLC están sangrando políticamente, como dice el excelente columnista William Grisby de la Radio la Primerisima en un comentario sobre las maniobras sucias de los peleles y los representantes del imperialismo. Y agrega, que esto lo que sucede en Nicaragua es nada menos que una confrontación de clase. Los sandinistas en Nicaragua aceptaron en anteriores elecciones que si, fueron fraudulentas en muchos aspectos, las derrotas sin hacer revueltos en las calles. Lo mismo pasó con los chavistas cuando perdieron una parte de Caracas, los estados Miranda, Carabobo y Zulia. Mientras tanto los peleles nicas y los Pitiyanquies venezolanos en donde perdieron alcaldías el 9 y el 23 de noviembre respectivamente, causaron destrozos, robos de computadoras en oficinas municipales, etcétera y gritaron "Fraude" y atacaron las instalaciones de las Misiones sociales y hasta los cubanos internacionalistas. Y la cosa es muy concreta, por que los "hermanos de clase" venezolanos que ahora atacan a estos internacionalistas cubanos en Venezuela son los que apoyan a Eduardo Montealegre porque son de la misma clase social con el mismo Patrón.
Pero el pueblo de Sandino no va a dejar a llevarse. Es un pueblo cada día más organizado que logró aislar y desarmar a los intentos de golpe de estado en Nicaragua por su propia fuerza después de las elecciones el 9 de noviembre. Y eso asusta a la oligarquía, tanto en Nicaragua como en Venezuela o, para no decirlo, en todo el Campo del ALBA, ahora más aún si se llegar a realizarse una profundización de las decisiones monetarias entre estos países para aislar el dólar como divisa en el comercio entre las naciones del ALBA.
Por eso tiene poco tiempo porque la consolidación de un proceso político como el del ALBA no se puede permitir llegar a niveles en donde es irreversible para regresar el reloj de la historia de la lucha de los pueblos.
México en la misma encrucijada: La "delincuencia"
Pedro Echeverría V.
1. La lucha de clases no fue inventada por Marx, existe desde que hace milenios las sociedades se dividieron en clases sociales, es decir, desde que una clase explotadora minoritaria, poseedora de los medios de producción y otra clase social mayoritaria, explotada y oprimida, se confrontan. Sólo desaparecerá la lucha de clases (ahora sí explicada por Marx) cuando se acaben las diferencias que crean el trabajo asalariado y el capital explotador. Son esas enormes diferencias entre las clases las culpables de los robos, asaltos, secuestros, asesinatos e injusticias. Así que los seres humanos si queremos vivir en paz, con justicia y sin violencias primero tenemos que luchar contra las causas que destruyen las relaciones de igualdad y la buena vida en la sociedad. Como alguien diría: no es un problema de policías, ladrones o de leyes férreas, sino de cambiar (radicalmente, desde la raíz) las estructuras sociales de desigualdad que las están haciendo posible.
2. Los millonarios mexicanos, los que controlan los grandes negocios, la alta política y los medios de información, están desesperados; reclaman cada segundo al gobierno porque no se dedica a acabar con la inseguridad, el secuestro y los robos. Además exigen que el congreso establezca la pena de muerte para aniquilar lo que llaman la “delincuencia organizada”. Lo que no dicen esos cínicos ricos que saquean al país, es que los únicos culpables de la llamada “delincuencia” son ellos, que son los grandes empresarios y el gobierno quienes han llevado a México a las peores condiciones de desempleo y miseria, así como a una gran desorganización en la que los negociantes empresarios y políticos siempre salen ganando. La llamada “delincuencia organizada”, que ha penetrado hasta las esferas más altas del gobierno y de las organizaciones empresariales, es más de lo mismo: gran acumulación de riquezas para las mismas personas. Duermen juntos y hacen el amor.
3. Si bien a un campesino, a un obrero, a un profesor, a una ama de casa, los han asaltado por la gente más miserable, desempleada o pobre con necesidades de comida, los más propagados asaltos, secuestros y asesinatos se han centrado contra la gente que presume muchos ingresos y propiedades, así como contra los muy famosos multimillonarios que aparecen en los consejos de administración, en las listas de propietarios de bancos, grandes comercios e industrias y en la plana mayor de la política. Si esos secuestros no han sido en mayor número es porque los poderosos usan decenas o centenares de guardaespaldas para su familia, andan en vehículos blindados y viven en residencias resguardadas por miembros del ejército disfrazados de policías privados. Y nadie podrá frenar la llamada delincuencia (tal como la han establecido en las leyes) mientras persista la polarización de clases, es decir, el desempleo y la miseria, por un lado, y la gigantesca acumulación de riquezas, por otro.
4. A mí, en 50 años de recorrer las calles de la ciudad de México, nunca me han asaltado; le decía a una amiga que (aterrorizada por los medios de información) comentaba que ella nunca viajaría al DF por miedo a ser asaltada. Mi hija entonces intervino: “Pero papá, cómo te van asaltar si con ese cabello, esa barba, esa gorra y tu forma de vestir, creen todos que tú eres el asaltante”. ¿Por qué a un indígena, a un campesino, a un marginal que duerme en la calle le pueden robar sus huaraches o su cobertor?, porque como decía el viejo poeta y sabio: “siempre habrá uno más pobre que yo que recoja las hierbas que otro pobre arrojó”; pero no tengo duda que los asaltos y secuestros sólo se registran en sociedades injustas y desigualitarias. Marx, al parecer, llegó a calificar de “lumpen proletario” a los deshechos humanos de la sociedad capitalista, aunque luego Marcusse parece haberlos reivindicado como sujetos revolucionarios marginados en la sociedad capitalista en descomposición.
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Brian. El maleficio de la duda
Por Miguel A. Semán
(APe).- Hay muertes que nacen huérfanas. Otras, en cambio, desde el principio exigen responsables. Las primeras navegan y se pierden sin pena ni gloria en el río caudaloso de las injusticias, pero la opinión mediática no tolera que las segundas se desvanezcan sin la cara y el nombre de un culpable. No importa la verdad, tampoco la justicia. Lo único que importa es encontrar la figura que encuadre en los parámetros del mal.
Decir que se encontró al asesino tranquiliza. Anunciar que fueron a sacarlo de la villa confirma los presagios. Saber que tiene 14 años entusiasma a periodistas y gobernantes filicidas que sostienen, palabras más palabras menos, que deben ser exterminados en la infancia.
En estas situaciones el sistema penal argentino aplica el “maleficio de la duda”, un viejo principio criollo que dice que en caso de duda deberá estarse en contra del pobre, del negro y del villero, y si además de alguna de esas tres características el sospechado es menor de edad, el maleficio se convierte en condena inapelable.
Brian, parece ser el protagonista de uno de estos casos. Detenido en un procedimiento dudoso en la Villa Puerta de Hierro de La Matanza, pocos días después es declarado autor confeso del crimen de San Isidro. Casi inmediatamente empezó a decirse que la confesión había sido arrancada con tormentos, y en medio de las denuncias, cuando ya algunos medios lo habían calificado de chacal, asesino y sub-humano, se fuga de una manera inexplicable a la casa de un pariente. La misma policía dijo que cuando lo encontraron el chico se largó a llorar.
Los maestros de la ESB Nº 141 de La Matanza, adonde estudiaba Brian y siguen yendo sus hermanos, se muestran consternados y no creen en la imputación. Ellos aseguran que es un alumno inteligente, capaz y confiable, con una historia escolar como cualquiera, pero que “goza de los atributos necesarios para ser estigmatizado porque vive en una villa, porque es pobre, porque su piel no es tan blanca. Y porque nadie está supervisando las pericias que posiblemente sirvieran para incriminarlo porque la familia no dispone de los medios económicos necesarios”.
Al intendente de San Isidro aquel hecho trágico le sirvió para denunciar una invasión de delincuentes a su distrito y para reflotar su proyecto de “inimputables cero”. No sea cosa que en el afán de buscar culpables lejanos nos encontremos con dos víctimas en vez de una y que después vayamos por más. Todos saben que siempre habrá una villa a mano para ir a sacar un pibe cuando la furia colectiva lo reclame.
Un planteo fallido
Sigamos sus sabios consejos: desempolvemos los viejos revólveres que todavía andan escondidos arriba de algún ropero y andemos con ellos a la cintura por nuestras peligrosas calles. Así nos sentiremos a salvo de tantos males que nos acechan.
Viva la autodefensa, uruguayos: no perdamos la oportunidad de tirar algún balazo si nos quieren robar la garrafa, o si descubrimos que nos quieren llevar la ropa de la azotea. Y si le pegamos en la cabeza mejor, porque esos son delincuentes que no tienen códigos y que atentan contra nuestra tranquila y “burocrática” manera de vivir.
Aplaudamos a los nuevos John Wayne que a “cohetazos limpios” se dispondrán a salvar a alguna pobre viejita de ser arrebatada en medio de alguna avenida cuando sale de cobrar (seguramente con mejor puntería que la del héroe del Far West).
Pidamos clemencia para las hordas enardecidas por la idea de la justicia por mano propia, esas que ejecutan linchamientos públicos que terminan con la vida de algún “rastrillo” que tiene a mal traer al barrio, (total, en el fondo, vamos a tener una lacra social menos).
Y si papá anda con la canana a la cintura, ¿por qué el nene no puede llevar un arma al liceo para darle una lección a algún compañero “plancha” que lo tiene a mal traer?
Ah, y nos olvidábamos, si alguien lleva la pistola en la guantera y le pega un tiro al inspector de tránsito que lo acaba de multar, o al conductor con el que acaba de chocar, tengamos presente que los buenos ciudadanos también pueden padecer un momento de locura.
Lamentablemente, algunos de estos hechos vienen siendo reiterada portada de la crónica roja de nuestros informativos televisivos de hoy día. Lástima que en estos casos los protagonistas sean los “ciudadanos comunes”, y no los mal vivientes que no respetan nada.
Es que, debemos reconocerlo, no solamente la delincuencia se ha vuelto mucho más agresiva. Mal que nos pese, en todos los estamentos de la sociedad uruguaya, también, ha crecido la violencia. Lo notamos en el tránsito, mientras hacemos la cola para completar algún trámite, en la puerta de un liceo, y hasta en una cancha de baby fútbol. Ni que hablar de la violencia doméstica que en los últimos años ha hecho eclosión con una furia impensable para los tiempos de la “siesta batllista”.
Nos guste o no, la violencia está a flor de piel de mucha más gente de la que creemos, y de la que señalamos con el dedo.
Hace años que la prédica casi insensata de los grandes medios, dando exagerado centralidad informativa a las noticias policiales, (cuánto más truculentas, sangrientas y sórdidas mejor), que muchas veces están rayando en el filo de la alarma pública, viene sentando las bases para este clima que caldea los ánimos de una gran cantidad de uruguayos, y que hace que muchos de ellos vean delincuentes al acecho hasta en su propia sombra.
Y la gente predispuesta en este estado de ánimo, armada e instigada a la autodefensa, como lo hace el compañero Eleuterio Fernández, puede terminar haciendo cualquier desastre.
Cabe aclarar, por las dudas, de que es cierto, de que somos conscientes de que existe un incremento en algunas modalidades de delitos contra las personas, como es el caso de las rapiñas y de los arrebatos. Pero esto no es nada nuevo, ha sido progresivamente así desde quince o más años a esta parte. Y desgraciadamente, muy poco va a cambiar en los próximos tiempos que vendrán.
También tenemos bien en claro el grado de saña y de peligrosidad con que actúa este tipo de delincuencia acicateada por el consumo de drogas.
Pero ni siquiera esto último justifica que un destacado Senador de la República, involucrando a su investidura parlamentaria (aunque estas opiniones las pueda haber vertido como periodista) lance este tipo de arengas que llaman a la desobediencia civil, al menos contra el Ministerio del Interior, y que exhortan no sólo a no devolver las armas, sino que a cargarlas y a tenerlas prontas para ser usadas. Esto nos parece de una irresponsabilidad absoluta porque, este tipo de discursos, no hacen más que “mandar al frente y con un escarbadientes” a mucha gente (aunque esté armada), gente que va a terminar pagando con su vida, o con la de otros inocentes, o con la cárcel, los sabios consejos del compañero Senador. Ejemplos de esto sobran en todo el mundo, y últimamente, aquí también.
Además, no podemos desconocer que estos planteos del compañero Senador, viniendo de quien vienen, por su prestigio y ascendiente, de hecho, significan una “legitimación” que va a llevar a que muchos ciudadanos honestos (sobre todo los enardecidos y los proclives a tanta prédica mediática acerca de la inseguridad) a ir más allá de la legítima defensa e ingresar en los calamitosos terrenos de asumir la ley por mano propia. Por lo tanto, a los desmanes de la delincuencia deberemos sumar, como ya está ocurriendo, los excesos de muchos ciudadanos que confunden autodefensa con licencia para disparar en cualquier circunstancia y contra cualquiera que le pueda parecer una amenaza. Y que esto sea de este modo impone costos sociales que terminan pagando los propios ciudadanos involucrados en estos hechos y sus familias, como también el resto de la sociedad que debe prescindir de ciudadanos útiles que quedan a la par de los delincuentes de los que intentaban “defenderse”.
Por último, aunque habría muchas otras aseveraciones que hace el compañero Huidobro en su artículo “Ya basta” con las que tendríamos que discrepar, no podemos dejar pasar por alto su opinión acerca de que el Uruguay se está encaminando a volverse un “Estado Fallido” como el Congo o como Haití por la acción de esta delincuencia sin códigos.
Nos parece una afirmación que además de injusta, carece de todo fundamento. Pero incluso, mas allá de ello, son concretamente este tipo de discursos los que logran minar el prestigio de ciertas Instituciones vitales para el funcionamiento del Estado y de la Democracia, como en este caso sucede con el Ministerio del Interior, y más que nada, consigue desacreditar la vigencia plena de la Ley.
Y esto definitivamente es lo más grave de todo. Porque cuando el ordenamiento jurídico no es respetado, cuando cualquiera se siente con el derecho de tomar la ley por su propia mano, ahí sí que realmente comenzamos a vivir dentro de un “Estado Fallido”.
Ahora, si no hemos entendido mal en estos más de treinta años de dura lucha, la Izquierda uruguaya ha llegado al Gobierno, entre otras cosas, para dignificar a las Instituciones y transformar al Estado para que sea mucho más fuerte y esté al servicio de las grandes mayorías, nunca para ser convertido en un “Estado Fallido”, de lo que por suerte, cada vez estamos más lejos.
Por todo lo anterior, entonces, y por muchas otras cosas que han quedado en el tintero, lo que sí nos parece que está completamente fallido, y de cabo a rabo, es su planteo, compañero Senador.
José Miguel García González
jomigarcia@hotmail.com
http://www.jomigarcia.blogcindario.com
viernes, 28 de noviembre de 2008
Uruguay: SINO TE MATAN EN LOS BARRIOS, TE MATAN ATRÁS DE LAS REJAS
Venezuela: LOS QUE QUIERAN PATRIA,
¡ VENGAN CONMIGO ¡
Por Ernesto Wong Maestre
Y fuimos con él cinco millones trescientos mil hombres y mujeres en marcha cerrada y unida, "lloviznando cantos" y "en cuadro apretado como está la plata en las raíces de los Andes", sí, con el Comandante Chávez a conquistar una nueva victoria, la novena, en esta confrontación democrática, ahora para poder continuar construyendo con mayor legitimidad y estabilidad política el socialismo bolivariano que es por el bien de todos y para todos.
Sin embargo, muchos de los cabecillas de la oposición que mantienen engañados a cientos de miles de entre los casi cuatro millones de sus votantes, pretenden agredir a todos con métodos violentos y argucias, elaborados en los laboratorios de guerra sucia de la CIA, del Pentágono y de otras muchas agencias creadas para tratar de dominar al mundo. Someter a un clima de terror a los beneficiados de Bario Adentro o de las Misiones Sociales, crearles estados de angustia y socavarles la estabilidad emocional en aquellos territorios que "gobernarán" pero sin control de las alcaldías, ha sido la nota destacada de estos días en que las jornadas postelectorales han coincidido con dos importantes eventos de proyección mundial en los que la Venezuela bolivariana comparte el rol protagónico. Veamos.
ALGUNAS CARACTERÍSTICAS GENERALES Y PARTICULARES
En mi artículo del 19 pasado decíamos que "caracterizar las coyunturas en la revolución es una tarea y comprenderlas dentro de alguna situación revolucionaria es otra crucial tarea". La actual coyuntura postelectoral tiene varias características particulares y varias generales.
Entre las generales, precisamente está la acción vandálica, violenta y contrarrevolucionaria que han usado a lo largo de estos últimos años los operadores políticos-terroristas del imperialismo yanqui –sean grupúsculos, poderosos medios de comunicación o intelectualoides desclasados- para contrarrestar y neutralizar el impacto positivo de actividades y acciones del proyecto bolivariano y de su líder.
Sin dudas, habría que observar en esas escaramuzas e inmorales acciones contra las comunidades la intención de acaparar atención publicitaria de los medios privados –completamente articulados a ellos- para restar atención nacional e internacional a la importante reunión extraordinaria Cumbre del ALBA (Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América) y a la presencia del Presidente ruso Medvedev acompañado de la flota militar rusa. Lo más importante de todo –para pesar del imperio gringo- es que "la tierra sigue moviéndose" y que el Comandante gana en apoyo, más cuando él había alertado de que la violencia reaparecería al salir electo algún opositor.
Esa simultaneidad es una de las regularidades contrarrevolucionarias de los últimos años para tratar de frenar el "huracán bolivariano" que se nutre constantemente de las decisiones del pueblo, y si hay una parte importante del pueblo que se abstuvo, y continúa desatendiendo los avances de su propio país, se demorará más en formarse adecuadamente como ciudadano bolivariano, la única opción ciudadana para construir la nueva Patria con el nuevo hombre y la nueva mujer socialista. Además, en lo externo, pretende disuadir a los pueblos de emprender caminos semejantes y bloquear la gestión internacional de Venezuela.
Una de las particularidades de la actual coyuntura es que se está apreciando aún más, por parte de muchas familias beneficiadas por las Misiones Sociales, la decisión de incorporarse más a la batalla diaria en defensa de las Misiones, tanto en el 81% de las alcaldías que gobernará el PSUV como en aquellas donde la acción gobernadora de la oposición tendrá que simultanearse con la acción del gobierno pesuvista nacional. Y he aquí otra particularidad, en tránsito a generalidad, en todo el territorio nacional.
LOS RETOS DE TODOS LOS PESUVISTAS LUEGO DE RECONOCER LA VENEZUELA REAL Y LAS CAUSAS DE LOS ÉXITOS Y LAS DERROTAS
Por ello, no es del todo exacto decir –como he oído decir a algunos compatriotas o algunas veces decimos nosotros mismos en nuestros diálogos- que "hay territorios donde gobierna la oposición" pues –a decir verdad- en todos los espacios y territorios de la Nación, la acción gobernadora inicial y final, la ejerce el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Comandante Hugo Chávez Frías, y en ninguno de ellos los gobiernos estadales o municipales deberán entorpecer los planes del Presidente ni podrán violar la Constitución Bolivariana sin ser sometidos a proceso judicial.
Dicho de otra forma: todos los proyectos sociales y económicos de la Revolución Bolivariana, que son para beneficios de todos y por el bien de todos, se aplican en todos los territorios del país, y en todos ellos, la responsabilidad moral de que se apliquen adecuadamente recae en los gobiernos regionales y municipales quienes fueron electos por el pueblo, sean de una u otra tolda política, mientras que la responsabilidad política de que ello se realice con éxito es del PSUV, partido de gobierno, quien con su articulación comunal y presencia a través de sus militantes, en todas las instituciones públicas y hasta en las privadas, deberán ejercer su misión contralora, movilizadora, organizadora, orientadora e informativa, de manera que mediante sus canales y redes actúen con eficacia revolucionaria y al mismo tiempo llegue la información y los resultados al gobierno nacional y al Presidente. Ya llegó la hora, ha dicho el pueblo bolivariano, de que todos los bolivarianos se conviertan más conscientemente en parte integrante del "sujeto histórico", pues además, el pueblo cuenta o contará –como nunca antes- con un mecanismo adecuado para apoyar más activamente al líder de la Revolución en su acción social transformadora.
Paralelamente con ello, el PSUV debe disponer, en cada espacio donde los gobiernos municipales o estadales sean encabezados por la oposición, de los mecanismos difusores para dejar bien claro -ante esas comunidades- la labor de zapa contrarrevolucionaria con que la oposición tratará –en su inmensa mayoría- de entorpecer los proyectos sociales bolivarianos. Sólo así, el Presidente alcanzará los objetivos sociales para el ciento por ciento de la sociedad o sólo así, todos los sectores de la sociedad –no implicados en la explotación capitalista como sujetos activos - se convencerán de que el socialismo bolivariano es la mejor alternativa para la familia venezolana y de que para avanzar más rápido deberá elegir siempre a los candidatos de la Revolución.
Tan esa así que todos debemos estudiar, detenida y detalladamente, cuáles fueron los factores del éxito en cada uno de los 265 Municipios y en cada uno de las 17 Estados en que ganaron los candidatos de la Revolución, tanto en la dimensión de la gestión pasada como en la dimensión del candidato electo presente.
El éxito bolivariano en las elecciones siempre se alcanzará como resultado de una combinación de factores muy definidos en tiempo y espacio: a) grado de vinculación, efectividad y reconocimiento social del alcalde o gobernador respecto a los proyectos sociales y económicos impulsados por el Presidente Chávez, que son los que se necesitan para resolver los problemas de las comunidades; b) grado de conocimiento político revolucionario, sinceridad y ética demostrados por el candidato en su labor, tanto para lograr ser propuesto por el PSUV, como para mezclarse e identificarse con los problemas sociales de las comunidades. En ambos casos, la diferencia de impacto social provendrá del nivel de difusión y comunicación que se logre alcanzar, con la calidad de los mensajes elaborados y transmitidos coherentemente con el sentir revolucionario y socialista, y de la potencia de las acciones en su contra que haya realizado la oposición contrarrevolucionaria.
En todo ello desempeñará un papel crucial el colectivo de trabajo del alcalde o gobernador y su disciplina partidista. Todos deberán recordar diariamente lo que nos ha alertado siempre el líder: "no dejarse arropar por gente con valores capitalistas". Y cuando tenga alguna cercana, por grado de amistad o familiar, trate siempre de hacerla comprender y demostrarle porqué se debe ser firmemente socialista, y nunca la abandone a las influencias adversas. Lo esencial es estar consciente de ello y no dejar que ese tipo de persona actúe en su nombre o ejerza influencia cobijada en su amistad o familiaridad en contra de la línea partidista.
Ante la nueva situación revolucionaria, visualizada y expuesta en artículos anteriores, las perspectivas de que el pueblo bolivariano siga avanzando y engrosando sus filas, estarán determinadas por a) la ejecución cada vez más eficaz y eficiente (términos que deben ser examinados a la luz del desideratum constitucional bolivariano) de los alcaldes y gobernadores pesuvistas que ejercerán su labor de dirección colectiva en sus espacios de gobierno, así como b) de la gestión, también eficaz y eficiente, de los militantes pesuvistas con responsabilidades regionales, locales y nacionales. No hay mejor imagen que ese símbolo planteado por el Comandante Chávez de los "dos brazos (gobierno y partido) de un mismo cuerpo", el cual debe convertirse -en cada rincón de esta tierra bolivariana- en un acontecimiento real y diario, pues el cuerpo no está formado sino por ese conjunto de proyectos sociales y económicos que se llama construcción del socialismo bolivariano.
Por primera vez en diez años, cada alcalde y cada gobernador contará no solamente con su equipo de gobierno, sino con todo un pueblo en vías de organizarse sólidamente en torno al PSUV y que ya dio su primera señal al mundo con el rotundo triunfo del 23 de noviembre, augurado por muchos y musicalizado por muchos, en particular por Vilma y Wilson de "Lloviznando Cantos" y por el cantor Pirona, entre otros, a quienes les reconocemos su organicidad intelectual de avanzada y su creatividad para ilustrar con símbolos y música a todo un pueblo trabajador y esperanzado.
Sólo así tendremos nuevas victorias revolucionarias en las batallas que se avecinan y sólo así continuaremos alegres y felices batallando "con todo" junto al Comandante Chávez porque –como también dicen mis hijos- ¡queremos Patria!.
¡Estamos en el mejor momento de la Revolución!
¡Nos enorgullece construirlo!
¡Disfrutémoslo!
La vida en los campamentos de las FARC
www.rebelion.org
Uno de los principales logros de la fabricación industrial del consenso consiste en la cancelación a priori de toda disidencia radical. Se trata de aplastar de antemano cualquier pensamiento crítico y hasta la más mínima posibilidad de oposición seria al sistema.
Mezclando en un mismo collage las imágenes más oscuras de las novelas antiutópicas clásicas (Un mundo feliz de Aldous Huxley, 1984 de George Orwell o Fahrenheit 451 de Ray Bradbury) con las historias más truculentas de terror infantil, las usinas comunicacionales del imperialismo han fabricado un nuevo fantasma, macabro, tenebroso y amenazador. Se trata del supuesto “narco-terrorismo”, reemplazante del antiguo espantapájaros conocido como “conspiración comunista”, típico del cine de la guerra fría.
Así han fabricado un nuevo demonio, completamente amorfo, omnipresente, inconmensurable, impensable, incluso inimaginable.
Ese nuevo Lucifer que persigue la caza de brujas contemporánea, deporte preferido del neo-marcartismo, asume diversos nombres y rostros, según la conveniencia del momento. Uno de los más célebres es el de Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), enemigo a muerte en todas las hipótesis de conflicto que manejan los yanquis.
Detrás de las telarañas desinformativas del poder, más allá del laberinto de manipulación de cables, agencias y comunicados oficiales, del otro lado de las operaciones de guerra psicológica, campañas mediáticas y totalitarismo cultural, ¿cómo serán realmente las FARC-EP? ¿Qué rostro tendrán en la intimidad estos guerrilleros sin seña, sin rastro y sin nombre? ¿Qué costumbres asumirá su vida cotidiana? ¿Qué soñarán cada noche y cada mañana, cada cumpleaños y cada 31 de diciembre?
Para imaginar la vida de las guerrillas contamos con aquellos relatos épicos del Che Guevara (Pasajes de la guerra revolucionaria), de Omar Cabezas (La montaña es algo más que una inmensa estepa verde) o el ya clásico de Jorge Ricardo Masetti (Los luchan y los que lloran). Se trata de historias, en todos estos casos, sobre Cuba y Nicaragua. No obstante, hasta donde sabemos, exceptuando dos excelentes biografías de Manuel Marulanda escritas por el historiador Arturo Alape (Las vidas de Pedro Antonio Marín, Los sueños y las montañas), la revolución colombiana no tiene todavía relatos que nos muestren el mundo cotidiano de la insurgencia. Las FARC esperan esas historias, tarea que comenzó a ser colmada en el cine por el reciente film Guerrillera (del director danés Frank Piasecki Poulsen, disponible en internet). Excelente documental que le pone rostro cotidiano al espectro itinerante y clandestino de la guerrilla. Fantasma temido, odiado o admirado, pero siempre desconocido.
El historiador uruguayo Ezequiel Rodríguez Labriego ha tenido este año el privilegio de conocer en vivo y en directo la vida íntima y cotidiana de las guerrillas colombianas, el supuesto “monstruo”, según el imaginario inquisitorial del Pentágono, la CNN, Uribe y la extrema derecha troglodita.
Junto a un sacerdote francés, dos sociólogos italianos y una periodista norteamericana, Rodríguez Labriego ha visitado en las montañas de Colombia los campamentos de las FARC. Allí pudo observar, dialogar y convivir con los y las combatientes de este ejército del pueblo que en pleno siglo XXI sigue hostigando al imperialismo yanqui y sus prepotentes bases militares con las banderas entrañables de Simón Bolívar, el Che Guevara y Manuel Marulanda.
A continuación reproducimos parte de la entrevista que le hicimos a Rodríguez Labriego, focalizando el interés en los aspectos más cotidianos de su experiencia, aquellos que humanizan a los y las combatientes comunistas, los rescatan del retrato gótico y monstruoso que la CIA ha dibujado para demonizarlos, devolviéndolos al terreno sencillo pero hermoso de la construcción del hombre nuevo y la mujer nueva del siglo XXI.
La entrevista al historiador uruguayo que muy amablemente accedió a nuestras interrogantes fue realizada en la Universidad de Río de Janeiro (Brasil) el 28 de octubre de 2008, ocasión en la que también tuvimos el honor de conocer y dialogar con la historiadora brasilera Anita Prestes, hija de otro legendario combatiente revolucionario de América Latina, Luis Carlos Prestes.
¿Por qué se le ocurrió ir a conocer a las FARC-EP?
Rodríguez Labriego: Por múltiples razones., pero principalmente por dos. En primer lugar, por una curiosidad que me surgió al leer el libro Rebeldes primitivos del célebre historiador marxista británico Eric Hobsbawm, cuando analiza diversas rebeldías campesinas y dice, refiriéndose a las FARC (Hobsbawm las conoció de primera mano), que el caso colombiano constituye “la mayor movilización campesina del hemisferio occidental”. En segundo lugar, porque me sorprende, me incomoda y me indigna el brutal silencio —muchas veces cercano a la complicidad con el poder— que hoy rodea y encubre a Colombia. Entonces, me pregunto: ¿le vamos a otorgar crédito de veracidad al terrorista y guerrerista Uribe? ¿Le vamos a creer? ¿Vamos a callarnos la boca sobre el genocidio que hoy padece el pueblo colombiano? Por estas razones, algunas históricas, otras presentes, quería conocer en forma directa a las FARC, sin “filtros” macartistas. Por eso fui. Te aseguro que no me arrepiento.
Néstor Kohan: ¿Cómo viajó hasta los campamentos?
Ezequiel Rodríguez Labriego: Bueno, a través de una larga travesía. No es fácil llegar. Varios días de autobús, camión, camioneta, lomo de mula, muchas pendientes, cuestas empinadas, bajadas abruptas, cruces de riachos o arroyuelos y finalmente caminatas en la montaña, en el barro y bajo lluvia, mientras los combatientes que nos guiaban nos iban contando historias sobre la gesta de Simón Bolívar. Era realmente emocionante sentir que Bolívar los acompañaba, que no era una figura meramente decorativa o un frío objeto de estudio, como suele suceder en la Academia cuando se estudia la historia de América Latina.
Néstor Kohan: ¿Qué imagen tenían de Bolívar estos jóvenes guerrilleros?
Ezequiel Rodríguez Labriego: Me dio la impresión de que ellos, los jóvenes de las FARC, sentían a Bolívar como uno más de sus compañeros, como uno más de sus propios combatientes. Ellos se imaginaban, por ejemplo, que Bolívar, aunque aparece en todas las estatuas de las plazas esculpido o retratado a caballo y con un gesto napoleónico, de conquistador, en realidad andaría en mula, ya que en esas montañas donde luchó el Libertador, el caballo ve dificultada su marcha mientras la noble mula, quizás menos elegante y majestuosa, puede arreglárselas para subir y bajar esas ríspidas, resbaladizas y embarradas pendientes. Se preguntaban, también, si a Bolívar le gustaría bailar, si se escaparía a ver muchachas (decían, en broma, que cuando el Libertador iba a ver a la novia no podía ir en mula, allí tendría que ir a caballo... para tener mejor “presencia” como galán [Risas]). También se planteaban si Bolívar acaso no tendría la piel oscura y el pelo rizado, en lugar de aparecer como blanquito... Para estos combatientes Bolívar era un ser humano de carne y hueso, con una vida cotidiana como cualquiera de ellos, no un pedazo de bronce, no una estatua muerta y petrificada.
Néstor Kohan: ¿Cómo fue la llegada?
Ezequiel Rodríguez Labriego: ¡Todos embarrados! [Risas]. Nos caímos varias veces. Los combatientes nos ayudaron solidariamente a levantarnos. Trataban de ayudarnos. Nos alentaban. Allí descubrimos un detalle práctico, ningún calzado de la ciudad sirve para esos lugares. Los revolucionarios insurgentes están acostumbrados a caminar por lodazales de 20 ó 30 centímetros de barro como algo “normal”. Como llovía muchísimo nos prestaron capas impermeables. Fue entonces cuando escuché la primera de las muchas bromas. Al sacerdote francés y a mí nos bautizaron “Batman y Robin de la primera generación, antes de que se inventara el automóvil, cuando todavía andaban en mula”. [Risas]. El primer vínculo con los guerrilleros comunistas se abrió entonces con una broma. Otra broma lo cerró al final de la experiencia. Cuando nos fuimos, al despedirnos, nos dijeron: “Esta tierra los saluda y los despide con orgullo... No cualquiera se anima a besarla con el culo...”, aludiendo con ironía a nuestras caídas en el barro. [Risas]. El humor estuvo a la orden del día todo el tiempo.
Néstor Kohan: ¿No encontró entonces a la gente de las FARC derrotada, desmoralizada y cabizbaja?
Ezequiel Rodríguez Labriego: ¡No! ¡Al contrario! Los encontré alegres, con una moral muy alta, con una convicción muy fuerte y seguros de que van a triunfar. No era una pose o una puesta en escena. Se los veía seguros. A eso atribuyo el humor y las bromas (entre ellos y con los visitantes, siempre en un tono de cordialidad, de amistad solidaria y de camaradería). Si estuvieran derrotados, como los presenta el presidente Uribe y la inteligencia militar colombiana, así como los grandes multimedios que difunden los comunicados de las Fuerzas Armadas y su visión de la guerra, si se sintieran vencidos, pensando que van a ser aplastados y aniquilados —sobre todo por un ejército tan salvaje e impiadoso como el colombiano, asesorado y dirigido en el terreno mismo por los yanquis— no se la pasarían haciendo chistes o bromeando. Es algo de sentido común. ¿no? El humor expresa algo. Creo que es producto de una moral combativa alta y de una fuerte convicción en el triunfo popular.
Néstor Kohan: ¿El acceso a los campamentos era directo?
Ezequiel Rodríguez Labriego: No, había que dar antes muchas vueltas. Pero lo que más me sorprendió es el contacto previo con poblaciones que los apoyan y sostienen. La propaganda oficial, de la que se hacen eco los grandes medios de comunicación, los pintan como bandoleros, como una banda de forajidos armados y sin ideología, aislados del pueblo o detenidos en el tiempo. Yo vi otra cosa bien distinta. No lo leí, no me lo contaron, lo vi con mis propios ojos. Gente común de los poblados y pueblos que los apoyan, mayormente trabajadores, campesinos, vestidos con ropa muy humilde. Mujeres del pueblo con muchos hijos (recuerdo por ejemplo una señora, muy joven, muy humilde, con una mula donde iban tres niños y ella iba a pie embarazada de un cuarto niño...). Toda esa gente de los poblados, civiles, hablan de ellos, de los combatientes de las FARC y de sus campamentos de montaña, diciendo “allá arriba”, “la gente de arriba”, “los camaradas”... (en Colombia casi no se utiliza la palabra “compañero”, todo el mundo se llama “camarada”, es mucho más común). Esas expresiones eran referencias elípticas a los campamentos de montaña de las FARC. La gente de los poblados les pasan comida, cigarrillos, varias cosas. Un grupo revolucionario que careciera de apoyo popular no contaría con esa simpatía y esa colaboración. Por eso los militares y paramilitares de Colombia asesinan tantos civiles, porque estos últimos apoyan a la guerrilla. Es evidente el apoyo que le dan a las FARC. Yo lo vi. Las FARC y sus frentes de trabajo político hacen trabajo social con la gente, con las poblaciones: vacunan a los gurises [es decir a los niños. N.K.], construyen escuelas, puestos de salud, caminos, pequeñas represas para los ríos, gestionan documentación para los niños indocumentados (en el campo son muchísimos los indocumentados). En síntesis, vi muchas familias y muchos niños rodeando a las FARC. Definitivamente es una guerrilla popular.
Néstor Kohan: ¿Cómo los recibieron en los campamentos?
Ezequiel Rodríguez Labriego: El primer contacto fue con los puestos de guardia. Ibamos tratando de mirar el suelo con barro, para no caernos ni resbalarnos y en un momento, al levantar la cabeza y la vista, sorpresivamente nos encontramos con los guardias del campamento a medio metro [Risas]. Cuidaban el campamento frente a las incursiones del Ejército. Lo primero que les dijimos fue “no podemos darles la mano porque estamos todos embarrados” [Risas]. Nos topamos con ellos sin haberlos visto. Luego seguimos subiendo y llegamos al puesto de la comandancia. Allí nos recibieron los comandantes. Fueron muy amables. Nos sentamos alrededor de una mesa llena de libros. Luego trajeron la comida. Había muchos libros y, repito, muchos chistes. Todo el tiempo había risa, me sorprendió ese humor. Yo esperaba encontrar gente muy seria, como en las películas y me encontré algo muy distinto. Muchas bromas. Los colombianos lo denominan “mamar gallos”, es decir, hacer jodas, bromear. A lo largo de toda la experiencia, en varias ocasiones, cuando hacía preguntas tenía que preguntar varias veces, porque seguro que las primeras respuestas eran en broma. No me costó acostumbrarme, nosotros también comenzamos a devolver las bromas (aunque a los visitantes de Europa les costaba a veces comprender las ironías). Nada más lejos de esos combatientes, de esos muchachos y chicas, que la tristeza, la sensación de derrota o el desánimo.
Néstor Kohan: ¿Llegaron de noche o de día?
Ezequiel Rodríguez Labriego: Era plena noche, no se veía nada. La selva es muy oscura. Los árboles son altos, muy altos. La vegetación es espesa. A veces hay neblina.
Néstor Koha: ¿Se alumbraban con faroles como en nuestros campo donde no hay luz eléctrica?
Ezequiel Rodríguez Labriego: ¡No! [Risas]. Es distinto al campo que nosotros estamos habituados a ver. Había muy poca luz, porque los aviones del ejército colombiano cuentan con una nueva tecnología militar proporcionada por los Estados Unidos. Esa nueva tecnología de control, que facilita la represión del ejército, está formada por el uso del satélite, por globos espías y hasta aviones sin tripulación, que cuentan con instrumentos que en tiempo real detectan concentraciones de humo, calor y luz en la selva y así, automáticamente, vienen los aviones militares y comienzan a bombardear. Por lo tanto de noche hay poquísima luz. Pero en ese primer encuentro igual nos veíamos las caras. Había un pequeño foco y linternas. De repente un combatiente alerta “Avión...” y todo el mundo apaga la linterna. El campamento entero queda oscuro y no se ve absolutamente nada. Y allí nomás florece una nueva broma. Como en la guerrilla no se sabe si el ruido es de aviones comerciales o aviones militares, es decir, bombarderos de las fuerzas armadas, simplemente se refieren al avión como “el jet” que se pronuncia “el je” (sin la “t” final), entonces te aclaran riéndose que se trata del “el je... el lleno de bombas...”. Un humor muy cáustico.
Néstor Kohan: ¿Escuchaban música?
Ezequiel Rodríguez Labriego: En realidad había mucho silencio, sólo se escuchaban los sonidos de la selva, los grillos, la lluvia, las ramas que se movían cuando había viento, quizás el tintineo del agua de algún arroyo, aunque de lejos se escuchaban noticias. Lo que sucede es que “la guerrillereada”, como ellos le dicen coloquialmente al personal de la guerrilla, estaba escuchando noticias... Aunque un día nos hicieron escuchar música de las FARC, escrita e interpretada por las propias FARC, con letras revolucionarias y música en distintos ritmos: rock, merengue, tango, salsa, ballenato, etc. La escuchamos en una computadora. Los domingos sí hay música, interpretada por ellos. Los jóvenes tocan la guitarra y el acordeón, también cantan.
Néstor Kohan: ¿Cuáles fueron los primeros relatos y las primeras charlas?
Ezequiel Rodríguez Labriego: Obviamente todo comenzó con diálogos políticos. La situación en Colombia, la violación a los derechos humanos de Uribe de la que nadie habla, cuando semana a semana se secuestra y asesina a dirigentes sindicales, campesinos, curas, monjas, estudiantes, etc. También se habló del trato terrible que reciben los combatientes capturados por el ejército, la necesidad de la solidaridad internacional, los debates actuales del marxismo, etc. Pero a la hora de acostarse también aparecieron otro tipo de historias. Historias de osos, tigres (los tigres que se comen a los animales domésticos de la gente), las culebras... Afortunadamente recién al final, al irnos, descubrí que lo que ellos, los colombianos, llaman “las culebras” eran lo que en Uruguay se conocen directamente como víboras. Yo pensé que hablaban de culebras chiquitas de 10, 15 o 20 centímetros de largo y resulta que se trataban de culebras de hasta dos o tres metros [Risas]. ¡Menos mal que recién descubrí al final el equívoco! [Risas]. Me contaron un cuento, una de las tantas historias de esa oralidad mágica donde la selva va cobrando vida al lado de estos habitantes de las montañas, sobre un guerrillero que capturaba las víboras con la mano, les hablaba y luego no las mataba, las soltaba. Entonces las culebras se iban serpenteando... ¡porque estaban humilladas!. Se movían así por la humillación ante el hombre, ante el guerrillero, ante el campesino [Risas]. Nosotros empezamos a bromear, esperando que las culebras que eran familiares de esa víbora humillada no vinieran a vengarse de su pariente... [Risas]. También nos contaban la historia de otro guerrillero que hablaba con los bichitos del bosque, le decían cariñosamente “el loco”. Parece que era uno de los mejores guerrilleros por su “mística”, por su entrega y disciplina, pero bromeaban que era “loco” por sus ocurrencias y bromas permanentes o porque hablaba con los animales del bosque
Néstor Kohan: ¿Dónde dormían?
Ezequiel Rodríguez Labriego: En carpas. Había camas de caña, madera, aserrín. Había colchones. Plásticos para cubrirse de la lluvia. Barro. Debo destacar el esfuerzo que hacía esta gente para que los invitados se sintieran cómodos. La lluvia por momentos era torrencial, no pasó un solo día sin llover en los campamentos. El barro era omnipresente. Se olía todo el tiempo el aroma de la tierra mojada en medio de lluvia o la neblina. En ese panorama se esforzaban por brindarnos la mayor comodidad. Nos contaron que los guerrilleros deben dormir con gran parte de sus cosas preparadas por si se presenta una situación de “orden público”, combate o asedio militar inminente.
Néstor Kohan: ¿A qué hora se levantaban?
Ezequiel Rodríguez Labriego: Tempranísimo. Antes de las 5 AM. La vida en la montaña y en el campo es muy diferente a la ciudad. Todo comienza antes y todo termina antes. Pero incluso hubo un día en el cual los comandantes querían leer, discutir y debatir las tesis de un libro que hablaba sobre Colombia y América latina, parece que muy polémico, y se levantaron a las 3 AM. Allí todo se escucha. Desde lejos, donde estaba nuestra carpa, escuchábamos el debate. Hay que estar muy politizado y tener muchas ganas de polemizar para levantarse a las 3 AM... ¡a debatir un libro! ¿no es verdad? Nada más lejos de la realidad que yo viví que la imagen oficial de “bandoleros narcotraficantes sin ideología”.
Néstor Kohan: ¿Qué desayunaban?
Ezequiel Rodríguez Labriego: Lo primero que toman, a eso de las 5 AM, es un “tinto”. ¡No es vino! [Risas], ellos le llaman “tinto” al café negro. Luego, más tarde, a eso de las 7 AM, se desayuna mucha comida, arepas (comida hecha con harina de maíz), huevos, etc. Mucha comida, no sólo para los invitados o las visitas internacionales. Un viejo guerrillero nos explicó que las FARC brindan a sus combatientes buena alimentación entre otras cosas para así prevenir enfermedades. Un guerrillero mal alimentado puede enfermarse más fácil. Incluso en términos económicos, resulta mejor comer bien que sanar enfermos. Cada combatiente tiene también su cepillo de dientes y su pasta para prevenir enfermedades en la boca.
Néstor Kohan: ¿Cómo es la vida durante el día? ¿Practicaban tiro o puntería todo el tiempo?
Ezequiel Rodríguez Labriego: No, son muy buenos tiradores (los militares llamaban al comandante Marulanda “Tirofijo”), pero en realidad, la mayor parte del día, todo el campamento es un gigantesco colectivo de trabajo. ¡Trabajan mucho durante el día! Hay grupos de trabajo por escuadra de combate. Cortan leña, serruchan, trabajan la madera, lavan, cocinan, construyen, trasladan distintos materiales. Los campamentos se parecen más a enormes colectivos de trabajadores que a otra cosa. Por eso, nos explicaban, la necesidad de una buena alimentación: mucho trabajo físico. Las mujeres trabajaban a la par de los varones, en todos los ordenes. En la marcha por la selva las mujeres y los varones trasladan mochilas de 30 kilogramos aproximadamente (ellos hablan y miden en libras) con ropa, armas, munición, comida, etc.
Néstor Kohan: ¿Había mujeres en la guerrilla?
Ezequiel Rodríguez Labriego: ¡Muchas! Cargaban armas largas (diversos tipos de fusiles), uniforme de las FARC y, al mismo tiempo, aritos, anillos u uñas pintadas. Ellas llevaban las mismas cargas que ellos y todo el mundo trabajaba por igual.
Néstor Kohan: ¿Quién cocinaba?
Ezequiel Rodríguez Labriego: Había varias cocinas, con hornos fabricados por ellos mismos al estilo vietnamita o cubano, según nos explicaban. Ellos lo denominan “ranchas”. Vi gente cocinando, tanto mujeres como varones, ambos por igual.
Néstor Kohan: ¿Todos vestían igual?
Ezequiel Rodríguez Labriego: Sí, con uniforme verde oliva y las insignias de las FARC-EP. Tenían todos, hombres y mujeres, una pulcritud tremenda. Si nos veían embarrados (por las caminatas) nos hacían bromas, sugiriéndonos que nos cambiáramos. Cada combatiente tiene más de un uniforme, que ellos mismos confeccionan. La limpieza de los combatientes está reglamentada. En medio de ese lodazal todo el mundo estaba limpio. ¡Increíble! De alguna manera se sentían orgullosos, si mi percepción no me engaña, de saber caminar largas jornadas en el barro sin ensuciarse. Se sentían orgullosos de estar así, limpios en medio de la selva. Incluso nos preguntaban con ironía porque estábamos embarrados, diciéndonos: “¿Ustedes no están acostumbrados a caminar en el barro, no es cierto?”. Aunque al mismo tiempo, con la mayor naturalidad, algunos combatientes también nos preguntaban: “¿En serio es la primera vez que visitan campamentos guerrilleros?”... como si fuera lo más normal del mundo... [Risas]. Vestían entonces por igual pero había gente de lo más variada. Vimos combatientes blancos, mestizos, indígenas, afrodescendientes, hombres y mujeres. Se los percibía integrados, en un colectivo integrado. Por ejemplo, vi gente blanca cocinando y sirviendo a gente mestiza o afrodescendiente. Todo lo contrario del capitalismo racista y de la discriminación a la que nuestra sociedad ya nos tiene acostumbrados.
Néstor Kohan: ¿Durante todo el día sólo trabajaban?
Ezequiel Rodríguez Labriego: No, además de comer, trabajar y descansar, también vi reuniones y discusiones que hacían por la tarde. A esas reuniones las denominan “la hora cultural”. En realidad duran una hora y media o dos. Se juntan y escuchan noticias, primero, para analizarlas, después. Luego debaten en una especie de asamblea sobre la noticia del día.
Néstor Kohan: ¿Noticias de qué tipo?
Ezequiel Rodríguez Labriego: Noticias de Colombia y América Latina, principalmente. Pero también de otras partes del mundo.
Néstor Kohan: ¿De dónde obtienen las noticias en la selva y en plena montaña?
Ezequiel Rodríguez Labriego: De la radio y la TV. Miran TV a una hora del día. Principalmente noticieros, por ejemplo TELESUR. También obtienen noticias de Caracol, etc. pero además miraban una serie de TV, partidos de fútbol, etc. Recuerdo uno de los tantos chistes que hacían: “Fulano es un leninista estricto, para él lo primero es el partido... el partido de fútbol” [Risas]. Esta persona no se perdía un partido por nada del mundo.
Néstor Kohan: ¿Cómo debatían?
Ezequiel Rodríguez Labriego: Por grupos, por escuadra. Las escuadras son las estructuras de combate más pequeñas, pero al mismo tiempo son células políticas [en la tradición de pensamiento leninista, las “células” constituyen la forma de organización más pequeña de todo partido político. N.K.]. Lo interesante es que cada escuadra tiene su comandante pero también posee su secretario político. Los dos cargos no puede ejercerlos la misma persona. De esa manea se garantiza la democracia interna en las FARC y la posibilidad del debate. Entonces en las horas culturales dedicadas a la información, la educación y al debate, cada escuadra es responsable de transmitir una noticia. Cuando todas las escuadras dijeron lo suyo, comienza el debate colectivo sobre las noticias. Allí se las analiza críticamente. Hablan todas y todos, la palabra circula. Participan desde quienes tienen mejor oratoria, más fluida, hasta aquellos a quienes les cuesta más hablar o leer en público. Lo llamativo es que hablan y debaten al oscuro o con escasísima luz. Al presenciar esas escenas vienen a la memoria los relatos del marxista norteamericano John Reed cuando escribía la historia de la revolución bolchevique. John Reed, aquel periodista de los EEUU, se asombraba de que los soldados bolcheviques de Lenin, aun con hambre y en medio de la guerra, se desesperaban por recibir noticias o libros en el frente de batalla... Las horas culturales en la selva colombiana me hicieron acordar aquel libro.
Néstor Kohan: ¿Por qué las horas culturales se hacían al oscuro?
Ezequiel Rodríguez Labriego: Por la posibilidad de bombardeos desde los aviones militares. La ausencia de luz estaba destinada a ocultarle a los aviones las posiciones de los campamentos guerrilleros. Los combatientes nos contaban que esas horas culturales antes se hacían con toda luz y viéndose las caras, pero como Uribe ha recrudecido la guerra —todo en nombre de “la paz” y “la democracia”...— y ha recibido últimamente tecnología militar yanqui de última generación dedicada a aniquilar a la insurgencia con el denominado “Plan Patriota”, entonces ya no se podía continuar desarrollando esas actividades con luz. Esa tecnología militar yanqui incluye globos espías o información de satélite destinada a detectar concentraciones de luz, humo o calor en la selva. Eso motiva los debates al oscuro. Es muy raro para alguien que vive en la ciudad asistir a esa especie de asambleas al oscuro, en medio del barro, donde se discute la información de coyuntura. ¡Es muy sacrificado vivir así! Pero todo el mundo participa con entusiasmo, con “mística”, con alegría en las discusiones. Lo que hemos conocido es, realmente, una fuerza político-militar muy informada, muy politizada y muy actualizada en el día a día.
Néstor Kohan: No son entonces unos locos sueltos, perdidos en la selva, que no se habían enterado de que cayó el Muro de Berlín...
Ezequiel Rodríguez Labriego: [Risas] ¡No! Están muy, pero muy informados. No sólo de Colombia sino también de otros países. Reciben visitas. Tienen charlas sobre la lucha popular de otros países. Son internacionalistas convencidos. Además la inmensa mayoría de combatientes que conocí ingresaron a las FARC después de la caída del Muro de Berlín. No son “dinosaurios nostálgicos”. Son marxistas leninistas, guevaristas y bolivarianos, con un proyecto político actual, pensado para América Latina en el siglo XXI. Ese proyecto bolivariano no está pensado sólo para Colombia sino para la Gran Colombia y la Patria Grande, es decir, para toda América Latina. Las FARC constituyen una organización guerrillera muy conectada con el mundo.
Néstor Kohan: ¿No había diferencias de formación entre sus integrantes?
Ezequiel Rodríguez Labriego: La verdad que por el tiempo en que estuvimos no lo podría afirmar. Aunque sospecho que sí. Había trabajadores, campesinos, estudiantes. Algunos tienen oratoria fluida, a otros les costaba más leer en voz alta. Pero todos y todas participaban por igual. ¡La palabra era rotativa! Hasta los más tímidos tenían que hablar. Los roles de organización de las “horas culturales” (especie de asambleas culturales) cambiaban y se alternaban todos los días. Sinceramente los vi muy informados y muy interesados en lo que pasaba en Colombia (por ejemplo movilizaciones urbanas, crisis política, etc.) y en otros países.
Néstor Kohan: Eso en cuanto a los combatientes, ¿y los comandantes?
Ezequiel Rodríguez Labriego: Bueno, debo reconocer que me sorprendieron. Aunque había leído historiografía sobre las guerrillas y había entrevistado alguna vez a dirigentes políticos y guerrilleros de otros países, estos comandantes me hicieron reír mucho [Risas]. Como ya conté, vivían haciendo bromas, entre ellos y con la gente visitante (a los visitantes europeos, me parece, les costaba captar el humor o algunas ironías, pero también compartían las bromas). Además discutían de poesía y literatura. Estaban metidos en una discusión, entre ellos, sobre la obra y el pensamiento del escritor Vargas Vila [modernista, de la generación de Rubén Darío. N.K.]. En la mesa de la comandancia tenían.. ¡La Crítica de la razón pura de Kant!... Allí también vi libros del poeta y revolucionario salvadoreño Roque Dalton, escuché conversaciones sobre Mariátegui, Nietzsche, Habermas, los manuales soviéticos de Konstantinov, polémicas sobre Saramago, entre otros. Los escuché conversar también, con erudición y devoción sobre Simón Bolívar, si murió de muerte natural o lo mataron. También hablaban sobre el pensamiento del Che Guevara. Me pareció, en suma, gente muy instruida, muy leída y preparada. Sobre todo muy sensible. Incluso cuando uno de los visitantes preguntó por los recuerdos sobre el comandante Marulanda, percibí alguna lágrima rodando por ahí. También vi rostros de enojo, indignación y mucha bronca cuando se hablaba de los crímenes de los “paracos” (los paramilitares colombianos), el uso que hacen de la motosierra para mutilar gente, la tortura, el aniquilamiento de dirigentes populares, indígenas, sindicales, campesinos, jóvenes estudiantes. Uno de los comandantes que conocí, de evidente origen campesino, tenía seis hermanos muertos. Al conocer a este comandante campesino, antiguo lugarteniente de Marulanda, recordamos los relatos historiográficos sobre la guerra civil y la revolución de España, con sus generales obreros y campesinos. Pero en todas las conversaciones predomina el humor, las “mamadas de gallo” (bromas) y la falta de acartonamiento. Sobre todas las cosas mucha ironía y mucho humor. ¿No es acaso el humor el mejor gesto de salud mental, imprescindible para llevar adelante cualquier lucha radical en condiciones tan difíciles?
Néstor Kohan: ¿Cómo se sobrelleva la vida en la selva?
Ezequiel Rodríguez Labriego: Era difícil. ¡Mucho sacrificio! Aunque nadie se quejaba y todo el mundo lo tomaba con “naturalidad”, esta gente vive con mucho sacrificio. En primer lugar, nubes enteras y permanentes de mosquitos. Complicado vivir así todos los días, ¿no es cierto?. Ellos lo llaman “la plaga”. Decían, por ejemplo, “hoy hay mucha plaga”, como quien dice “está nublado”, con naturalidad. En las zonas donde no hay tantos mosquitos... ¡hay garrapatas [animales que se prenden en la piel y chupan la sangre.N.K.]. En esas otras zonas también hay avispas. Después están las víboras... En fin, la vida de las guerrillas de las FARC es una vida tremendamente abnegada y sacrificada. Sólo se puede sobrellevar, me imagino, si hay un proyecto político claro, realista y viable que le otorgue sentido y si se tiene íntimamente fe en el triunfo. Sino, no me explico cómo se podría vivir así cotidianamente. Las FARC están seguras de que van a ganar.
Néstor Kohan: ¿Cómo hace la gente para ir al baño?
Ezequiel Rodríguez Labriego: Haciendo las necesidades fisiológicas en un pozo (hombres y mujeres), rodeado de hojas, sin techo, en medio de la lluvia permanente... Dicen que las FARC viven como “magnates”, llenos de lujo y dólares, y como “millonarios narcos”... ¡Por favor! ¡Qué infamia! Te aseguro que todo eso no es más que una burda y miserable propaganda militar, destinada a deslegitimarlos y aislarlos de posibles apoyos, seguramente elaborada por los asesores en guerra psicológica de los yanquis.
Néstor Kohan: ¿Qué balance general hace de todo lo que vio y conoció en los campamentos de las FARC-EP?
Ezequiel Rodríguez Labriego: Cuando recuerdo lo que conocimos en los campamentos pienso en tanto académico mediocre becado por alguna ONG, o en esos periodistas ignorantes pagados por los grandes monopolios, que viven insultando y despreciando a estos jóvenes guerrilleros y guerrilleras afirmando que son “narcos” y no sé cuantas otras tonterías por el estilo. Me genera mucha indignación ver a esos pusilánimes y mediocres calumniar a las FARC. Entiendo si alguien no comparte la estrategia política de la insurgencia comunista y bolivariana. Es lógico y comprensible. Cada uno tiene derecho a su punto de vista y a opinar al respecto. Pero me parece que cualquiera que opine se debería antes quitar el sobrero. Es decir, hablar con sumo RESPETO [Rodríguez Labriego hace el gesto de subrayar la palabra] ante tanta dignidad, anta tanta abnegación, ante tanto sacrificio.
Como conclusión personal, quisiera remarcar el tremendo RESPETO, la sincera admiración que siento y que me genera esta gente, la gente de las FARC. Los vi muy serios, muy esforzados, principalmente muy convencidos de la causa del socialismo. No sólo del socialismo en Colombia sino en la Patria Grande latinoamericana y en el mundo. Me parece que necesitan mucha solidaridad internacional. Más allá de las anécdotas o las impresiones, creo que eso es lo fundamental. La solidaridad.
Néstor Kohan: ¿Por qué cree que se habla tan poco de Colombia? ¿Por qué piensa que la izquierda mundial todavía es remisa a enarbolar como propia la bandera insurgente de las FARC?
Ezequiel Rodríguez Labriego: Quizás haya muchas causas. En primer lugar, por la impresionante campaña macartista contra las FARC. La izquierda, reconozcamos, no ha permanecido ajena ni al margen de los efectos de ese macartismo oficial que obliga a todo el mundo a “desmarcarse” de las FARC (y otros grupos radicales) para obtener certificado de “buena conducta”. ¿No es cierto? ¿O me equivoco? En segundo lugar, las FARC y el Partido Comunista Clandestino de Colombia (PCCC) marcan una continuidad con la izquierda revolucionaria de otras décadas, manteniendo la centralidad de la lucha por el poder, luego de varias décadas de predominio posmoderno y/o socialdemócrata. No se pone a Colombia en el centro de la agenda latinoamericana (donde habitualmente se habla de Bolivia y Venezuela, sin siquiera mencionar Colombia) porque eso implicaría automáticamente discutir la pertinencia de la lucha armada. Luego de miles y miles de muertos y desaparecidos eso provoca temor. Mucho temor. Debemos reconocerlo... todavía hay miedo, aunque no se lo confiese públicamente o se lo encubra con falsas elucubraciones “teóricas”. ¡Hay que vencer de una buena vez ese temor!
Entonces de lo que se trata es de recuperar la solidaridad. ¡No podemos abandonarlos! No debemos continuar cediendo al chantaje macartista. No podemos caer en el silencio cómplice ni en la comodidad de la indiferencia.
Néstor Kohan: ¿Cuándo usted habla de solidaridad se refiere exclusivamente a la izquierda?
Ezequiel Rodríguez Labriego: No necesariamente. No sólo a la izquierda. Las FARC se definen antiimperialistas y bolivarianos. El arco de solidaridad va mucho más allá de la izquierda. Toda persona que se oponga al guerrerismo de Uribe y a la violación de los derechos humanos debería solidarizarse. De la misma manera que se ha apoyado al sandinismo en Nicaragua, al FMLN en El Salvador, a Fidel y al Che en Cuba, a la URNG en Guatemala, al zapatismo en México, al MST en Brasil o a Chávez en Venezuela. Hoy hay que apoyar a las FARC. Las FARC son parte insustituible y fundamental de ese concierto latinoamericano. No podemos continuar haciéndonos los distraídos frente a la lucha del pueblo colombiano. El apoyo a las FARC-EP debe estar a la orden del día en la izquierda latinoamericana y mundial.