domingo, 2 de agosto de 2009

Argentina: CONDUCTA SOCIAL DE LAS CLASES MEDIAS

Por Fernando Chanquía Aguirre

Pese a que, sostenidamente desde hace siete años, el sector agroindustrial argentino viene siendo favorecido por uno de los ciclos más productivos en la historia del país, la gente, mayoritariamente ha sido convencida a través de los medios de comunicación masiva de que, tal industria estaría al borde de la quiebra. A su vez, pequeños y medianos productores agrarios se han subordinado a los actores más acomodados de la pirámide socio-económica local, haciendo causa común con anchos patrones.

Distintos estratos sociales de población actuando irreflexivamente como masa, han asimilado a su empobrecimiento, esta aparente “desgracia” de los sectores ricos, asilándolos en sus cándidos corazones, actuando precipitadamente en consecuencia.


Es que suena tan absurdo que un sector privilegiado y mezquino de la Argentina , acaparador de un gran capital sujeto a enorme rentabilidad, haya sido aceptado socialmente como la víctima afectada.

Absurdo también parece el hecho de que se haya consentido del sector, su soberbia y la violencia ejercida en los cortes de carreteras, en el desabastecimiento, en el aumento de precios al consumidor y en la sedición. Y más absurdo todavía luce la falta de advertencia en los sectores más vulnerables, acerca de las alianzas pergeñadas entre poderosos, que se agrupan con el fin de neutralizar lo poco que existe de democrático, para convertirse en directores del país hacia la consolidación de un fuerte bloque de poder hegemónico.

También la clase social baja fue convencida de que a una de las franjas más privilegiadas y prósperas de la economía, le está yendo realmente mal; aún cuando la realidad muestra totalmente otra cosa. Ésta, como masa, los ha asimilado a su propia situación, identificando su desgracia con la supuesta “desgracia” que lloran los poderosos. Ingenuamente se solidariza queriendo que se revierta la situación; irreflexivamente desea que aquellos se vuelvan más ricos, en la mágica ilusión de que eso también les pueda llegar a comprender. Pensando que de este modo, todo el país se volverá más opulento.

Se ha convencido tanto a la gente, que ésta todavía no advirtió la evolución del empresariado del privilegio: Pese a la crisis internacional, el valor de la tierra en la pampa húmeda argentina se mantuvo, oscilando entre 12.000 a 15.000 dólares la hectárea. Los precios internacionales de los productos agrícolas exportables tuvieron una rápida recuperación. Todos los costes de producción agrícola bajaron casi un 40%; incluido el valor del arrendamiento del suelo. La moneda local se va devaluando periódicamente a pedido de los patrones (aumento del dólar) y las retenciones a las exportaciones agrícolas, han ido e irán disminuyendo (menor recaudación del Estado - encarecimiento de vida - mayor regresividad).

Ante todo esto, sólo cabe esperar una fabulosa rentabilidad para la próxima cosecha; y un empeoramiento de la situación para los adalides de la ingenuidad, que esperarán su recompensa en el reino de los cielos.

Reza el dicho: “El vivo vive del zonzo; yel zonzo de su trabajo"

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