Una muestra de la brutalidad policial |
Pero en Valencia hay elementos, más de dos y de tres, que hacen que no esté tan lejos de las primaveras árabes. Primero, el gobierno valenciano es de una de las derechas más conservadoras que haya conocido Europa. Segundo, los políticos en el poder del Partido Popular están envueltos en infinidad de casos de corrupción, muestras de arrogancia y son protagonistas de demasiadas inversiones fastuosas, dignas de las dictaduras árabes. En tercer lugar, la gente de la calle, entre la que me cuento como valenciano, estaba paralizada, desesperanzada, pensaba que nada podía cambiar, que salir a la calle no servía de nada, porque nunca dejarían el poder quienes durante tantos años lo han atesorado.
Cuarto, porque esta misma gente ha visto que son más de los que pensaban, que quienes quieren cambiar las cosas quizá sean hasta mayoría, que el PP se había dedicado a dormir a la ciudadanía con coches de carreras, veleros y aeropuertos sin aviones, pero que, aun así, el pueblo valenciano está despertando. Y quinta semejanza entre Valencia y una dictadura árabe: la policía ha seguido la estrategia de amedrentar, de dar una lección, del “después de ésta, ya no volveréis a protestar, niñatos”, del uso de la violencia indiscriminada y desproporcionada ante las manifestaciones ciudadanas.
Solo hay que ver las imágenes. La valenciana ha mostrado ser una policía antidemocrática, muy gris, que ha herido a numerosos adolescentes y que se ha aplicado con tal violencia que nos hace pensar que necesita una limpieza, empezando por la delegada del gobierno en Valencia (porque alguna orden habrá dado para que la policía actúe de ese modo), seguida por el Jefe Superior de Policía valenciano (que ha llamado “enemigos” a los adolescentes) y acabando por aquellos policías que han usado la violencia de forma indiscriminada contra adolescentes que solo pedían una mejor educación para todos (también para los hijos de los policías que les inflaban a porrazos). La educación pública en Valencia es desastrosa, ya están cerca de que haya más clases en barracones provisionales que en centros de ladrillo. La sanidad está en el abismo, no paga ni los medicamentos y un largo etcétera…
Bastadeodio.blogspot
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