.Barcelona muestra su cara más airada contra los recortes y la reforma laboral
.Decenas de miles de estudiantes y trabajadores participan en dos marchas contra los recortes
Los Mossos acordonan el recinto del congreso de móviles tras la quema de contenedores en la UB
Los indignados toman el pleno del distrito de Gràcia
Barcelona, capital mundial del móvil, mostró ayer su cara más airada en defensa de la universidad pública y para protestar contra los recortes y la reforma laboral. La jornada arrancó con cinco de los siete campus públicos catalanes ocupados: los de las universidades de Barcelona (UB), Autónoma (UAB), Politécnica (UPC), Pompeu Fabra (UPF) y Girona (UdG). Los primeros pasos de los estudiantes, junto a profesores y personal administrativo, avanzaron que la movilización sería importante. La UAB quedó desierta tras el bloqueo de la estación de tren y el corte de la AP-7. Hasta las diez de la mañana no se normalizarón las vías de transporte y que apenas hubo clase en media decena de facultades.
Los estudiantes de la UB, mientras, dejaban las clases vacías para dedicarse a preparar la gran manifestación convocada para las 12.30.
El seguimiento de la huelga, convocada en toda España, fue más irregular en las otras cinco universidades catalanas, que en conjunto han sufrido un recorte presupuestario del 16% en dos años.
Decenas de miles de estudiantes y profesores —60.000 según los convocantes, 25.000 para la Guardia Urbana— tomaron parte en la marcha, que arrancó en la plaza de la Universitat y terminó en el mismo lugar tras un recorrido circular que colapsó el tráfico en el Eixample. La manifestación se nutrió también de frentes formados por la comunidad educativa, a la que se añadió la sanitaria, llegados del resto de la ciudad. Uno de los ramales procedía del campus del Raval de la UB y otro partió de la Zona Universitaria, donde estudiantes de la UPC y la UB cortaron la Diagonal. Un grupo de manifestante llegó hasta la emisora de la cadena SER, en la calle de Casp, para interrumpir la programación y leer un manifiesto.
La movilización tampoco se salvó esta vez de los incidentes, que, tras los primeros escarceos frente a la Bolsa, llegaron a ser graves a partir de la una de la tarde en las calles de la Diputació y de Balmes, y zonas aledañas. Pequeños grupos organizados incendiaron contenedores y las llamas alcanzaron a algunos vehículos. “Estoy desolada, indignada, y me siento impotente. No sé de qué va la protesta, pero mi coche no puede solucionar ningún problema”, exclamó Marta, dueña de uno de ellos.
Los antidisturbios de los Mossos se emplearon con fuerza y el entorno de la sede central de la UB vivió momentos de extrema tensión y gran dureza.
El balance final fue de 12 detenidos (dos de ellos menores) y otros tantos heridos, de los que siete fueron agentes antidisturbios. Pero la inmensa mayoría de los estudiantes mostró una actitud reivindicativa y pacífica. “Resistencia, aquí como en Valencia”, fue uno de los gritos más coreados.
Miles de universitarios se manifestaron también en las otras tres capitales catalanas. En Tarragona, un millar de estudiantes marcharon desde la plaza de la Imperial Tarraco hasta tomar el rectorado de la Universidad Rovira i Virgili. “Notamos cada día los recortes y las becas este curso han caído un 50%”, exclamó Vicent Collado, portavoz del Sindicato de Estudiantes de los Países Catalanes. En Lleida, 2.000 estudiantes, profesores y personal de la Universidad de Lleida (UdL) desfilaron sin incidentes al grito de “no es una crisis, es una estafa” por las calles de la ciudad. Mientras, en Girona, unos 500 estudiantes se manifestaron acompañados por grupos de profesores y personal. Varias calles de la ciudad fueron cortadas.
La protesta estudiantil en Barcelona empezó a dispersarse a las tres de la tarde, pero un grupo de unas 500 personas enfiló la Gran Via hacia la plaza de Espanya. La respuesta de los Mossos fue acordonar el recinto ferial donde se celebra el congreso mundial de telefonía móvil, que finaliza hoy. La entrada principal de la feria quedó cerrada y los agentes arrinconaron a los manifestantes junto al centro comercial Las Arenas. El cordón policial permaneció durante toda la tarde mientras en el interior el congreso proseguía. “Todo está bajó control, el congreso sigue con normalidad”, afirmó a la entrada de la feria John Hoffman, máximo responsable del Mobile World Congress.
Las protestas se esparcieron por la ciudad durante la tarde. A las seis, los sindicatos llenaron la Via Laietana con más de 10.000 personas, según la Guardia Urbana (50.000 según los convocantes) contra las política de recortes que promueve la UE, en una manifestación enmarcada en la jornada de protesta a nivel europeo. “En España tenemos una reforma laboral que está empezando a machacar a los trabajadores”, advirtió el secretario general de la UGT en Cataluña, Josep Maria Álvarez. “No descartamos nada, ni la huelga general”, advirtió su homólogo de CC OO, mientras los asistentes coreaban: “Los recortes nos llevan a la ruina”.
A la misma hora, un centenar de los concentrados en la plaza de Espanya pusieron rumbo a la comisaría de los Mossos de Les Corts. “¡Libertad detenidos!”, gritaron delante del edificio, con la esperanza de influir en la surte de los compañeros. Uno de los detenidos fue Michael Sánchez, de 18 años. “La manifestación ya había acabado, estaba frente a la Bolsa y dos mossos se bajaron de un furgón y le arrestaron”, explicó su hermano Paul.
Sobre la siete de la tarde, cuando todo parecía calmarse, surgió por sorpersa otro foco de protesta. Una treintena de indignados de todas las edades tomaron pacíficamente el salón de plenos de la sede del distrito de Gràcia. “¡Los políticos no nos representan!”, proclamaron. Tras 30 minutos de gritos y cacerolada, la presidenta del pleno, la concejal Elsa Blasco (ICV), decidió comenzar la sesión, pero cada vez que los regidores trataban de hablar, eran interrumpidos, lo que hizo imposible el desarrollo normal de la reunión.
Los rescoldos de la protestas ya estaban apagados a las nueve de la noche, mientras decenas de jóvenes celebraban una asamblea en el rectorado de la UB. Las reacciones a la jornada se sucedían. A media tarde, esta universidad hizo público un comunicado en el que denunciaba “todo tipo de violencia” y anunció una denuncia para “exigir responsabilidades” por los daños sufridos en su patrimonio. La UB había autorizado horas antes la entrada de los Mossos en el recinto universitario. El Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat también condenaron los “actos violentos”.
Información elaborada por Ivanna Vallespín, Ana Pantaleoni, Jesús Arrayás, Rebeca Carranco, Ferran Balsells, Antía Castedo y Mercè Pérez.
El País.es
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