Joaquín Pérez enfrenta un montaje judicial; ¿Podrá Venezuela, sabiendo lo que espera a Julián Conrado, entregarlo a la tortura, en violación al DIH y la ética?
Por Solidaridad Internacionalista
.Las organizaciones de DDHH denuncian la práctica de montajes judiciales para encarcelar a la oposición en Colombia; asimismo denuncian las condiciones de tortura de las cárceles colombianas, y alertan sobre los fallecimientos por tortura y denegación de asistencia médica: son condiciones que no pueden ser ignoradas por ningún estado hoy en día a la hora de remitirle al estado colombiano a un perseguido político. Son suficientemente denunciadas y dramáticas las torturas y homicidios contra presos políticos. ¿Podrá Venezuela, a sabiendas de que lo que espera a Julián Conrado de ser entregado a Colombia es la tortura y la muerte, entregarlo en violación al DIH y la ética?
El periodista Joaquín Pérez Becerra [1] enfrenta hoy un montaje judicial con testigos pagados y entrenados en las oficinas militares, como claramente lo denuncia su defensa.
¿Tras el regalo de la prensa alternativa encarcelada y entregada a sus verdugos en la persona de Joaquín Pérez Becerra, acaso va Venezuela a ofertar a los verdugos colombianos el canto y la poesía en la persona de Julián Conrado, artista empujado a la montaña por la cruenta persecución política desatada por el estado colombiano contra todo opositor?
La solidaridad internacionalista, los centenares de organizaciones, los miles de cantores, artistas e intelectuales venezolanos e internacionales que alzan su voz en defensa del derecho de asilo y de Julián Conrado, esperan que le sea otorgado el asilo político y humanitario; que le sea suministrada la atención médica por la cuál se dirigió a Venezuela en un grave estado de salud, y que de ninguna manera sea entregado a la tortura que representa entregarlo a Colombia o a Estados Unidos.
El régimen colombiano persigue de manera encarnizada a todo opositor, sea éste periodista, cantante, poeta, campesino, defensor de derechos humanos, estudiante, médico, profesor, ambientalista, sindicalista, etc… sea este civil o ya haya sido arrinconado por la intolerancia política a subir a la montaña; sea este ya exiliado como Joaquín Pérez Becerra, quién tiene estatuto de refugiado en Suecia, o sea este un enfermo ya entrado en años que solicita asilo político y humanitario para poder sobrevivir, como es el caso de Julián Conrado. El Asilo político y humanitario es algo que la humanidad ha luchado tras guerras y masacres: el DIH hoy ampara a Julián Conrado. Tanto la Convención de Ginebra como la Convención Contra la Tortura -entre otros convenios humanitarios- impiden entregarlo. Julián Conrado hoy no puede ser entregado a un régimen en cuyas cárceles fallecen con inusitada frecuencia los presos
1. Joaquín Pérez Becerra, periodista y sobreviviente a un genocidio, entregado en total violación al DIH, es víctima de montaje judicial: tan clara advertencia de un sistema judicial amañado en Colombia, no puede hoy ser ignorada por VenezuelaEl El febrero 2012 tuvo lugar en Colombia la audiencia preparatoria para el juicio político contra el periodista Joaquín Pérez Becerra, quien es sobreviviente al genocidio contra el partido político opositor Unión Patriótica (UP): se evidencia el montaje judicial que incluye ‘testigos’ pagados en el accionar de la Fiscalía, cuyos motivos acusatorios son claramente políticos. Joaquín Pérez fue concejal de Corinto Cauca para la UP, partido que sufrió exterminio por el estado colombiano (más de 5000 militantes asesinados) [2]. Se asiló en Suecia tras el asesinato de sus compañeros y esposa: allí se estableció durante décadas, y obtuvo la nacionalidad sueca. En Suecia trabajaba para el sustento de su familia, y también sacaba de su tiempo libre y esfuerzo para la página de prensa alternativa ANNCOL, en una actividad periodística de profunda empatía social. Este periodista de gran calidad humana viajó a Venezuela en abril 2011, y fue sorpresivamente detenido y entregado a Colombia de manera totalmente ilegal: en violación al derecho a defensa y al DIH. Hoy enfrenta un terrible montaje judicial en Colombia, país en el que se estiman en más de 8000 los presos políticos. Joaquín es víctima de un juicio político para callar su voz y escarmentar la libertad de prensa.
El abogado de Joaquín Pérez Becerra, Rodolfo Ríos, expresó en entrevista concedida a RadioCaféStereo:
"Hay en contra de Joaquín 4 informantes que ha preparado la Fiscalía General de la Nación, como una manera criminal dentro de la administración de justicia, para acusar a una persona por el hecho de tener una opinión diferente al régimen (…) Aquí los informantes se utilizan para prepararlos en los cuarteles militares, en las oficinas de inteligencia militar del DAS [ahora ANI], de la DIJIN, de la SIJIN y el mismo CTI de la Fiscalía (…)
¿Qué hizo la Fiscalía? Cómo ellos sabían que toda la documentación que pretendían hacer valer con el caso de Raúl Reyes se había caído por decisión de la Corte Suprema de Justicia, no tenía ya ningún valor probatorio, entonces en una forma desleal con el debido proceso, el derecho a defensa y la administración de justicia, le han preparado este montaje judicial a Joaquín Pérez (…) hay unos documentos Word que aparentemente fueron encontrados en los computadores de Jorge Briceño, y del mismo Raúl Reyes, que son documentos Word que hablan de la situación política colombiana (…) [los usan] como una forma tiránica de hacerle el montaje judicial a Pérez Becerra (…) Pero como esos documentos seguramente se les pueden caer como ‘pruebas’ en un debate jurídico -porque además ANNCOL no está prohibida en ninguna parte de mundo, excepto en Colombia por efecto de la persecución política que existe, y además la agencia ANNCOL no está en Colombia-, entonces cómo no encontraron una estrategia para fortalecer la acusación en contra de Joaquín Pérez Becerra, en ese sentido han han utilizado otros instrumentos que son los informantes pagados por el estado, que son “testimonios” ya dirigidos, manipulados, preparados, para poder acusar a una persona”. [3]
La persecución política contra Joaquín Pérez Becerra -su entrega, actual encarcelamiento y montaje judicial-, evidencian la escandalosa saña de un estado contra un ser humano que logró sobrevivir al plan de exterminio estatal denominado Plan Baile Rojo: el exterminio de la UP consta ante la CIDH como genocidio político. Hoy los sobrevivientes al exterminio estatal no reciben consideración alguna, sino que siguen siendo eliminados físicamente: asesinados, desaparecidos o encarcelados, llegando la persecución política a activar mecanismos ilegales y complicidades internacionales. Se espera que cesen las complicidades internacionales contra los perseguidos políticos colombianos; pues es una evidencia innegable que la persecución política en Colombia, desatada desde el estado y las herramientas para estatales, tiene carácter de exterminio de la oposición.
El aparato judicial en Colombia es utilizado como un arma de guerra contra la oposición política, sea esta de carácter civil o insurgente. Los montajes judiciales envuelven de manera aberrante a los seres humanos, que están a la merced del poderío de un estado y sus procederes ilícitos, como lo señala el abogado Rodolfo Ríos:
"Desafortunadamente es una práctica de la Fiscalía General de la Nación, de los organismos de investigación del país, que éstos intentan obtener pruebas ilícitas; y por qué digo pruebas ilícitas: por el hecho de obtener informantes. La ley colombiana, los tratados internacionales y la constitución política define que toda prueba debe ser legal, oportuna, sin ningún tipo de contaminación que afecte el debido proceso y el derecho de defensa (...) Todos los procesos que le montan a las organizaciones rebeldes en Colombia [y a las organizaciones sociales civiles, y todo opositor], son procesos demasiado complejos. Y la posición de los fiscales y de los jueces pues es también demasiado sesgada. Hay casos tan complejos como es el proceso de Joaquín Pérez Becerra, donde tenemos que estudiar más de 4000-5000 folios de documentos en papel, y aproximadamente 30 CD’s que contienen grabaciones, y donde aparecen una serie de documentos con que le hacen los montajes judiciales.
No hay igualdad de condiciones, porque a la Fiscalía le suministra todos los elementos el estado colombiano, mientras que a la defensa, pues prácticamente la única persona que puede atender los gastos es el implicado en el proceso, o sus familiares y amigos que solidariamente le quieran colaborar. (…) necesitamos investigadores, se requerirá con carácter urgente del apoyo y solidaridad económica por parte de los compañeros.” [Ibíd.]
- 1. Julián Conrado: un hombre enfermo y viejo que solicita asilo, el DIH ampara este asilo. ¿Entre entregar un ser humano a la tortura o preservarle su integridad amparándose en el DIH y la constitución venezolana, qué decidirá Venezuela?
Julián Conrado es un cantante revolucionario, que también fue parte del partido político Unión Patriótica. Su excepcional talento musical lo llevó a suscitar el entusiasmo del público y a grabar un disco que tuvo gran éxito, bajo su nombre de nacimiento que es Guillermo Torres Cuéter. Su canto era ya en sus inicios un canto social, llegando a grabar un disco que cuestionaba la ocupación de Colombia por los Estados Unidos y la dramática situación de hambre e injusticia social del pueblo colombiano. Debido a sus letras que hablaban de la injusticia sufrió una encarnizada persecución por parte del estado colombiano. Vio caer asesinados a compañeros de militancia política y fue él mismo víctima de detenciones, palizas, torturas, amenazas contra su vida. Fue empujado por la persecución del estado colombiano, que Guillermo Torres devino Julián Conrado, entrando en la clandestinidad para salvar su vida. Su vida familiar y camino artístico en la vida civil fueron truncados por el estado colombiano, quién lo persiguió de manera encarnizada. Luego en la clandestinidad Conrado siguió componiendo, ya que ésta era su principal actividad revolucionaria, porque cómo él mismo expresó en entrevista telefónica:
"No soy un hombre de violencia, agarro el camino del monte es porque no tengo otra opción. Como la inmensa mayoría de los dirigentes revolucionarios colombianos: para poder garantizar la vida. Yo pues, militarmente no tengo habilidades; una persona como yo que ni iba a algunas fiestas populares por miedo a los voladores, a los fuegos pirotécnicos, que incluso me escondía debajo de la cama cuando era muchachito… pues ya pueden ver las “ganas” que tengo yo de estar en una guerra debajo de los bombardeos… Lo hago es por cuestión de dignidad. Por cuestión de compromiso. El canto no es solamente decir unos cuantos versos, sino es el compromiso que está detrás del verso: el canto sin compromiso es un canto hueco. Y por eso yo llego allá a la guerrilla, es producto de las persecuciones. Es producto de esa historia: la masacre de las bananeras, el 9 de abril… esa es la historia de nosotros… Ahora mismo en Colombia los trabajadores del teatro, los teatreros, los titiriteros están perseguidos, no pueden realizar su obra de arte, de teatro, de títeres, de cuentos, etc., porque están amenazados de muerte la mayoría, esa es nuestra historia”[6]Kaos en la Red http://www.kaosenlared.net/america-latina.html
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