miércoles, 15 de febrero de 2012

Poder Popular, Venezuela - Javier Parra

¿Dónde nos encontramos? ¿En qué condiciones? ¿Cómo es posible actuar sobre la realidad para su transformación? ¿Qué mecanismos pueden ponerse en marcha y consolidarse para la constitución de un Poder Popular que represente a las más amplias capas populares y a los trabajadores frente a las incapaces y comúnmente fraudulentas instituciones que representan a las clases dominantes.

Antes de nada debemos destacar que la constitución de éstos mecanismos ya se está produciendo y se está impulsando de manera espontánea a medida que se profundiza la involución y la represión, el empobrecimiento y la precarización de las clases populares.



Sin embargo, estos movimientos espontáneos aún no tienen la capacidad de hacer frente con algún éxito a los desmanes de las clases dominantes, que utilizan a la mayor parte de los representantes políticos y a las instituciones como mejor puedan servir a sus intereses, así como el resto de medios a su alcance, con el objetivo de mantener el “Statu Quo” inalterable mientras éste siga satisfaciendo y favoreciendo sus intereses.
 
Nos encontramos pues, bajo un régimen de explotación capitalista articulado a través de un sistema representativo burgués al servicio de una dictadura financiera internacional que ejerce un poder absoluto e implacable sobre las estructuras estatales y locales de los Estados, y sobre la vida, los derechos y las aspiraciones de la inmensa mayoría de la población, y especialmente de las clases populares.



¿Y en qué condiciones nos encontramos? Pues en una coyuntura de extrema debilidad de las organizaciones políticas obreras, así como de los sindicatos de clase, para hacer frente al actual régimen, y en un momento en el que sin embargo se está produciendo una creciente efervescencia social de las aspiraciones de emancipación de los sectores más conscientes de la sociedad. Y en un momento en el que además el miedo y la desesperación se empieza a adueñar de las capas más empobrecidas de la sociedad.
 
Por tanto, en este contexto y bajo estas condiciones, si queremos actuar sobre ésta realidad para transformarla a través de la constitución de un efectivo Poder Popular que vaya haciéndose hegemónico en un espacio social determinado que esté lo suficientemente capacitado para enfrentar y vencer a la dictadura financiera internacional, y si queremos cambiar el sujeto de protagonista de la acción política para subvertir el régimen representativo burgués hacia uno popular y participativo, ¿Qué hacer?



La propuesta que aquí se presenta es el fruto de los debates celebrados en Paterna entre individuos y colectivos de diversas tendencias revolucionarias a instancias de la Agrupación Local del Partido Comunista.
 
Constituyendo el Poder Popular Local



El contexto más inmediato e importante en el que debemo sactuar en primera instancia es el Local; aquel en el que viven y desarrollan su vida social y productiva el 100% de los ciudadanos, una vida que viene condicionada – si obviamos el ámbito personal y familiar – por factores económicos, sociales y políticos.


En este sentido, si tenemos en cuenta que la inmensa mayoría de la población es incapaz de ejercer ningún tipo de influencia directa sobre ninguno de estos tres factores, éstos serán los tres pilares sobre los que debería alzarse ese contrapoder, ese Poder Popular.
 
Por supuesto que la condición previa al simple planteamiento de impulsar este tipo de mecanismo debe venir precedido del establecimiento de un marco de entendimiento y colaboración mínimos entre los individuos y colectivos más conscientes de la necesidad de subvertir el actual estado de cosas.



A partir de ahí debemos partir del hecho incuestionable de que un movimiento espontáneo, por masivo y poderoso que parezca, está condenado a ir diluyéndose si no existe una organización suficiente y adecuada, pero sobretodo si no tiene una estrategia efectiva para la consecución de un fin determinado, en este caso la constitución de un Poder Popular que logre ser hegemónico frente al poder “burgués”.


En las circunstancias actuales, la parte consciente de la sociedad debe dar un paso al frente en este sentido ya que de no hacerlo gran parte de las capas populares y más empobrecidas de la sociedad – en este momento aterrorizadas ante la situación que viven – pueden ponerse de lado de movimientos populistas y fascistas, como de alguna manera ya está sucediendo.
 
Para ello deberemos identificar los territorios, municipios, ciudades, barrios, etc. más propicios para poner en marcha mecanismos que sean capaces de representar a la inmensa mayoría de la población, a los trabajadores y a las capas populares, y que su ejemplo sea capaz y susceptible de extenderse como la pólvora a otros territorios (nacionales o internacionales) donde se den las circunstancias adecuadas.



Veamos pues, que tipo de mecanismos básicos podrían ser la base de un Poder Popular Local.
 
Asamblea del Poder Popular Local



Se podría plantear de una manera sencilla allí donde se den las condiciones óptimas para ello, la convocatoria de una Asamblea paralela a los Plenos Municipales que trate, entre otros, los temas importantes que vaya a dabatir el propio Pleno. Una Asamblea del Poder Popular que manifieste masivamente su posición sobre cada punto, así como sobre otros que se consideren de interés para los ciudadanos. Esto permitiría que si el pleno municipal y los representantes públicos que lo componen se alejan de los intereses de los ciudadanos, éstos tenderían a sentirse más representados por el Poder Popular que por el Poder Político.


La Asamblea del Poder Popular Local debería reunirse uno o dos días antes de que se reúna el pleno municipal, y en la medida de lo posible, hacerlo en el propio Salón de Plenos o en algún otro espacio público y representativo local.


La vocación de las Asambleas del Poder Popular Local debe ser la de llegar a ser masivas, participativas, útiles para los propios ciudadanos y llegado el momento, incluso capaces de asumir la representatividad máxima de la voluntad popular
 
Esto haría posible, entre otras cosas, que el poder político tal y como lo conocemos se viera permanentemente sometido a la voluntad popular. Pero ¿cómo?. Pues fundamentalmente dotando a la Asamblea del Poder Popular Local de la capacidad de elaborar presupuestos municipales, impulsar referéndums, tomar decisiones que influyan positivamente en la vida de los ciudadanos, y canalizando las reivindicaciones de los trabajadores y de las clases populares hasta la máxima confrontacion ideológica con el poder político.



La constitución de Asambleas del Poder Popular Local puede sentar las bases del empoderamiento paulatino de los ciudadanos, especialmente de los trabajadores y las clases populares, frente a los órganos que limitan la participación en política a la de despositar un voto cada cuatro años.
 
Asamblea del Poder Popular de Trabajadores



La involución democrática y la radicalización extrema del capitalismo que ha derivado en la actual dictadura financiera, ha llevado aparejada – porque así está en los genes de este sistema – la disminución de los derechos laborales y la precarización de las condiciones de trabajo hasta niveles propios de principios del siglo XX. Por ello, el empoderamiento del pueblo debe ir acompañado de un empoderamiento de los propios trabajadores frente a un régimen de explotación y saqueo que ya poco se diferencia de la misma esclavitud.


Por tanto, además de la constitución de Asambleas del Poder Popular Local deberían impulsarse, Asambleas del Poder Popular de Trabajadores, según las circunstancias y las características económicas de la zona. Así, no será lo mismo, ni quizá tendría el mismo éxito inicial, en una zona industrial que en una zona comercial, aunque los mecanismos serían similares, y en ambos casos igual de necesarios
 
Por ejemplo, en una zona Industrial podría organizarse – con mucho esfuerzo probablemente -, una Asamblea de Trabajadores abierta a todos los trabajadores de las empresas de la zona. Una Asamblea que muy probablemente costaría semanas preparar y difundir, y para la que habría que dedicar mucho esfuerzo, todos los medios a nuestra disposición, así como la colaboración de los Comités de Empresa “sanos” y no viciados por una forma de entender el sindicalismo que nada tiene que ver con la defensa de los trabajadores.



Dicha Asamblea del Poder Popular de Trabajadores debería ser un órgano de acción fundamentalmente, y capaz de responder de manera unitaria ante los distintos conflictos en las empresas de la zona, e incluso debe ser capaz de organizar la toma de empresas por parte de los trabajadores cuando se den las condiciones para ello.
 
No debería importarnos que en las primeras asambleas la afluencia no sea masiva. De lo que debemos preocuparnos es que ésta sea útil y de establecer los mecanismos de funcionamiento y acción lo suficientemente eficades como para que cuando se produzca un conflicto de grandes proporciones como podría ser una Huelga General, la Asamblea del Poder Popular de Trabajadores sea capaz de convertirse en una herramienta imprescindible de la que se valgan los trabajadores de manera masiva para afontar el conflicto, y así, pulso a pulso, conflicto a conflicto, victoria a victoria, ir fortaleciendo dicho órgano de participación y representación de los trabajadores. Un órgano que con su actividad debería ir apartando uno por uno, Comité tras Comité, y empresa tras empresa, a los sindicalistas que sean indignos de representar a los trabajadores, y elevar a los dignos. Además, la Asamblea del Poder Popular de Trabajadores debe ser un punto de referencia para todos los trabajadores de la zona que no se sientan representados por sus Comités de Empresa o para aquellos cuya empresa no disponga de él.
 
Un tercer elemento a tener en cuenta y que está presente de manera natural en las sociedades, especialmente en las que los niveles de explotación y discriminación son elevados, son los propios movimientos sociales, que más que constituir una forma “sui generis” de Poder Popular, pasarían a reforzar de manera natural – y sin dejar de existir – los distintos mecanismos de poder popular.



La puesta en marcha de estos mecanismos tenderían a reproducirse de manera natural en aquellos municipios, barrios, ciudades, etc. donde más propicias fueran las condiciones para ello, teniendo en cuenta la fuerza que podrían adquirir en situaciones extremas.
 
Dicho esto cabría preguntarse si impulsar distintos mecanismos de Poder Popular estarían enfrentados con la participación en los actuales órganos de reprensentatividad municipal (Plenos). No necesariamente. No sería contradictorio siempre y cuando nuestra participación en estos sea una participación consciente y encaminada hacia su subversión de las instituciones con el fin de ponerlas a merced absoluta de la voluntad popular, de la democracia real, participativa y absoluta, y no a merced de otro tipo de intereses.



Para ello, qué duda cabe que cualquier partido o cargo público – gobernante u opositor – que muestre simpatías por la profundización radical de la democracia y la constitución de estos mecanismos, debe demostrarlo cumpliendo con la sagrada obligación de habilitar fórmulas para que la voluntad popular sea protagonista en todos los aspectos de la vida pública, y que sea esta la que determine las decisiones de los gobernantes, o mejor dicho de los representantes políticos.
 
Algunos de éstos mecanismos a introducir en las actuales instituciones locales



1) Todos los acuerdos plenarios del Ayuntamiento podrán ser revocados si se presenta un número de firmas equivalente al 10% del censo exigiéndolo. En este caso se convocaría un referéndum vinculante entre la población, donde los ciudadanos elegirían entre el acuerdo aprobado por el pleno, una segunda propuesta planteada por los impulsores del referéndum y una tercera, opuesta a ambas.


2) Los Presupuestos municipales se desarrollarían de una manera participativa, entre todos los sectores del municipio, y se impulsarán asambleas en todos los barrios donde se explicaría un primer borrador de presupuestos planteado por el pleno, que deberá introducir los elementos aportados por los vecinos. Asímismo, si hay una segunda propuesta de Presupuestos que cuente con el respaldo de un número de firmas equivalente al 10% del censo, se celebrará un referéndum vinculante en el que los ciudadanos optarían entre una de las dos opciones.
 
3) Los ciudadanos podrán promover y aprobar decretos sobre cualquier cuestión de competencia local. Para ello deberán plantear las propuestas, con sus estudios técnicos correspondientes, y apoyadas por un número de firmas equivalente al 10% del censo. Dichas propuestas serán llevadas a referéndum, que tendrá carácter vinculante.



4) Se introducirá la figura del Referéndum Revocatorio, mediante el cual se pemitirá la posibilidad de convocar un referéndum para que los ciudadanos se manifiesten sobre la continuidad o no del alcalde o alcaldesa si se recoge un número de firmas equivalente al 20% del censo. Se consideraraá que el pueblo pide el cese del alcalde si en el referéndum éste obtiene en contra el mismo número de votos más uno de los obtenidos en las últimas elecciones.


Como se puede comprobar, en la descripción de éstos mecanismos de Poder Popular, su puesta en marcha no requeriría a priori la desaparición previa de los órganos representativos de la democracia burguesa a nivel local. Tampoco plantea la desaparición de los partidos, y tampoco la de los sindicatos – a pesar de gran parte de las estructuras de éstos están parasitados por elementos contrarios a los intereses de los trabajadores -.
 
Sin embargo, sí se plantean mecanismos concretos para ir desechando aquello que no sirve, ya sea a nivel representativo, político o sindical, y recuperando y valorizando aquello que es útil al pueblo y a los trabajadores, en un momento en el que todo aquello que no supone parte de la solución, empieza a ser parte del problema.



Y como objetivo último, tal y como se ha expuesto, la constitución en primera instancia de un contrapoder enfrentado en esencia al poder burgués, para una posterior consolidación de un auténtico Poder Popular como máximo exponente en cada momento de la voluntad popular.


Del Poder Popular Local al Poder Popular, un proceso Revolucionario


La constitución de mecanismos de Poder Popular Local, aunque no exentos de riesgos y problemas, entran dentro de los límites de lo que puede realizarse y transformarse radicalmente sin que se produzca un conflicto de grandes proporciones con las clases dominantes ni con el propio sistema económico. Al fin y al cabo actualmente existen experiencias – aunque minoritarias – que rompen radicalmente con el modo “democrático” burgués, pero que sin embargo no suponen un riesgo para el propio sistema de explotación capitalista y sus relaciones de producción.
 
El problema – o el reto – llega cuando el intento de empoderamiento de los ciudadanos, las clases populares y concretamente de los trabajadores, supera los límites locales con la voluntad de trascender y hacerse hegemónico en un país.



Será entonces cuando se desaten todas las fuerzas del sistema para protegerse – con la violencia por supuesto – contra cualquier movimiento – por pacífico que sea – que pretenda cambiar las relaciones de producción e intente arrebatar a las clases dominantes el poder que ejercen sobre las instituciones presuntamente democráticas. Mucho más si de lo que se trata es de constituir un Poder que establezca la hegemonía de los trabajadores y las clases populares sobre las clases dominantes y las oligarquías financieras.
 
Como no es objeto de este texto, no entraré en las vías posibles para alcanzar ese empoderamiento total a través de un proceso Revolucionario, ya que es una cuestión que depende fundamentalmente de la correlación de fuerzas, la organización del pueblo y los trabajadores, y de la audacia de los protagonistas en los momentos de máxima confrontación entre las masas durante su proceso de liberación y los mecanismos represivos de un sistema en proceso de destrucción.



Sea como sea, la constitución del Poder Popular Local en un gran número de territorios, ciudades, barrios, pueblos y zonas industriales, comerciales, Universidades, etc. abriría la puerta a la convocatoria estatal de una Asamblea General del Poder Popular como órgano máximo de contrapoder organizado a nivel estatal, con proyección de hacerse hegemónico frente al sistema representativo burgués.


14 febrero, 2012
La República-es

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