Carta abierta a Santa Claus - Luis Sepúlveda.

Estimado Santa Claus, Papá Noel, Viejo Pascuero, o como quiera llamarse o ser llamado. Confieso que siempre le he tenido simpatía porque; en general me gusta la Escandinabia, su  traje rojo me ressulta premonitorio y, porque tras esas barbas siempre he creído reconocer a un filósoso alemán que cada día tiene m´s razón en lo que afirmó en varios libros muy citados pero poco leídos.      

 No tema por el tenor de esta carta, soy el niño chilenos que hace varios años le escribió_ "Viejo Cabrón, el año pasado te escribí contantdote que, pese a ir descalzo y en ayuna a la escuela, me había sacado las mejores notas y que el único regalo que quería era una bicicleta, en ningún caso nueva, no tenía por qué ser una mounty byke, o para correr el Tour de France. Quería una simple bicileta, sin cambios, para ayudar a mi madre en el reparto de la ropa qie ella plancha en casa. 


"Eso era todo, una puta bicleta, pero llegó navidad y recibí una estúpida corneta de plástico, juguete que he conservado y te envío con esta carta para que te la metas en el culo. Deseo te de el sida, viejo hijo de puta”.

¿Fueron sus efectos los responsables de tan monstruoso desagisado? Pues bien estimado Santa Claus, seguramente este año recibirá numerosas peticiones de bicicletas, pues el único porvenir que espera a los chicos del mundo es como mensaka, sin contrato laboral y condenados a repartir paquetes hasta los 67 años. Sin embargo yo no le pido una bicicleta, le pido un cambio, un esfuerzo pedagógico, y que ponga a sus elfos y renos a escribir millones de cartas explicando qué son y dónde están los mercados.

Como usted bien sabe, nos ha jodido la vida, rebajado los sueldos, esquilamdos las pensiones, retirado el subsidio de para y condenado a trabajar a perpetuidad para tranquilizar a los mercados

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