Palabra de Antígona
Por descabellado que parezca, el asesinato de Marisela Escobedo es un crimen de Estado. Marisela Escobedo, a quien muchas de nosotras conocíamos y admirábamos por cómo se había levantado del dolor para pelear, porque cómo entendió en muy poco tiempo el valor cívico de reclamar el derecho a ser mujeres; ella que no se rendía, que estaría junto a las cruces pidiendo justicia para no dejar impune el asesinato de su hija e instaló un campamento, pasara lo que pasara.
Ella que nos dejó ahora, antes de que termine el 2010, el año más sanguinario que han vivido los y las juarenses; el año en que fueron asesinadas en Ciudad Juárez 367 mujeres, la misma cantidad por la que millones de mujeres se indignaron cuando en 1997 ya hablamos de feminicidio en Ciudad Juárez y se levantaron todas las voces.
Marisela no era una madre solamente. Era una mujer indignada y solidaria con todas las madres que en Ciudad Juárez perdieron a sus hijas en esa selva temeraria y fronteriza, donde no hay ley ni gobierno, ni tribunales capaces de responder por los asesinatos de jóvenes, la persecución de defensoras de derechos humanos, de maestros desaparecidos y ataques sistemáticos a la población.
Marisela Escobedo ha dejado a una niña de dos años, hija de Rubí Marisol Fraire, su querida hija. Por Marisela ya se pidió un minuto de silencio en el Congreso; una multitud de organizaciones nacionales e internacionales han solicitado que se investigue y se detenga al culpable, ese que vimos asestar a quemarropa un balazo a Marisela y que nadie puede encontrar todavía, a pesar de que el auto fue filmado y a pesar de que había muchas y muchos testigos.
El homicidio de Marisela, convertida en defensora de derechos humanos, nuevamente pone en el tapete de la discusión si el señor Felipe Calderón ha desatado una guerra, sin estrategia, sin inteligencia y ha demostrado que el aparato de justicia es inviable, en toda la República mexicana y en Ciudad Juárez, ya sabíamos hace más de cinco años que en el Congreso federal se diagnosticó que no existe coordinación entre las policías, ahora tampoco con el ejército; no hay voluntad política de quienes gobiernan; no existe interés en profesionalizar las investigaciones y en detener los crímenes anunciados.
Resulta que el gobierno de Chihuahua ahora dice que el principal sospechoso del asesinato de Marisela Contreras es, precisamente, Sergio Rafael Barraza Bocanegra, y claro, lo dice porque ha sido incapaz de localizarlo en dos años y detenerlo. Es el mismo Sergio Rafael que mató a la hija de Marisela dos años atrás.
En Ciudad Juárez, además, las luchadoras que están tras cada caso y cada dolor desde hace más de una década, sostienen que cuando su protesta se eleva, se cobran con la vida de una de ellas y los familiares. Lo de Marisela corresponde a esta hipótesis. Menos de 48 horas después incendiaron la casa de Marisela, cuando ella era velada y estuvo en peligro su pareja. ¿La policía no sabe qué pasa, no tiene pistas? ¡No hay investigación, todo mundo corre peligro!
Efectivamente, contra lo que dice el secretario de gobernación a la población, como si nada, con cinismo proverbial, que nos quitemos el miedo. Marisela se lo quitó, estaba protestando porque andaba suelto el asesino de su hija. Por eso la asesinaron, porque nadie la cuidaba, no había cerca del campamento policías o investigadores, no estaba el Estado, no estaba el gobierno, no había ley.
Ya sabemos, las mujeres del país piden, reclaman, se movilizaron inmediatamente, tanto en las redes sociales como en la calle, en el Distrito Federal y en otras ciudades del país, en Ciudad Juárez por supuesto, ahí en el ojo del huracán, donde peligran la vida de todas y todos los que salieron a la calle. A ver qué dice el Secretario de Gobernación ¿cree que tenemos miedo? No, no hay miedo, lo que hay es injusticia, impunidad y quienes debían hacer algo no lo hacen. El asesinato de Marisela Escobedo, la noche del 16 de diciembre, nos ha puesto con los pies en la tierra. Nada ni nadie puede hablar de fiestas y felicidades, porque no hay justicia ni democracia.
Algunas feministas piden que se promuevan demandas unificadas en la Comisión Permanente del Congreso. Es urgente, dice un correo pedir a diputados y senadores que pongan un alto a la corrupción, simulación y complicidad en estos asesinatos.
Es urgente pedir cuentas a la Fiscalía Especializada en los Delitos contra las Mujeres y la Trata (FEVINTRA).
Un paliativo, que no remediará la violencia, pero que puede manejarse como evidencia de que es el Estado es el responsable, exigimos que el Estado otorgue una pensión permanente para la hija de Rubí Marisol, nieta de Marisela.
Y algo que siempre no sirve para nada, pero que se podría simplemente insistir como la creación de una comisión independiente integrada por los familiares de las víctimas y personalidades de derechos humanos, que tome en sus manos este y otros casos.
Una demanda clarísima como la apertura de todos los expedientes donde hay implicados asesinos de mujeres. En el sueño, en este país, para las especialistas en violencia contra las mujeres sería un avance crear la comisión independiente con los recursos necesarios para contratar especialistas nacionales e internacionales y dar seguimiento e identificar las ligas de corrupción y colusión entre autoridades y feminicidas.
Por supuesto, la indignación tiene que ir más allá de la protesta. Por Marisela Escobedo los grupos de mujeres y derechos humanos levantarán su voz. Sin duda.
saralovera@yahoo.com.mx
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Como todas las semanas, Palabra de Antígona y Mujeres y Política de Soledad Jarquín, para ser publicadas, difundidas y comentadas. Gracias por recibirnos y encadenarse a una situación que nos hace indignarnos hasta más allá de nuestras fuerzas. Gracias. Sara Lovera
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