Reunión en Buenos Aires de “The Mont Pelerin Society” y sus intelectuales “liberales”
Fernando Buen Abad Domínguez
Circos de la Ideología Dominante. La sociedad del monte Pelerin exhibe sin pudor sus principios y sus fines[1]. Pasea por el mundo una plataforma ideológica desvencijada e insostenible en la que los argumentos burgueses se corroen las entrañas taladradas por la crisis mundial del capitalismo. Dicen que les preocupan los “peligros de una sociedad civilizada”. Son Caballos de Troya apolillados y sin ruedas.
A nosotros nos resulta de gran utilidad contemplar las contorciones mentales a que se ven obligados los mercenarios intelectuales de la burguesía. Eso tiene propiedades didácticas inmarcesibles, muestran el ideario profundo de su maldad objetiva. Desnuda sin misericordia las monstruosidades que piensan y ejecutan aunque las disfracen con oropeles culteranos. Es un regalo que si no fuese aberrante bien pudiera pasar por sainete a carcajadas. Mientras tanto uno de sus santones, investido con “premio nobel”, asesina inocentes y pisotea a la civilización que a los de “Mont Pelerin” tanto, dicen, les preocupa. En la invitación a su encuentro de Buenos Aires ni una palabra, sobre los asesinatos en Irán, Afganistán, Pakistán…Libia.
En el cuadrilátero boxístico de su imaginación paupérrima, pelea el “bien” contra el “mal” y se anuncia un final feliz de corte maniqueo. Hacen pasar como si fuesen iguales las fuerzas democráticas de los pueblos y los intereses mercantiles de unos cuantos mafiosos criminales. En su ecuación ideológica la lucha de una inmensa mayoría es igual a los negociados de unos cuantos pelagatos. Y viajan por el mundo con esa telenovela rancia. Y, como era de esperarse, el reparto incluye nombres como el de Vargas Llosa, Aznar y secuaces de calaña similar.
La lucha de clases no es un juego de naipes entre “Dios” y el “Diablo”, es el ascenso emancipador, el motor de la historia, de millones de personas en contra de una minoría asesina que, armada con leyes, costumbres, instituciones y balaceras, conspira para adueñarse de los recursos naturales, la mano de obra y la conciencia de los trabajadores. "El procedimiento moralizador del filisteo consiste en hacer creer que son idénticos los modos de actuar de la reacción y los de la revolución... El rasgo fundamental de esas asimilaciones e identificaciones lo construye el ignorar completamente la base material de las diversas tendencias, es decir, su naturaleza de clase, y por eso mismo su papel histórico objetivo".(León Trotsky)
El capitalismo, aclarémoslo siempre, es todo lo contrario a la palabra Libertad y a su ejercicio colectivo y creador. No van a confundirnos los señorones ni los señoritos de la burguesía, aunque conferencian en hoteles caros y publiquen revistas, panfletos, artículos y libros del tamaño que fuese. No van a engatusarnos con la algarabía de sus adjetivos ni con los enredos de sus silogismos mercantiles. El capitalismo es el capitalismo aunque contrate intelectuales para hermosearse y esconder las muertes que produce minuto a minuto. El capitalismo es lo más, imaginablemente, enemigo de la Libertad humana en su extensión más amplia. El capitalismo sólo es amigo de la libertad de empresa y de la propiedad privada. Eso excluye a la inmensa mayoría de los seres humanos. Encuentros como los de “The Mont Pelerin Society” son sólo concilios ideológicos de una burguesía que desesperada, busca publicitas ingeniosos (les llaman intelectuales) para darse banderas de sobrevida.
Así como se multiplican los frentes bélicos que imperialismo abre para saquear a los pueblos; así como proliferan las armas que matan inocentes y asedian países para esclavizar a sus trabajadores; así como se multiplican los clubes de mercenarios golpistas diseminados en células que se camuflan de “empresarios”, “banqueros”, “curas” u “hombres del campo”; así como se perfecciona y disciplina el discurso de los “mass media” oligarcas y se expande en la geografía y en las conciencias… así, igualito, se multiplican y movilizan los foros que la burguesía inventa para fabricar matrices ideológicas suscritas por “intelectuales” mansitos, por sabihondos serviles a la estulticia y al crimen, cómplices de aberraciones inenarrables. Nos sirve saber cómo operan para combatir sus necedades en la Batalla de las Ideas. Aunque sean “famosos”, aunque la tele los haga próceres del servilismo y firmen muchos libros. Caros.
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