David Ernesto Pérez
Redacción Diario Co Latino
Francisco Jovel, conocido como Roberto Roca, ex miembro de la Comandancia General del FMLN y firmante de los Acuerdos de Paz |
Los análisis del firmante apuntan, más que al pasado, a las deudas y como pueden ser enfrentados los problemas por los que atraviesa el país, en condiciones diferentes a las que confrontó la generación que tomó las armas y combatió lo que consideró injusto.
-¿Cuál es su valoración sobre lo positivo y negativo de los Acuerdos?
- Lo positivo es que hay que reconocer que hay un satisfactorio proceso hacia la consolidación del proceso de democratización política en El Salvador, no obstante, en mi concepto hay una serie de factores en el ámbito institucional que necesitan ser revisados
-¿ Qué factores?
- Existe ausencia de democratización en los partidos políticos, está pendiente una ley de partidos.
-Incluye al TSE
-Eso también es parte, otro tema es revisar la composición del TSE que tiene mayor representación de los partidos políticos mayoritarios, debería de haber otra forma de integrarlo y ser cambiado en su totalidad el Código Electoral, readecuar el sistema electoral dadas las últimas resoluciones de la CSJ
-¿Debería ser creada una nueva constitución?
- En lo personal no le tengo miedo a una nueva constitución, algunas veces -gente de izquierda-, y sobre todo de derecha, le temen a esto, es de recordar que en el país existen las llamadas cláusulas pétreas que solo admiten las reformas, pero creo que habría una salida al convocar a una constituyente siempre y cuando haya mayoría calificada de diputados favorables a ello.
Me parece que hay que seguir insistiendo en el aspecto más realista de mejorar la correlación de fuerzas en favor de las transformaciones más estructurales en la Asamblea Legislativa haciendo reformas de fondo; por ejemplo, la forma en que se elige al titular de la Corte de Cuentas, es el único jefe de un órgano de estado que puede ser elegido por mayoría simple, eso desentona con todo el criterio de la Constitución respecto de la dirección de los órganos de gobierno. También podría pensarse en determinar constitucionalmente un porcentaje mínimo del presupuesto para educación y salud, así como con los Acuerdos de Paz se logró el 6% del Presupuesto General para el Órgano Judicial. Lo importante sería que no estuvieran desprotegidos esos componentes básicos de la inversión social.
-En los Acuerdos no se modificó el capítulo de la Constitución sobre el tema económico y social…
- Debes de tomar en cuenta que habían varios factores que incidieron en que no se prolongara la conversión, el abordaje quedó muy limitado y a la hora de la ejecución hubo mucha frustración, en primer lugar el hecho de que había una gran presión internacional para terminar con la guerra y a nivel interno la población demandaba lo mismo, incluso esa demanda de la población, en un momento determinado lo llegamos a considerar como una especie de madurez en cuanto a disposición insurrecional, de tal manera que la ofensiva de 1989 tuvo una gran expectativa de parte de la guerrilla para que se diera la insurrección, pero no se dio.
-No existían las condiciones objetivas…
- No, es que la guerra había extendido las condiciones de sufrimiento para la población civil, sufrieron las ciudades… había otro tipo de fenómeno que fue el asedio por parte del gobierno de los Estados Unidos sobre los procesos de democratización y revolucionarios. Estaba la ocupación en Panamá, la Contra contra Nicaragua con retaguardia en Honduras, la ayuda estadounidense no cesaba, paralelo a ello la crisis en el campo socialista internacional lo cual también presionaba por una salida política negociada, es de subrayar que la salida se daba en el ámbito político y no económico.
Podemos también decir que en el respaldo al FMLN hubo una disminución en el apoyo militar. Nicaragua estaba en el proceso de perder las elecciones y nos complicaba el obtener apoyo logístico; además, que se incrementó la búsqueda de una solución pacífica por parte de otros países de América Latina.
Todos los factores hicieron que lo prioritario fuera desmontar la dictadura y se creara el mecanismo para la funcionalidad democrática, pero en los Acuerdos quedó el recurso del Foro Económico y Social, pero siempre pensé que fue un error que no participaran los partidos políticos.
En este punto habían dos sectores que no estaban interesados en la negociación y desde el punto de vista laboral no había el nivel de experiencia política y de negociaciones suficientemente desarrollado; además, la composición del movimiento sindical era muy disparejo.
-¿Por qué la participación de los partidos hubiera dado un giro?
- Una de las razones es que hubiera participado una de las partes del Acuerdo que es el FMLN, ya como partido político, y segundo, es que también había un partido representativo del FDR que había sido parte del proceso, que es Convergencia Democrática y eso hubiera contribuido. Por otro lado, estoy convencido que los partidos políticos están más acostumbrados a la discusión y al diálogo y para ellos es mucho más dramático que se frustre un proceso de negociación. El Foro se frustró como mecanismo porque era la continuación de los Acuerdos en el ámbito económico.
-¿Considera necesario pensar en otra COPAZ para retomar otros aspectos?
- Habría que retomar ambas cosas, buscar mecanismos de continuidad en ambos sentidos, tanto en reformas institucionales del Estado como en el plano económico y social… son cosas muy espinosas. Para 1992, la derecha estaba muy altiva económicamente; se había caído el campo socialista, el Muro de Berlín, y creían que tenían visa completa para impulsar sus políticas neoliberales y las impulsaron. En El Salvador particularmente fue uno de los países más ortodoxos en aplicar el Consenso de Washington, de tal forma que a duras penas se quedaron pocas cosas sin ser privatizadas y todavía siguen los sectores casados con el esquema neoliberal reclamando la continuidad de esas políticas. Hoy la derecha está a la defensiva, el neoliberalismo mundial ha generado la crisis económica y social que amenaza Europa, la misma crisis en Estados Unidos que en América Latina nos tiene estancados.
-Como estudioso del marxismo, ¿en algún momento pensó que Estados Unidos iba a entrar en crisis?
- Sí, siempre lo he creído, desde una visión marxista de que las crisis de sobreproducción en el sistema capitalista fueron suficientemente estudiadas, posteriormente esas crisis cortas han sucedido por otros períodos más largos entre estabilidad y crisis, y creo que eso lo estamos viendo, estoy en total desacuerdo con la opinión que tienen algunos “marxistas” que piensan que cada crisis es la final del capitalismo, pero el capitalismo tiene la virtud de auto corregirse en marcha, lamentablemente esa virtud no la pudo tener la Unión Soviética, porque el esquema con el que actuaron fue tan dogmático que no había posibilidad de discusión interna para cambios, aquello hizo que se hundieran en una fase de esclerosis total que dio lugar a un capitalismo salvaje, contradictoriamente el socialismo estalinista terminó siendo la antesala a un capitalismo salvaje, en vez de ser como los manuales de la época de Breznev que decían que se estaba a punto de la entrada del comunismo. En eso han sido mucho más ágiles y flexibles los chinos. La política de Deng Xiaoping después de todo salvó el sistema comunista sui géneris de China, porque era tan sui géneris con Mao como después de Mao. Ahora China es la potencia mundial emergente.
-La derecha perdió fuerzas y ahora existe la posibilidad de reformas…
- Creo que hay algo que está obligando a pensar en la necesidad de una nueva generación de mejoras políticas, económicas y sociales en el país, es la prolongación de la crisis que hace pensar en esto, los mismos empresarios sufren las consecuencias de que el país no experimenta crecimiento y a veces no permite que la población sienta respiro, lo que antes comprabas con cinco colones ahora te cuesta dos ó tres dólares, el dólar ha bajado de valor y la fuerza de trabajo no se ha revalorizado. Esa prolongación de la crisis cada vez más fuerza a la búsqueda de un entendimiento y significa estructurar políticas de estado. Después de todo, los Acuerdos de Paz marcan la estructuración de políticas, de cambiar la Policía Nacional a la Policía Nacional Civil, aunque hayan personeros de la derecha que desean la militarización de la PNC la población sigue deseando que se mantenga en su carácter civil.
-La protección de derechos humanos es otro logro…
- Ahí sería bueno discutir qué resoluciones deberían ser vinculantes por parte de la Procuraduría. Los Acuerdos pretenden que se convierta en organismo garante y vigilante de los derechos.
-¿La sociedad debe defender los Acuerdos de Paz?
- Sí, y la mejor defensa es no estancarlos. La sociedad que no aprovecha fenómenos como el de los Acuerdos se estanca, porque si eso sucede, si el espíritu de los Acuerdos se acumulara en problemáticas que no hacen progresar a la sociedad, en otro momento surgirá otro conflicto que demandará una solución confrontativa. Para que eso no se dé tiene que haber un proceso de cambios y transformaciones constantes, me parece que es indispensable que la aparente conciencia que hay de una nueva generación de acuerdos para conseguir la paz social se convierta en voluntad política, no basta con tener conciencia. Cuando digo voluntad política no me refiero a la voluntad de los políticos, esta también se expresa a nivel de los gremios empresariales. Los actores de una nueva generación de acuerdos no pueden ser los mismos de la guerra.
-A propósito de paz social. Después de los Acuerdos de Paz existe una incontenible espiral de violencia…
- El drama de la delincuencia común en El Salvador y del crimen organizado tiene abatida a la población, hay lugares donde vive la gente trabajadora que son el escenario fundamental de ese drama, eso no lo viven los de la San Benito, Escalón, Santa Elena. Esto tiene causas internas que son de carácter estructural y externas. En las primeras tenemos que tomar en consideración que en este país existe un desempleo terrible y eso no se da solo con la gente de escasa formación técnica. Observe la gran cantidad de profesionales desempleados, hay muchos profesionales con calificación universitaria que desempeñan cargos que no son compatibles con su nivel académico, hay una especie de “sobredimensión formativa” respecto al cargo.
Lo anterior empuja a muchos a emigrar, otros terminan siendo cerebros ganados por el crimen organizado, que es un fenómeno regional. También hay fenómenos relativos a la mala distribución de la riqueza, un pequeñito grupo de muy ricos y una situación de hambre y miseria generalizada que ni este gobierno de izquierda ha podido parar.
La principal causa externa es la gran demanda de droga que existe en Estados Unidos, es tan atractiva porque significa incluso mover capitales que sobrepasan las capacidades de buena parte de los países de América Latina, no en balde es famosa aquella cuestión que los narcotraficantes colombianos ofrecieron a pagar la deuda externa de su país si los dejaban libres.
La guerra contra las drogas se está perdiendo y la cantidad de plata es tan amplia que gana jueces, políticos, empresarios, a una gran cantidad de gente, desde el modesto pescador de tiburones hasta el banquero que blanquea dinero, empresarios que uno no sabe de donde aparece su riqueza, ha inundado el turismo, juegos de casino, todo está mezclado pero ¿cúal es el motivador fundamental de este negocio redondo? Es la enorme demanda de países con una población excesivamente estresada que anda buscando una salida a su angustia existencial y esos son los países desarrollados del capitalismo, son el foco de atracción mayor para los narcóticos.
Algunos dicen, entre ellos la Comisión Latinoamericana sobre Internacional Drogas y Democracia que el problema debe pensarse como un asunto de salud pública y no como un simple asunto de represión policial y se debe hacer la adecuada composición para atenderlo.
-¿Estuvo en Nueva York la noche del 31 de diciembre de 1991?
- Sí, una noche memorable.
-Alguna anécdota
La que más recuerdo es aquella de que se paró el reloj para que no se superara el período de Pérez de Cuéllar y llegamos a la medianoche sin resolver todos los problemas, especialmente el del tamaño de las parcelas que había que darle a los ex combatientes y pobladores de las zonas bajo conflicto, entonces se suspendió la reunión y Joaquín Villalobos, David Escobar Galindo y otras personas de la comitiva del gobierno negociaron la posibilidad de un incremento del tamaño de las parcelas. Pocos minutos después de las doce de la noche se llegó a un entendimiento que fue el ejecutado.
-¿Por cuánto tiempo se paró el reloj?
- No recuerdo exactamente, los de la ONU llevaban mejor la cuenta, pero entiendo que fue por unos 10 minutos, fue un momento súper difícil y comprimido de la negociación y hay que decirlo con la honradez política, ética e intelectual: en ese momento quien más batalló para que se incrementará el tamaño de las parcelas fue Joaquín Villalobos.
La otra anécdota es lo que nos contó la gente de la ONU, y es que dijeron que quien se manifestó más dinámica a la hora de decirle al gobierno, a Cristiani y a los militares que no siguieran entorpeciendo la firma de los Acuerdos fue Margarita de Cristiani, ella tuvo un papel muy importante al grado de decir que ya no se podía seguir en la misma estrategia de entorpecer. Además era la representante de los que dominaban el agro en el país.
-Presionó bastante…
- Sí, así se nos dijo.
-Ahí estaba ella, entonces…
- Sí, nunca se presentaba ni Cristiani, pero nosotros sabíamos que ahí estaba, esa era una de las fórmulas que tenía la negociación; por un lado, el presidente nunca estaba en las mesas de diálogo, solo estuvo presente a la hora de ratificar lo que firmó en Chapultepec, por el lado de la comandancia habíamos tomado la determinación que no estuviera todo el mando, sino que estábamos atrás, comunicados muy dinámicamente.
Por ejemplo, cuando se negociaron en México las reformas constitucionales ahí estaba toda la comandancia pero a la hora de las negociaciones sólo fueron Schafik y Joaquín, y los demás estábamos afuera, pero antes de tomar cualquier resolución nos poníamos de acuerdo. ¿Por qué? Porque si toda la comandancia estaba en la negociación habría un compromiso total y uno de los mecanismos de una negociación era que muchos acuerdos se quedaban en el congelador, es decir, no se ratificaban mientras no se llegara a acuerdos en otros. Por eso es que hasta el último minuto toda la comandancia estaba.
Por eso es que en Nueva York estaba el presidente Cristiani y los militares, porque esta negociación era una de las más difíciles, porque las reformas constitucionales era un tema traumático para las fuerzas armadas.
-Era quitarle el poder a la Fuerza Armada…
- Justamente, la Fuerza Armada regresaba a la función que constitucionalmente le tocaba ejecutar.
-¿Fueron a celebrar ese día?
- Bueno, nosotros nos sentimos muy satisfechos, ese, salvo pequeñas celebraciones, aunque por ahí vi una fotografía de un librito en donde por lo menos esa noche lo celebraron más en Nicaragua, México, que los que habíamos estado directamente en el momento de la negociación. Fue un momento muy dramático, en el buen sentido de la palabra, tanto para el gobierno como para la guerrilla.
-¿Qué pensó en el momento de la Firma?
- Lo que más me impactaba a mi después de doce años de guerra abierta y diez años de guerra clandestina, lo que para mi significaba vivir 22 años en zozobra permanente… mi familia y yo… a mi en 1980, un escuadrón de la muerte formado como por 40 personas entre militares y escuadroneros asaltaron mi casa. Mi esposa estaba embarazada y a duras penas logramos evadir aquel ingreso. Fue en las cercanías de la Útila, en Santa Tecla, de tal manera que uno siente que van a dejar de seguir muriendo sus amigos y compañeros y recordar a los fallecidos y la época a veces a uno hasta le saca las lágrimas. Te voy a decir: cuando asesinaron a Francisco Veliz y a Mario López, ya después de los Acuerdos hubo una gran preocupación, no solo de parte mía, sino de todos los partidos que formaron el FMLN. Bueno, va a regresar la guerra y lo más dramático era que si regresaba ¿cómo le íbamos a hacer frente? ¿Con qué? Fueron momentos de gran conmoción psicológica.
-¿ Le costó insertarse a la vida civil?
- Sí, costó, quien diga que no le costó miente, incluso aquellos que no hicieron trabajo en el exterior o en los frentes de guerra o en la clandestinidad.
La reincorporación costaba, no solo a los involucrados directamente, sino también a sus familias que estaban dispersas. Pensar en la problemática de los hijos que venían de estudiar en otros países, tener a los hijos con protección de seguridad.
Por el lado personal algunos no habían hecho ninguna base de sustentación económica como iniciar ese proceso, para unos fue más fácil, para otros más difícil, de tal manera que fue complicado, que planteaba un nuevo reto en todo sentido.
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