Mientras la larga noche neolibaral azota América Latina, el 1 de enero de 1994 surgió en México el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
Desde el sur del país, la ciudad San Cristobal de las Casas, en el estado de Chiapas, fue el escenario de la insurreción armada encabezada por los pueblos indígenas en armas.
Tierra, Libertad y respeto a los derechos de las comunidades originarias, fueron las principales consignas que levanta todavía el EZLN, basado en el ideario del líder de la Revolución Méxicana, Emiliano Zapata, y encabezado por el Comandante Marcos.
La primera declaracion de la Selva Lacandona, el EZLN expresó que “somos producto de 500 años de luchas” y por eso “somos los herederos de los verdaderos forjadores de nuestra nacionalidad”.
Con su aparición pública, el zapatismo denunció el modelo neoliberal del entonces gobierno mexicano, presidido por Carlos Salinas de Gortari.
Desde su nacimientos, el EZLN respetó en todo momento la decisión de sus bases y logró acuerdos con el Estado mexicano, donde los derechos indígenas fueron la prioridad.
Con la irrupción del zapatismo comenzó también la represión por parte del Ejército y de grupos paramilitares que todavía hoy operan en Chipas.
En la actualidad, tanto el EZLN como las comunidades indígenas chiapanecas se manienen en resistencia. Sus demandas de libertad, tierra y respeto tampoco fueron concretadas por los sucesivos gobiernos.
Con un apoyo internacional masivo, cuestionando las estructuras del sistema capitalista, pero también las políticas clásicas de la izquierda, el zapatismo siguen vigente en el actual contexto latinomericano, principlamente porque sus reclamos básicos, hasta el momento, no han sido tomados en cuenta.
AVN
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