.LA COLUMNA DE PEPE PREGUNTÓN
Un par de semanas sin compensar cheques le bastaron al insaciable sindicato bancario para doblar el brazo al gobierno y a su proclamada voluntad de terminar, de una vez y para siempre, con el absurdo e insultante privilegio que representa la denominada "escala del burro", que lleva a que en la banca estatal los trabajadores no necesiten trabajar bien para ver cómo sus salarios crecen y crecen, sin importar si hacen bien o mal su tarea, o si se limitan a vegetar en sus puestos.
¿Qué pasó? Habría que preguntarle al presidente, que un día dijo que este incomprensible privilegio debía terminar y que en el Uruguay debía comenzar a premiarse el esfuerzo, y al siguiente -tras recibir en su chacra a los gremialistas más radicales- ordenó volver al primer casillero, hacer de cuenta que aquí no ha pasado nada, no descontar a los trabajadores las muchísimas horas no trabajadas y retomar el diálogo dejando a un lado la disposición presupuestal que pondría fin a la tal "escala del burro".
Queda claro que ni el gobierno y su mayoría parlamentaria pueden con el poder de los sindicatos. Incluso con el apoyo de todo el sistema político y de buena parte de la población, que se pregunta cómo pueden los bancarios estatales mantener este agraviante privilegio que todos los uruguayos pagamos con nuestros impuestos, el gobierno no puede con los gremios. Entonces, ¿quién manda en realidad en el Uruguay? ¿El presidente al que más de la mitad de los uruguayos confiaron la responsabilidad de conducir al país o los sindicatos? La respuesta surge sola, diáfana. Está a la vista.
La "escala del burro" goza de buena salud. El gremio bancario tiene al país de rehén, porque cada vez que alguien haga algo que no le guste, público o privado, le bastará con paralizar la compensación de cheques para poner de rodillas a todo el sistema político, que terminará por hacerle el gusto, cualquiera que éste sea. ¿Por qué nadie se anima a ponerle el cascabel al gato y automatizar, como en el mundo entero, la compensación de cheques? Una pregunta para el sistema todo, sin distinciones partidarias. ¿Temor al gremio y a sus represalias? ¿Compromisos asumidos? ¿Alguien va a hacer algo? Seguramente nadie. Después de todo, "la escala del burro" no es privativa de la banca pública. En el sector privado todo ya nadie puede despedir a un empleado si está sindicalizado. Es intocable. Puede hacer lo que quiera o no hacerlo si lo desea. Puede no ir a trabajar, o hacer mal su trabajo. El gremio lo va a defender y el privado tendrá que ceder. Y cuando llegue el momento del aumento salarial, su remuneración aumentará como la de todos, el mismo porcentaje, porque si no vendrá el conflicto, el piquete y la ocupación.
¿Y cómo no va a ceder el empresario ante el poder sindical si el mismísimo gobierno, que tiene todo el poder, agacha la cabeza frente a los gremios?
¿No se dan cuenta los dirigentes políticos todos que por este camino el Uruguay va rumbo a transformarse en ingobernable e inviable?
elpepepregunton@gmail.com
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