jueves, 19 de enero de 2012

Portugal: Reducen festivos y pago de horas extras y abaratan el despido de trabajadores

Lacrisislapaganlospobres.
El Gobierno portugués acordó este miércoles una reforma laboral que reduce los días de vacaciones y el pago de horas extras y facilita el despido de trabajadores.
Tras diecisiete horas de maratonias negociaciones, el Ejecutivo, la patronal y el segundo sindicato más grande del país, la Unión General de Trabajadores  (UGT), alcanzaron un pacto del que desmarcó la mayortaria Confederación General de Trabajadores de Portugal (CGTP).

La reformaincluye la reducción del número de festivos y de tres días de vacaciones menos, de 25 a 22, así como la posibilidad de que los puentes puedan ser contados también como jornadas de descanso.

El documento firmado propone además la creación de un banco de 150 horas por trabajador que la empresa puede gestionar, de manera que el empleado trabaje más horas un día y las descuente en otras jornadas, sin que estas sean pagadas como extraordinarias.
Otro punto acordado es la opción de cobrar hasta la mitad del paro como si fuera un salario, cuando el desempleado acepta un trabajo, una medida pensada para paliar el rechazo a empleos con sueldos inferiores al subsidio.
El ministro de Economía y Empleo, Álvaro Santos Pereira, celebró “el espíritu de unión” del acuerdo que según su criterio “lanzará las bases para vencer la crisis económica”.
Sin embargo, el ministro evitó explicar el abandono de la controvertida idea de prolongar en media hora sin remuneración la jornada laboral en el sector privado. El Gobierno derechista de Pedro Passos Coelho propuso a finales de octubre esta medida excepcional.
Joao Proença, secretario general de la UGT, el segundo mayor sindicato luso, justificó el apoyo a la reforma por el rechazo a la media hora de trabajo extra sin remuneración, además de por considerar “importante” para el país que hubiera un acuerdo en medio de una “gravísima crisis”.
Por parte de la patronal lusa, el presidente de la Confederación de la Industria Portuguesa (CIP)), António Saraiva, aplaudió el acuerdo como “útil” para Portugal y “deseable en la situación de emergencia actual”.
La CGTP, que cuenta con el apoyo de unos 800.000 afiliados según datos del propio sindicato, abandonó la mesa de negociaciones el martes y tachó lo decidido de un “regreso al feudalismo”.
“Este acuerdo es un buen acuerdo para el gran patrón y un pésimo acuerdo para los trabajadores porque es un documento que pone al Estado al servicio de las empresas”, señaló el sindicalista Arménio Carlos, miembro de la comisión ejecutiva de la organización.
EFE

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