.Violeta Parra contada a través de pura poesía cinematográfica
-JaviÁlvarez
La isla inexistenteEl director chileno Andrés Wood es un serio candidato a llevarse el Goya a la mejor película iberoamericana con Violeta se fue a los cielos
Thomas Durand y Francisca Gavilán en una escena de la película Violeta |
Violeta se fue a los cielos cuenta pequeños trazos de la vida de Violeta Parra. No lo hace siguiendo una línea cronológica sino entrando y saliendo en diferentes momentos, regresando más tarde, mezclando imágenes oníricas, recuerdos de infancia… En definitiva jugando entre la realidad y la poesía que ha sabido crear el director chileno, Andrés Wood, alrededor de esta impresionante mujer.
La película se mueve como pez en el agua entre la tristeza |
La Isla Inesistente |
La música es lo más importante en Violeta Parra, son sus raíces, el único sentido de su vida. Así que no es extraño que decida viajar a la Polonia comunista para mostrar la cultura chilena, aún a pesar de tener que dejar atrás a su familia y de dejar a Ángel, un adolescente, la responsabilidad de cuidar de sus dos hermanas, una de ellas todavía bebé, mientras dure su ausencia. Surge el punzazo del dolor estando fuera, la tragedia que se ceba, y una patina sombría en su cara. De vuelta en Chile conoce al músico suizo Gilbert Favre y arranca entro los dos un estallido sexual que inicia una vida amorosa apasionada hasta los extremos. Viajan juntos a Europa y allí, por un impulso de coraje, presenta sus trabajos visuales al museo del Louvre y consigue que se los acepten para ser expuestos. Todo en ella es arte, la vida no tiene otro concepto que el de creación. Se entrega a ello y relega su relación. Abandona sus instintos de mujer por su sentido creativo. Otra nueva punzada de dolor.
Regresa a Chile con nuevas ideas, la clase alta aprecia su nombre, pero sólo como moda. Más dolor y el deseo de encontrar el camino, de devolver al pueblo su cultura. Así surge la idea de construir la carpa de la Reina, un lugar al servicio del Folklore. Sus hijos la acompañan en este proyecto por amor hacia su madre, pero pronto ven que la idea no es más que un empecinamiento que no puede tener continuidad. Son momentos duros, de contratiempos, donde descubrimos la relación con su hija Carmen Luisa que lentamente se va convirtiendo en el bastón sobre el que apoyarse.
El pasado, su historia de amor con Favre la atormenta, quiere recuperar aquello y le busca con pasión. Pero, si bien el sexo se puede recuperar, los sentimientos no. Herida sin remedio se va sintiendo cada día más vacía.
Que Violeta Parra fue una mujer de carácter, de armas tomar, no queda duda. Ella manda y gobierna y es el mundo que está enfrente el que se despista y desorienta. En ella se hace sentir ese enfrentamiento con la vida, esa oscura dificultad para adaptarse a lo que no ocurre como debería, esa perplejidad de entrever lo absurdo de su trasfondo cuanto más intenta entender. Nunca está cómoda, siempre buscando caminos para contar, para hablar de su cultura. No se rinde ni cuando se siente vencida. No hay espacio para el desaliento, siempre invencible por fuera y llorando por dentro. Y a pesar de todo, el peso de la derrota se hace insoportable. La incomprensión de lo que está fuera de su cabeza y rige con otras normas termina con ella. Violeta Parra acaba con Violeta Parra. Lo hace con fuerza, con un disparo de inconformismo que rompe con todo. Los suicidios no se avisan, se hacen o no se hacen.
Excelente el trabajo de Francisca Gavilán, una reconocida actriz de teatro, sobre la que recae todo el peso de dar vida a Violeta Parra. Se preparó a conciencia. Aprendió todas las canciones con la ayuda de Silvia Urbina, cantante folk. Gavilán tiene buena voz y ella misma interpreta la mayoría de los temas de la banda sonora. Además tomó clases de guitarra para que resultase natural su interpretación. Tampoco olvidó la faceta pictórica, escultórica y de arpillería de la artista , así que la actriz visitó el Centro Cultural Palacio de la Moneda para ver la exposición dedicada a Violeta Parra. Esos esfuerzos le sirvieron para conseguir una simbiosis perfecta con su personaje, identificándose de tal forma que se han hecho indivisibles. Su rostro es el de Violeta Parra, sus sentimientos también.
El director chileno ha logrado un largometraje cargado de sensaciones, en el que se cuidan cada uno de los detalles para hacer un cine tan personal como universal y evocador. Se huele el campo, se escuchan los sonidos perdidos de un caluroso verano y se ve entre niebla lo que pudo haber sido, o lo que quizá fue o lo que debió ser, pues esas tres cosas se entremezclan con el único fin de hacer sentir al espectador como si fuese Violeta Parra. Lo narrativo se difumina entre las imágenes que ganan la batalla para describir lo que está oculto, lo que falta y se enseña con un simple gesto, con el tono de una canción que acompaña el caminar entre dos poblaciones perdidas buscando algo que está a punto de desaparecer.
A modo de pequeño anecdotario: Andrés Wood confiesa que hace tiempo, incluso antes de rodar su película Machuca, le rondaba por la cabeza hacer una película sobre Violeta Parra. Sin embargo no encontraba la forma de acercarse a ella, pues todo lo que leía sobre la cantante tenía un gran sesgo periodístico, con mucho interés en realizar una crónica, pero nunca con un tratamiento personal que acercase al lector los sentimientos de la artista. Esto cambió cuando leyó el libro Violeta se fue a los cielos, escrito por su hijo Ángel Parra. En él sí encontró esa materia más íntima que buscaba para hacer la película.
Ángel Parra se incorporó al equipo de la película, encargándose de asesorar en el lenguaje, sobre todo a la hora de hacer hablar a Violeta Parra. También ha participado en la banda sonora de la película, no en vano es uno de los reconocidos cantautores de la llamada Nueva Canción Chilena.
- Violeta se fue a los cielos (soundtrack) - Maldigo del alto cielo
. http://www.youtube.com/watch?v=QohrhLIy_Vg
-Trailer VIOLETA SE FUE A LOS CIELOS
http://www.youtube.com/watch?v=5c58gPEDzqI
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