Ahora se invita a los espectadores a retorcerse las manos ante la "tragedia" de los psicópatas estadounidenses que tienen que matar a personas en lugares distantes.
El reciente 70 aniversario de la liberación de Auscwitz fue un recordatorio del gran crímen del fascismo cuya iconografía nazi quedó incrustada en nuestra conciencia. El fascismo se conserva como historia, como el estremecimiento ante las camisas negras, marcando el paso de la oca, su terrible e indiscutible criminalidad. Sin embargo, en las mismas sociedades liberales, cuyas élites guerreristas nos instan a no olvidar nunca, se encubre el creciente peligro de una nueva especie de fascismo, ése es su fascismo.
Los Jueces del Tribunal de Nuremberg decían en 1946: "La iniciación o comienzo de una guerra de agresión... no es solo un crimen internacional, es el mayor crimen internacional y sólo difiere de otros crímenes de guerra en que contiene dentro de sí el mal acumulado de todos ellos".
Si los nazis no hubieran invadido Europa, ni Auschwitz ni el Holocausto habrían suedido. Si los Estados Unidos y sus satélites no hubieran iniciado su guerra de agresión a Irak en 2003, casi un millón de personas estarían vivas hoy día; y ni el Estado islámico, ni ISIS, nos tendrían esclavizados con su salvajismo. Ellos son los descendientes del fascismo moderno, destetados con las bombas, los baños de sangre y las mentiras que constituyen ese teatro subrealista conocido como noticias.
Al igual que el fascimo de los años 30 y 40, grandes mentiras se prodigan con la precisión de cronómetro, gracias a unos omnipresentes medios repetitivos y, por omisión, a su resuelta censura.
Véase la catástrofe en Libia.
leer más:¿Por qué resurge de nuevo el fascismo? Texto completo en: http://www.lahaine.org/ipor-que-resurge-de-nuevo
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