capítulo extraído del libro "La emergencia del feminismo islámico"
- Jueves.23 de abril de 2009 -
Balghis Badri Oozebap publicado año 2008 Tomado de Rebelión
Intentaré dar respuesta a tres cuestiones principales: ¿Cuáles son los derechos de las musulmanas según los intelectuales musulmanes masculinos de Sudán? ¿Cuáles son las posiciones sobre el feminismo y el islam de los grupos de musulmanas sudanesas? ¿Cuál es el camino a seguir para el feminismo islámico?
Resulta muy significativo que desde la propagación de las teorías de la modernidad, surge una tensión en el interior de las sociedades musulmanas entre cómo se conceptualiza el islam y la contemporaneidad en los asuntos de lo absoluto y la interpretación, el derecho a cambiar y la capacidad de lograrlo, y el poder de definir la realidad. La tensión también está presente entre la aceptación del islam en su totalidad, como religión, fuente legal, conducta moral, ideología, sistema de valores, significados de gobernabilidad, etcétera, o, por otro lado, la restricción del islam como espacio religioso.
Es, en definitiva, una tensión entre las libertades de pensamiento, juicio y acción opuestas a la acumulación de autoridad sobre los otros donde unas cuantas personas se otorgan el poder de reprimir al resto en nombre de Dios. Los que aseguran que su comprensión de la sharia es válida para todo el mundo y que debe ser el criterio y el principio divino con el que medir todos los asuntos, desde los privados a los públicos, afirman que este camino es el único correcto. Por consiguiente, creen que no se deben tolerar las desviaciones o alternativas. Algunos estados consideran el islam como fuente de todos los códigos legales (personales, criminales, económicos, morales, de gobernabilidad...), es decir, lo que clasificaríamos y denominaríamos como estados islamistas. En el otro extremo, existen otros que aceptan el islam únicamente como un asunto personal. No lo codifican en leyes estatales y son lo que podríamos llamar países musulmanes seculares. Entre ambos lados existe un abanico de estados que toman del islam lo que consideran más apropiado para algunas de sus leyes. Otros aspectos de la religión los dejan como principios éticos sin codificar.
En lo que se refiere a los asuntos de la mujer, encontramos a los que consideran la sharia como válida únicamente para elaborar las leyes familiares. Otros estados también la utilizan para las leyes criminales y para asuntos relacionados con la representación y el espacio de la mujer (posición política, códigos morales y de vestido, sistema de valores, etcétera). Del mismo modo, existen diferentes puntos de vista sobre las identidades femeninas, y los estados difieren en cómo emplear el islam para justificar la posición gubernamental hacia la mujer.
Por otro lado, la diversidad también existe entre los grupos de musulmanas que defienden sus derechos. En general, podemos distinguir entre tres grupos: las islamistas, que defienden un islam conservador y basado en las interpretaciones de los primeros expertos (hombres), aunque también existen diferencias entre ellas. Otro grupo sería el del feminismo islámico, donde se intentan elaborar nuevas interpretaciones o buscar referencias en las nuevas interpretaciones realizadas por hombres para, a partir de éstas, crear una perspectiva feminista en el seno del islam. Una tercera vía son las mujeres que reivindican un feminismo sin referirse al islam ni tenerlo como referencia básica para la emancipación. Son las que llamamos feministas de cultura musulmana, en el sentido de que su religión es el islam pero intentan tratar el feminismo desde una perspectiva secular. Los principales discursos de los expertos islamistas de Sudán En Sudán existen diferentes interpretaciones islámicas sobre la cuestión de la mujer, que podríamos identificar en cuatro posiciones principales. Tres de los más destacados expertos sudaneses han escrito explícitamente sobre la mujer en el islam: Hassan El Truabi, Elsadig Elmahdi y Mahmod Mohamed Taha. A continuación repasaremos su pensamiento:
1) ) Hassan El Truabi es el líder del Frente Islámico Nacional y uno de los fundadores de los Hermanos Musulmanes en Sudán. En el año 2000 publicó un libro sobre la posición de la mujer en el islam. Apelando al principio del iytihad, argumentaba que la esencia del islam es la igualdad entre hombres y mujeres, y recalcaba que la mujer es igual en dignidad, derechos y deberes. Según él, la mujer puede ocupar puestos de responsabilidad, incluso llegar a ser jefe de Estado o juez. En el libro, Truabi utiliza referencias a otras interpretaciones elaboradas por diferentes escuelas y pensadores para sustentar el principio de igualdad de género. Así pues, sus opiniones progresistas no se basan únicamente en sus propias interpretaciones, sino que las fundamenta en diversas fuentes con el objetivo de proporcionar justicia para la mujer. Su principal motivación es la de dirigirse a Occidente para ofrecer una imagen más positiva del islam como religión capaz de integrar la modernidad al mismo tiempo que protege a la sociedad de los males de la modernidad Occidental. Para Truabi, las diferencias entre una sociedad moderna islámica o no islámica residen en los ideales con los que el islam protege a la población de los excesos innecesarios que derivan de la libertad desmesurada, el libertinaje sexual y otros comportamientos inmorales. Por consiguiente, es necesario que la mujer se vista de un modo decente para que no tiente al hombre y lo provoque sexualmente. Asimismo, los hombres no deben pensar en las mujeres como objetos sexuales y deben reprimirse.
En su opinión, la reivindicación de las mujeres por la igualdad de derechos en los códigos familiares, como por ejemplo la lucha por la abolición de la poligamia y el derecho unilateral del marido por el divorcio, o que las madres consigan los mismos derechos de custodia de sus hijos, suponen reivindicaciones y luchas inútiles. Obtener estos derechos no son indicadores fidedignos de la posición de la mujer en la sociedad. Los asuntos cruciales que indican la liberación o la equidad son la igualdad ante la ley y ante Dios, la libertad de movimiento, el derecho a ocupar un cargo público, tener unos ingresos y propiedades independientes y una legitimidad de género señalada como principio. En el libro abundan las citas coránicas y los hadices, así como fragmentos de teología que sustentan sus argumentos. Como dirigente político ansioso por aumentar su popularidad, Hassan El Truabi no sólo no puede permitirse ofender a las mujeres, sino que debe apoyar sus peticiones. Muchas sudanesas han reaccionado positivamente a sus propuestas y consideran que, efectivamente, su emancipación puede conseguirse a través del islam.
enlace: www.50.org/tortuga
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