La Paz/Erbol
Los tentáculos de Vicente Bolloré, ahora interesado en el litio boliviano
El Le Monde Diplomatique, en su edición del mes de abril, presentó
una investigación realizada por Thomas Deltombe, quien muestra al
empresario francés Vincent Bolloré, ahora interesado en el litio
boliviano, en su faceta empresarial y destaca los vínculos "cercanos"
con el gobierno del francés Nicolás Sarkozy.
Según este medio escrito, Bolloré, quien se suma al interés
expresado por las firmas japonesas Sumimoto y Mitsubishi, LG de
Corea y compañías de Alemania y Rusia para explotar el litio del salar de Uyuni, prestó su lujoso yate y su jet privado en una relación muy
amistosa con el entonces recientemente presidente electo, Nicolás
Sarkozy, quien visitará Bolivia en los próximos meses.
Además describe cómo Vincent Bolloré "aprovechó de la ola de privatizaciones impuestas a los países africanos por las
organizaciones financieras internacionales (IFI), obteniendo las concesiones de las infraestructuras estratégicas heredadas de la época colonial: como, en 1995, la Sociedad Internacional de
Transportes Ferroviarios Africanos (Sitarail), que comunica Burquina Faso con la Costa de Marfil, y en 1999, la Camrail, compañía
ferroviaria de Camerún que juega un rol esencial en sacar del aislamiento al Chad y centro África".
Entre otras cosas denuncia, "que para ganar la concesión de Dakar
en 2007, el señor Bolloré ha movido todas sus palancas de influencia. Además de su colaboración de parte del señor Sarkozy, ha movilizado a Alain Madelin y François Léotar para apoyar su
dossier, para tratar de desanimar a sus mayores contendientes, los mastodontes de los Emiratos Árabes Unidos, "Dubai Ports World" (DPW)".Bolloré se reunió con el presidente Evo Morales cuando visitó Francia y Rusia en febrero de este año. Después de que representantes del mismo visitaran Bolivia en 2007 y 2008.
El carbonato de litio es la materia prima para la producción de
baterías de ion-litio usadas en celulares, computadores portátiles y eventualmente en vehículos híbridos. Bolloré participa en un
consorcio desde 2001 con Électricité de France (EDF) para producir
el Blue Car, un vehículo que eventualmente se alimentará de las baterías de ion-litio. El Estado francés controla el 70% de EDF.
Las guerras africanas de Vincent Bolloré,
una investigación de Thomas Deltombe
"No es porque somos amigos que no tenemos ética en nuestra relación" comenta sobriamente Vincent Bolloré durante un interrogatorio sobre las lujosas vacaciones regaladas al presidente Nicolás Sarkozy en 2007. De hecho, el grupo dirigido por el industrial francés ocupa
un lugar particular en la economía nacional: implicados en plásticos, transportes o energía, disponen de varias filiales que se benefician de contratos con el Estado. Creada en
1822 y siempre mayoritariamente detentada por la familia Bolloré, el grupo se ubica entre los primeros 500 conglomerados del mundo.
Si se ha establecido un poco en todas partes, el África parece ser su tierra predilecta. Ahí, la guerra industrial hace furor, notablemente
por las concesiones de puertos recientemente privatizados. Son las relaciones del grupo con los regímenes locales poco escrupulosos
-tal como el señor Charles Tylor en Liberia, o el de francoafricano Paul Biya de Camerún- que lo han puesto bajo el ojo de la crítica.
Pero el señor Bolloré puede contar con una sólida red de amistades políticas y sobre los medios de comunicación que controla para defenderse.
"Héroe contemporáneo"
"Para nosotros, los medios de comunicación, (Bolloré) ofrece la imagen perfecta del héroe contemporáneo. Revivió con los caballeros
de la industria y nos ha hecho olvidar la crisis. (reportaje en TF1 sobre Vincent Bolloré, 1986)
Durante mucho tiempo los medios franceses se han enternecido con el rostro regordete de Vincent Bolloré. El pequeño príncipe del "cash-flow", como lo llamábamos en los años 80, encarnaba el "nuevo
capitalismo": el empresario ético que supo conciliar paz social y rentabilidad financiera. Micrófonos y cámaras se empujaban delante del responsable de la Confederación General del Trabajo (GGT) en
Bretaña, que afirmaba con la mano en el corazón querer "jugar al juego del beneficio" y preferir la "modernidad sobre la lucha de
clases".
Pero el retrato del golden boy de los años dorados, adquirió
desde entonces algunas arrugas. Primero están esas operaciones bursátiles
de los años 90, contra el grupo Bouygues, que le dieron la
reputación de un hombre de negocios de rapiña, que se embolsilló jugosos dividendos traicionando amistades. También está el
escándalo que involucró su yate de lujo y su jet privado en una relación muy amistosa con el entonces recientemente nombrado Nicolás Sarkozy. Entre dudas y conclusiones el ángel millonario se transformó
en demonio para ciertos grupos de la prensa.
Ahora vuelve a la superficie otra faceta de V. Bolloré:
las actividades de sus empresas en África. En 20 años,
este continente se volvió uno pilar fundamental del grupo, cuyas actividades en la región han permanecido ocultas durante todo este tiempo.
El África
no representa más que un cuarto de sus números de negocios oficiales (1,4 millares de euros sobre 6,4 en 2007). Pero, con 19 mil asalariados, sus 200 agencias repartidas en 43 países, y las instalaciones altamente estratégicas que controla (puertos, transportes y plantaciones), V. Bolloré actúa como un emperador conquistador, para quien sus redes políticas y mediáticas constituyen sus armas favoritas.
Pugnas por puertos
La batalla que tuvo mayor cobertura en los medios de comunicación,
es la de los puertos africanos, que constituyen la llave para acceder
a la fuente de mayor riqueza, es decir las redes locales de transporte y logística. El grupo Bolloré es, efectivamente, propietario
de varias sociedades que han logrado fortuna en la época colonial:
en el transporte, el tránsito y la manutención de productos de importación y exportación con el continente. Las dos principales son
por una parte, la Sociedad Comercial de Negocios y Combustibles (SCAC), comprada en 1986 y fusionada posteriormente a otras
ramas del grupo, que han dado lugar a la SDV Logística
Internacional, y por otra parte la SAGA, hermana gemela de la
anterior, comprada después de múltiples intrigas en 1997.
En otras palabras, Bolloré aprovechó de la ola de privatizaciones impuestas a
los países africanos por las organizaciones financieras internacionales (IFI), obteniendo las concesiones de las infraestructuras estratégicas heredadas de la época colonial: como,
en 1995, la Sociedad Internacional de Transportes Ferroviarios Africanos (Sitarail), que comunica Burquina Faso con la Costa de Marfil, y en 1999, la Camrail, compañía ferroviaria de Camerún que
juega un rol esencial en sacar del aislamiento al Chad y centro África.
En lo que concierne a las instalaciones portuarias, Bolloré -en sólo 5 años- arrasó, a través de sus diferentes filiales, y a veces
compartiendo con otros operadores, la gestión de concesiones para operar de terminal a contenedor: Douala (Camerún), Abidjan (Costa de Marfil), Cotonou (Benin), Tema (Ghana), Tincan (Lagos, Nigeria) y más recientemente Punta Negra (República del Congo).
En conexión con las 200 agencias que dispone el grupo en 43 países africanos, y con sus ferrocarriles, millares de camiones y millones
de metros cuadrados de superficie de stock, la gestión de los puertos asegura al grupo Bolloré un formidable negocio en el continente. La "Bolloré África Logistics", creada en septiembre de 2008, se
ha transformado "en la primera red integrada de logística en África". Pero, detrás de los comunicados de prensa triunfales es una
verdadera guerra política y económica que se está jugando
alrededor de los puertos africanos.
Tanto así, que para ganar la concesión de Dakar en 2007, el señor Bolloré ha movido todas sus palancas de influencia. Además de su colaboración de parte del señor Sarkozy, ha movilizado a Alain
Madelin y François Léotar para apoyar su dossier, para tratar de desanimar a sus mayores contendientes, los mastodontes de los Emiratos Árabes Unidos, "Dubai Ports World" (DPW).
También consagró una emisión en su cadena de televisión, Direct 8, y una doble primera plana en sus periódicos supuestamente gratuitos, Matain Plus (transformada a inicios de 2008 en Direct Matain Plus) y Direct Soir. Con un encabezado muy sobrio: "Abdoulaye Wade:
un grande de África" (Direct Soir, 20 de marzo 2007).
Sin embargo, sus esfuerzos no fueron recompensados:
la gestión del terminal portuario de Dakar fue adjudicada a DPW en octubre de 2007. A pesar de todo el señor Bolloré guarda para la prensa una
sonrisa de "buen perdedor", y entona la frase liberal:
la derrota senegalesa, muestra que lejos de huir de ella, jugamos al juego de la competencia sana, "si ganamos, ganamos, si perdemos, perdemos, eso es el mundo de los negocios" concluye el gran filósofo.
Esta es una linda manera de enterrar las polémicas que envuelven la atribución de concesiones portuarias de las que él mismo se ha beneficiado: como en Duala en Camerún, o Abidjan, donde el Estado de Costa de Marfil se las ha confiado en su totalidad
(y en plena guerra) en 2004.
La sonrisa forzada del señor Bolloré después del desaire de Dakar se explica por otra guerra, más silenciosa y más violenta todavía:
la que lo opone a otro de sus contrincantes, Progosa.
El enfrentamiento, fratricida, dura desde hace muchos años, en el fondo de la lucha de las redes político-empresariales.
El patrón de Progosa, señor Jacques Dupuydouby, es efectivamente un antiguo dirigente de la SCAC, que desembarcó en el momento de la compra de la empresa por el señor Bolloré en 1986.
Después de haber pasado a trabajar con el señor Bouygues, y luego de haber vuelto con Bolloré, el señor Dupuydouby, se le opuso en la gestión de los puertos africanos notablemente en Togo.
La dura competencia entre estos dos hombres se transformó rápidamente en guerrilla judicial, tanto en Europa como en África,
antes de tomar características de conflictos políticos entre clanes: mientras Bolloré es calificado de "cercano" con Sarkozy, Progosa está respaldado por partidarios del ex presidente Chirac.
Y mientras la guerra mediática, bursátil y política-económica prosigue, un ex gendarme de la sociedad de inteligencia económica (GEOS), mandado por V. Bolloré afirma haber investigado a un colaborador del señor Dupuydouby.
"Mentiras difamaciones y engaños", gritan delante de Bolloré. Al parecer el mundo de los negocios no es un hobby de caballeros…
Poder político y económico
Si los puertos africanos están codiciados a este punto, es porque constituyen inestimables fuentes de poder a la vez político y económico: gracias a ellos, las aduanas obligan a pagar impuestos, y los estados llenan sus arcas; a través de ellos se controla también información estratégica, los flujos de entrada y salida del continente…
"El África es como una isla conectada al mundo por sus mares, explica un ex miembro del grupo Bolloré en 2006.
Por lo tanto, quien controla las guerras controla al continente".
El desafío parece aún más importante que la llegada de nuevas potencias al continente negro, encabezadas por la China, que se proponen asegurarse la logística, el tránsito y el transporte de las mercaderías.
El grupo Bolloré, fuertemente incrustado en este sector, publica periódicamente resultados récord.
"En África del Oeste, nuestras porciones de mercado sobre materias primas son del orden del 50 al 70% hablando tanto del cacao como del algodón, nos explica el señor Dominique Lafont, director general para el África del grupo.
En África del Este, son más bien del orden del 15 al 30 por ciento, pero por todas partes somos los principales operadores".
El conglomerado multiplica sus contratos en el área de logística petrolera, minera o industrial: con Total en Angola, en Camerún y en el Congo; con Areva para la explotación de uranio en Níger; para las minas de oro en Burquina Faso o en centrales eléctricas en Ghana.
Como para todas las actividades africanas, el señor Bolloré hace funcionar su red de influencias para ganar los mercados.
"Los ministros, los conocemos a todos, indica el director general del grupo, Gilles Alix. Son amigos nuestros entonces de vez en cuando -voy a ser claro- les damos, cuando ya no son ministros, la posibilidad de volverse administradores de una de nuestras filiales.
Es para salvarles la imagen. Además sabemos que algún día pueden volver a ser ministros".
En Gabón, el grupo, que codicia la gigante mina de hierro de Belgina, pronto explotada por los chinos, ha establecido a Pascaline, la hija del presidente Omar Bongo, a la cabeza de su filial Gabón Minning Logistics. Como estos, Bolloré tienen múltiples apoyos,
por lo que evoluciona armoniosamente con los grupos de poder, en la más pura tradición "francoafricana".
También en Francia, el grupo recluta a hombres influyentes, desde hace mucho tiempo. El más conocido sin lugar a dudas es Michel Roussin, uno de los "Señores de África" que están en el grupo desde hace 10 años. Se había distinguido en un libro sobre África publicado en 1997 en la colección dirigida por el cuñado del señor Bolloré,
el ex ministro, Gérard Longuet. Pero sobre todo como un ex cuadro de los servicios secretos franceses, ex hombre de confianza de Jaques Chirac y ex ministro de cooperación de Edouard Balladur.
Es difícil desenredar las múltiples conexiones que existen entre el grupo, digno heredero de los fideicomisos coloniales y de las redes francoafricanas, y de los responsables políticos franceses.
Como otros conglomerados, se beneficia del apoyo de poderes públicos en su conquista de los mercados del continente, el presidente de la República o los ministros, se transportan voluntariamente al África para jugar el papel de lobbyistas cerca de sus homólogos.
Si las amistades del señor Bolloré son conocidas de derecha, hay que notar que el diputado socialista Jean Glavany también forma parte de este grupo.
En otras palabras, las actividades africanas del grupo Bolloré se benefician, indirectamente, de ciertos programas de ayuda pública para el desarrollo de infraestructuras y, directamente, de contratos públicos. Estos últimos conciernen "cifras residuales, contesta el señor Bolloré delante su biógrafo oficial y únicamente en los sectores que nadie se quiere aventurar: por ejemplo, el transporte en África, donde somos los únicos.
Todo esto representa algunas decenas de millones de euros, es decir menos del 1% de nuestras cifras oficiales".
Por más "residuo" que sean son contratos públicos -notablemente con los ministros de Relaciones Exteriores o de Defensa- relevan intereses estratégicos. Cuando Francia envía tropas al África, como para la operación "Licorne" en Costa de Marfil, las numerosas filiales del grupo Bolloré aparecieron muchas veces como indispensables. "Todas las operaciones son realizadas en la más estricta seguridad y confidencialidad" puede leerse en un prospecto distribuido por la rama de defensa de SVD."
Operadores de referencia sobre el conjunto de los ejes africanos de transporte", como les gusta presentarse, el grupo puede prosperar indiferentemente, en tiempos de paz como en tiempos de guerra.
La Organización de las Naciones Unidas solicita frecuentemente sus servicios cuando envía a sus cascos azules. Y Bolloré ha intervenido en el marco de la fuerza de la Unión Europea (EUFOR) enviadas a Chad.
En Sudán, país petrolero devastado por años de violencia, sus filiales logran, confesado por sus propios responsables, fructuosos negocios, simultáneamente en la logística humanitaria y en la petrolera.
Si no son reacios a hablar sobre sus aspectos "humanitarios" de sus actividades ("una fuente considerable" según un responsable de la SVD), el grupo no muestra siempre la misma transparencia. Nos hemos podido sorprender de sus excelentes relaciones con Denis Sassou y Nguesso al momento en el que, al final de los años 90 este volvía al poder en el "Congo - Brazzaville" mediante un golpe de Estado y al precio de una muy sangrienta guerra civil.
Los nexos entre el grupo y el señor Charles Taylor, en la misma época, no son menos obscuros.
¿Cómo es posible, nos interrogamos ya en 1998, que la sociedad belga Socfinal, de la cual Bolloré es uno de los principales accionistas, haya obtenido la concesión de una enorme plantación de heveas (caucho), en el momento mismo en el que el señor Taylor tomó el poder en Liberia?