El golpe de Estado fascista contra el Presidente Zelaya es una afrenta contra todos los pueblos.
Intervencióndel General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en la sesión extraordinaria de la Cumbre del Grupo de Río celebrada en Managua, 29 de junio de 2009.
Distinguidos Presidentes y ministros:
Seré breve, somos numerosos Jefes de Estado y altos representantes de nuestros gobiernos que deben hacer también uso de la palabra.
Nos convoca un acontecimiento de gravedad y trascendencia para América Latina y el Caribe. Todos conocemos los maltratos y abusos a que fueron sometidos el Presidente y la Canciller de Honduras y los embajadores de Nicaragua, Venezuela y Cuba. El derecho del pueblo hondureño a expresarse políticamente fue pisoteado.
Nuestro primer mensaje al pueblo hondureño es de solidaridad y aliento.
Cuba condena enérgicamente el brutal golpe de Estado contra el gobierno constitucional de Honduras y su legítimo Presidente y rechaza el criminal ataque a la soberanía popular de esta nación.
La agresión contra la constitucionalidad política de un país miembro tiene que ser rechazada unánimemente y en los términos más contundentes por parte del Grupo de Río.
Como bien dijo el Presidente Chávez anoche, es el momento de actuar consecuentemente y no perder tiempo y desenmascarar a aquellos que condenan, pero después aplauden por debajo de la mesa, como ha sucedido tantas veces en nuestra historia común.
En Honduras solo hay y puede haber un Presidente. José Manuel Zelaya debe regresar de manera inmediata e incondicional al desempeño de sus responsabilidades (aplausos).
Pensamos que no puede haber negociación alguna con los golpistas, ni condicionamiento o exigencia de ningún tipo al gobierno legítimo del Presidente Zelaya.
Se decide allí el conflicto entre las aspiraciones del pueblo por un futuro mejor y los intereses de sectores oligárquicos empeñados en perpetuar un orden injusto e insostenible. Es un conflicto que trasciende las fronteras de Honduras y una expresión del peligro de regreso al pasado de dictaduras militares que, con el apoyo del gobierno de los Estados Unidos, en un pasado muy reciente aterrorizaron durante décadas a los pueblos latinoamericanos, y muy especialmente a los de Centroamérica y el Caribe, pero sin ninguna exclusión prácticamente.
Recordemos los intentos más recientes: Bolivia con Evo amenazada por el separatismo. Los gobiernos amigos acudieron en su defensa, desempeñaron su papel, detuvieron esa variedad de agresión contra un país soberano y un presidente que por primera vez representa a los nacidos en este continente que más han sobrellevado sobre sus hombros la carga de la explotación (aplausos).
Antes fue con Chávez, el doble golpe, el típico golpe de Estado y al sacudir el pueblo y reponer en su lugar al presidente Chávez, el golpe petrolero que le costó miles de millones de dólares a Venezuela.
Y ahora con Zelaya en Honduras. No sé si será casualidad que los tres mencionados forman parte de la naciente ALBA, que aunque no lo digan preocupa a muchos.
Solo estos tres ejemplos demuestran que las oligarquías y las fuerzas exteriores que las acompañan tienen aún muchos resortes para frenar la historia.
Me pregunto qué harán con Correa en el Ecuador. Me temo que sea el próximo candidato y la próxima reunión del Grupo de Río sea para felicitar a Correa porque tuvo éxito en la defensa de su país y de su proceso revolucionario (aplausos).
He mencionado sólo unos pocos países, podría mencionar otros más que pertenecen al ALBA. Por eso el golpe de Estado fascista contra el Presidente Zelaya es una afrenta contra todos los pueblos y gobiernos de América Latina y del Caribe, y no puede quedar impune. Sus autores tendrán que asumir la responsabilidad por los crímenes y atropellos que han tenido lugar en esa hermana nación.
También serán responsables, como cómplices, los medios de comunicación masiva que se prestan a los propósitos golpistas y para confundir al pueblo. Menos mal que de algo nos enteramos por el vital trabajo de Telesur (aplausos).
Serán responsables, igualmente, las agrupaciones oligarcas que intentan legitimar un acto criminal de esta envergadura; y los sectores reaccionarios del hemisferio que apoyan a los transgresores de la constitucionalidad.
El Gobierno de los Estados Unidos debe actuar en correspondencia con sus pronunciamientos y asumirlos con toda seriedad. Creo en la sinceridad que puede demostrar el presidente Obama y su Canciller, pero tienen que demostrarla con hechos, no con palabras.
Sin apoyo popular, con el rechazo absoluto de los gobiernos latinoamericanos y caribeños, no hay golpista que se resista y los de Honduras, como dijo Fidel en su reflexión de ayer, ni siquiera respiran sin el apoyo de Estados Unidos o de algunas de las fuerzas con poder dentro del gobierno de los Estados Unidos.
Al pueblo hondureño, a los campesinos, a los obreros, a los profesionales, a los maestros, a los trabajadores de la salud, a los sectores empresariales, y a todos los hijos de la Patria de Morazán, les reitero el mensaje de solidaridad y aliento del pueblo cubano, y el compromiso de acompañarlos en esta batalla por la justicia y la dignidad.
Muchas gracias.
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