Los últimos guaraníes
Los últimos guaraníesElio es un integrante de la etnia Mbyá Guarani. Él y su familia son los últimos integrantes de esa descendencia en Uruguay y los últimos en hablar esa lengua en el país, según un informe de la UNESCO sobre lenguas en riesgos de extición
video: http://www.observa.com.uy/actualidad/nota.aspx?id=94197&ex=31&ar=1&fi=24
Los mbya identifican a sus “iguales”, hacia el pasado, por el recuerdo del uso común del mismo tipo de tambeao (vestimenta de algodón que los antiguos tejían), por hábitos alimenticios y por expresiones lingüísticas. Se reconocen colectivamente como ñandeva ekuéry (todos los que somos nosotros). A pesar de las diferentes presiones e interferencias que los guaraníes vienen sufriendo a los largo de los siglos y de la gran dispersión de sus aldeas, los mbya se reconocen plenamente como un grupo diferenciado. De esta manera, a pesar de que se producen casamientos entre los subgrupos guaraní, los mbya mantienen una unidad religiosa y lingüística bien específica que les permite reconocer a sus iguales aun viviendo en aldeas separadas por grandes distancias geográficas y rodeados por diferentes sociedades nacionales. En relación a otros subgrupos guaraní que residen en Brasil, ver la sección Guaraní Kaiowa y Ñandeva.
En los siglos XVI y XVII, los españoles, a medida que avanzaban en sus viajes de exploración y en sus expediciones de conquista – y los misioneros en su ‘conquista espiritual’ – encontraron a los Guaraní formando conjuntos territoriales más o menos extensos, que llamaron ‘provincias’, reconocidas por sus nombres propios: Cario, Tobatin, Guarambaré, Itatín, Mbaracayú, gente del Guairá, del Paraná, del Uruguay, los del Tape... Estas provincias abarcaban un vasto territorio que iba de la costa atlântica al sur de São Vicente, en el Brasil, hasta la margen derecha del rio Paraguay, y desde el sur del río Paranapanema y del Gran Pantanal, o lago de los Jarayes, hasta las Islas del Delta junto a Buenos Aires” (Bartomeu Melià, 1991).
Con la llegada de los conquistadores, el territorio ocupado por los guaraníes se vuelve una arena de disputas entre los portugueses y los españoles. Con el objetivo de ampliar su propio dominio, a los españoles les interesaba “expandir” el territorio de sus aliados “guaraníes”, fenómeno equiparable a la relación que los portugueses establecieron con sus aliados “carijó”, superponiendo clasificaciones y divisiones tribales según sus propios interesas (cf. Ladeira, 1990, 92). Los términos “guaraní” y “carijó” (o “cario”) fueron empleados por los cronistas e historiadores sin detallar diferencias dialectales o culturales, aplicándolos a pueblos que, en toda su extensión, hablaban la misma lengua siendo algunos poblados caracterizados como de indios rebeldes y guerreros y otros como pacíficos y sumisos.
En los siglos XVIII y XIX, los grupos guaraníes que no se sometieron a los encomenderos españoles ni a las misiones jesuíticas, se refugiaron en los montes y en las selvas subtropicales de la región del Guaíra paraguayo y de los Siete Pueblos; estos aparecen en la literatura con el nombre genérico de Cainguá, Caaiguá, Ka’ayguá ou Kaiguá. Kaygua proviene de ka’aguygua, que significa “habitantes de las selvas”.
Los mbya están presentes en varias aldeas en la región oriental del Paraguay, en el noreste de Argentina (provincia de Misiones) y en el Uruguay (en las proximidades de Montevideo, su capital). En el Brasil se encuentran en las aldeas situadas en el interior y en el litoral de los estados sureños de Paraná, Santa Catarina, Rio Grande do Sul, y en São Paulo, Rio de Janeiro e Espírito Santo ubicados en varias aldeas junto a la Mata Atlântica (Selva Atlántica). En la región norte del Brasil también se encuentran algunas familias mbya originarias de un gran grupo y que entraron al Brasil luego de la guerra contra Paraguay, se separaron en grupos familiares y, en la actualidad, residen en el estado de Pará (municipio de Jacundá), en el estado de Tocantins en una de las áreas karajá de Xamboiá, además de algunas pocas familias dispersas en la región centro-oeste. En el litoral brasileño, las comunidades están compuestas por grupos familiares que, históricamente, buscaron formar sus aldeas en las regiones montañosas de la Mata Atlântica –Serra do Mar, de Bocaina, do Tabuleiro, etc. (cf. Ladeira, 1992)-. La denominación mbya fue traducida como “gente” (Schaden), “mucha gente en un solo lugar” (Dooley, 1982).
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