Pareciera que ni Dilma Rousseff, la aspirante del partido en el poder y amplia favorita para suceder a Lula da Silva en la presidencia, como su principal contrincante, José Serra, tuvieran entre sus prioridades electorales el tema de la ecología. Solo la candidata del Partido Ecologista Marina Silva, ha tomado como bandera el ambiente y el desarrollo sustentable
Faltan unos días para las elecciones de Brasil, pero ya tienen un ganador. El “desarrollismo” de los dos principales aspirantes presidenciales relegó de la campaña a los cruciales temas ambientales pese a que, por primera vez, la tercera en liza es la candidata del Partido Verde (PV).
En los dos primeros debates televisivos, los temas ecológicos fueron marginados del discurso de Dilma Rousseff, candidata del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), con 53 por ciento de intención de voto, y de su principal contrincante, José Serra, del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), con 23 por ciento.
Poco ha podido hacer al respecto la candidata por el PV, Marina Silva, quien sí ha hecho del ambiente y el desarrollo sostenible los ejes de su propuesta. La ex ministra del Ambiente del presidente Luiz Inácio Lula da Silva entre 2003 y 2009, ha logrado rasguñar nueve por ciento de la intención de voto en un panorama electoral muy polarizado.
La campaña electoral ingresó en su recta final para los comicios generales del próximo 3 de octubre y si Rousseff, la previsible ganadora, no logra obtener la mitad más uno de los votos, habrá una segunda y decisiva vuelta el 31 de ese mismo mes, entre los dos más votados.
“Rousseff y Serra provienen del desarrollismo e industrialismo, por eso los asuntos ambientales no aparecen en sus primeras líneas de discurso”, explica Claudio Roberto Gurgel, politólogo, economista y profesor de administración de la Universidad Federal Fluminense.
William Gonçalves, catedrático de relaciones internacionales de la Universidad del Estado de Río de Janeiro, matizó que el desarrollismo de Serra “es de corte privatizador y liberal” mientras que el de Rousseff es “netamente estatista”.
Gurgel destacó que Rousseff, primero como ministra de Energía y después como jefa de Gabinete del gobierno de Lula, “fue una de las principales impulsoras de invertir en infraestructura”.
“Dilma -como se conoce popularmente a la candidata del PT- es la principal artífice del PAC (Programa de Aceleración del Crecimiento) que prioriza las inversiones en vivienda, transporte, energía y recurso hídricos”, puntualizó.
Lula lanzó en 2007 el conjunto de políticas del plan cuatrienal, al que se destinaron hasta este año 284 mil millones de dólares. Ahora, la apuesta fue redoblada con la iniciativa de lanzar un PAC 2, al que se destinarían 564 mil millones de dólares.
Para Aspasia Camargo, aspirante a diputada del PV en el estado de Río de Janeiro, Marina Silva “no logró” imponer el debate del tema ambiental porque “Serra y Dilma se han negado discutir” sobre ello.
Camargo dijo que los medios de comunicación son cómplices de ese “pacto de silencio” de los contendientes del PT y PSDB sobre el ambiente, y recordó que en los debates “no se formulan preguntas” al respecto. “La tradición política en Brasil es criticar la deforestación y los problemas de contaminación después de asumir los gobiernos, no discutirlos durante la campaña”, explicó.
“Los dos (Rousseff y Serra) tienen una visión industrializadora de los años 50”, analizó Camargo, y por esa razón, “ven como un progreso” invertir en “plantas nucleares e hidroeléctricas” en lugar de “energías limpias”.
Para Gurgel, la candidata verde no ha logrado un mayor respaldo porque “no encontró el tono de campaña (…) Silva no parece una candidata ideológicamente definida, no se sabe si es oficialista u opositora”, afirmó.
Gurgel también destacó que el caso de haber asumido un papel netamente opositor, Silva tendría que haber chocado de frente con Lula, cuya imagen personal y de gobernante es positiva para 80 por ciento de los 190 millones de brasileños.
Además, adujo, Silva no olvida que fue cinco años ministra de Lula, aunque abandonase el gobierno por sus abiertas desavenencias sobre la postergación de proyectos ambientales.
Gonçalves coincidió en catalogar la candidatura del PV como “sin definición”.
“Silva atiende a un sector del electorado que se comporta como un grupo de presión”, afirmó, y “cualquiera que defienda al medio ambiente va a tener su apoyo y el de su partido”.
Adriana Ramos, secretaria ejecutiva del independiente Instituto SocioAmbiental (ISA), destacó que los programas y ofertas del PT y el PSDB carecen de diferencias “desde el punto de vista ambiental”.
Consideró que la candidatura de Silva “trajo de alguna forma” el asunto ambiental al debate electoral sobre políticas públicas. Pero, al igual que Camargo, criticó que “la prensa, a la hora de debatir plataformas políticas, deja el tema de lado”.
La directiva de ISA reconoció como “positivo” el compromiso del gobierno de “reducir la emisión de gases de efecto invernadero”, anunciado antes de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, realizada en Copenhague en diciembre de 2009.
Pero criticó como “un retroceso” negativo el proyecto de flexibilización del Código Forestal que debate el bicameral Congreso, donde la llamada “bancada ruralista” de quienes representan los grandes intereses agrícolas y ganaderos presionan por reducir las exigencias de preservación ambiental a favor del “agro-negocio”.
Justamente, el sector agropecuario ha sido el que mayor crecimiento ha experimentado en Brasil durante el primer semestre del año.
Cifras del estatal Instituto Nacional de Geografía y Estadística indican que el agro-negocio aportó 30 mil millones de dólares del total del Producto Interno Bruto del periodo enero-junio, que totalizó 508 mil millones.
Brasil es el mayor exportador de carne del mundo y uno de los mayores de granos. Esa expansión de la agronomía se ha basado en monocultivos intensivos y ganadería a gran escala.
Este modelo “es un signo de cómo los gobiernos del PSDB y el PT” ven el desarrollo del campo, en detrimento “de la agricultura sustentable” y el cuidado ambiental, alertó Camargo.
“Nuestra candidata es la única que apuesta por invertir fuerte en biocombustibles”, como “la celulosa de caña de azúcar” y de hacerlo “de manera sustentable”, afirmó la dirigente regional del PV.
Pero Gurgel dijo que Silva “no asume una posición clara” sobre este punto, porque para producir biocombustibles “necesitará el agro-negocio actual” y esa vinculación “puede restarle puntos” entre la base ambientalista.
Leonel Plügel/IPS. Río de Janeiro
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