Manuela Trasobares califica la situación de gobierno en España como de Golpe de Estado de facto. Analiza sus antecedentes, así como las circunstancias, los actores y las tácticas que lo han fraguado.
Manuela Trasobares
Para Kaos en la Red
5-12-2010 a las 17:14
La declaración del estado de alarma es la escenificación mediática de un golpe de estado de facto, orquestado por las multinacionales españolas y encabezado por el propio gobierno socialista con el fin de disimularlo. Los grandes empresarios se reunieron hace unos días con el poder político para programar la hoja de ruta que les otorgara el poder de imponer sus directrices
Antecedentes históricos.
Hasta 1975 los golpes de estado eran encabezados por un militar con el apoyo financiero de la clase empresarial y de las potencias del momento. Así, Franco tuvo el soporte económico de la Banca March, el apoyo militar de Hitler y Mussolini y la tolerancia del político más prestiogioso del momento: Winston Churchill. Del mismo modo, Pinochet estuvo respaldado por los empresarios chilenos, las multinacionales americanas y por la CIA. La implicación de EEUU en el derrocamiento de Allende está más que probada.
Sin embargo, a partir de 1975 las clases dirigentes ensayan un nuevo tipo de Golpe de Estado cuya escenificación reviste componentes democráticos aparentes. Ya no se trata de asesinar a los políticos de izquerdas como se hizo con Azaña o Allende, sinó de incorporarlos al régimen mediante presión para que actúen según conviene al poder.
La Transición española negoció con PSOE y PCE para que acataran la Monarquía, hasta el momento eran partidos republicanos, así como que renunciaran al marxismo, aceptaran la entrada en la OTAN y el Mercado Común, la ley de Amnistía, que dejaba impune el genocidio franquista, y colaboraran en el ocultamiento histórico de la Revolución anarquista que protagonizaron durante la Guerra Civil los Comités Antifascistas de la CNT y la FAI, consiguiendo un método de producción exitosa a base de colectivizar la propiedad industrial y agrícola en la zona republicana.
En 1980 el político que había encabezado la Transición, Adolfo Suárez, se sale del guión establecido por los poderes fácticos del momento y trata de introducir medidas de carácter social. A pesar de que Suárez ha ganado las elecciones generales, el auge de los partidos de izquierdas alarma a los sectores franquistas y militares, que presionan al Rey para que fuerce su dimisión bajo la amenaza de un Golpe de Estado a la antigua usanza. Con el fin de evitar este plan franquista, el monarca y los militares monárquicos, Armada y Milans del Bosch, ensayan un nuevo tipo de golpe de estado en 1981, el 23-F, que se situará a medio camino entre los clásicos y los que se van a producir en el siglo XXI como el que vivimos en estos momentos. Utilizando al exaltado Tejero para hacer el trabajo sucio, el 23-F, intentó imponer un gobierno de transición encabezado por un militar, el general Armada, manteniendo en la Jefatura de Estado al Rey y nombrando ministros de todos los partidos incluido el comunista. Esta intentona fallida por la negativa de Tejero a ceder el poder tiene como antecedente histórico la Dictablanda del General Primo de Rivera, cuyo gobierno llegó a incorporar a un ministro comunista como Largo Caballero. Pero la noche del 23-F, el sargento Tejero se enfureció al comunicarle el general Armada que se iba a proclamar un gobierno de Transición en el que González y Carrillo tendrían cartera. Entonces se negó a salir del Congreso, a la espera de que un general con más cojones fascistas tomara el mando del estado y ordenara Juicio Sumarísimo y cárcel para el Rey, los generales monárquicos y los diputados. Sólo en ese momento el rey se desmarcó por televisión del golpe y dio órdenes de que se volviera a la normalidad democrática. Armada y Milans del Bosch pagaron con unos años de cárcel su lealtad a la corona y su silencio. Un político monárquico, Calvo Sotelo, fue nombrado Presidente. La intervención televisiva del Rey supuso un refuerzo de su imagen y de paso evitó cualquier otra intentona de tendencia franquista que hubiera tratado de derrocar la Corona e implantar una dictadura.
A partir de 1980 el capital financiero promueve un nuevo tipo de golpe de estado que consiste en destinar ingentes cantidades de dinero para apoyar la campaña política de presidenciables con mano de hierro al estilo de Reagan, ambos Bush, Margaret Thatcher, Boris Yeltsin, Putin, Aznar o Sarkozy. La inversión se compensará con suculentos descuentos en la compra de empresas públicas privatizadas.
Sin embargo la crisis punto.com que se desata en 2002 hace que los empresarios ya no estén por la labor de invertir su caja en promociones políticas. Buscarán otro método que consista en que los políticos demócraticos caigan el la trampa de promover masivamente la construcción y el consumo privados y públicos con el fin de elevar la deuda de los estados y los particulares, hasta tal punto de que los tenedores del capital tengan a los gobiernos, y por ende a los ciudadanos, literalmente cogidos de las pelotas. Este escenario se declara a partir del 2007 y asistimos ahora a un momento en que la presión de los capitalistas sobre los gobiernos es brutal y decisiva. Paralelamente a partir de 1990 los lobbys empresariales conducen a los gobiernos liberales de EEUU, Reino Unido y España a intervenir militar y políticamente en países como Kuwait, Iraq o Afganistán con el fin de obtener beneficios de los dos mayores negocios de la historia: la guerra y el oro (negro).
Los empresarios imponen su orden al Gobierno de Zapatero.
Las exigencias de los empresarios españoles a Zapatero, escenificadas mediante una reunión anunciada y convocada por éste, suponen un paso firme del capital español que actúa, no ya en la sombra, sinó directamente para dirigir la acción de gobierno. La declaración del estado de alarma es otro eslabón en la toma del poder por parte de las grandes empresas, que se valen de una figura autoritaria dentro del SOE, RuGALcaba, para que comunique y justifique la apropiación de las empresas públicas por parte de los capitalistas a precio de saldo.
Los controladores: cabeza de turco.
Sin duda alguna, el colapso aereoportuario ha sido planeado por el propio gobierno, valiéndose de la provocación a los controladores, colectivo cuya imagen se ha desvirtuado por los medios con el fin de utilizarlos como cabeza de turco del Golpe. La pregunta que puede quedar es: ¿Cómo un colectivo de personas preparadas y asesoradas a un nivel altísimo se han dejado utilizar de un modo tan burdo? La respuesta es simple: la preparación que han recibido es la que ofrece este sistema político en las universidades, los medios de comunicación y los libros autorizados, todo un entramado educativo dirigido a que los alumnos, especialmente los más aventajados, crean que la historia y la ciencia oficiales son las únicas verdaderas. Nadie les dijo jamás, ni pudieron imaginarse, como le sucede a la mayoría de ciudadanos, que los sistemas democráticos europeos enmascaran la autoridad de facto de los poderes de siempre: el capital, la iglesia, los militares, las monarquías. Los controladores creían que las garantías constitucionales les protegían, como nos han enseñado en las escuelas y las universidades, y que jamás se les juzgaría o se les pondría una pistola en la cabeza por presentar una baja médica o declararse en huelga de brazos caídos. Además sabían que la situación no era tan caótica como se ha anunciado por AENA, el gobierno y los medios. Un 40% por ciento de ellos estaba en sus puestos de trabajo el viernes. El tráfico aéreo se podía haber reconducido sin necesidad de suspender las garantías constitucionales, actuando con medios expeditivos o laborales distintos, o bien llegando a un acuerdo con su sindicato. Pero ha interesado sacárselos de encima para privatizar AENA y de paso imponer una política de mano dura.
A finales de Junio de este año, se declara una huelga de controladores en Francia y el gobierno adopta medidas tales como contratar personal militar y extranjero o reducir y reprogramar los vuelos. La posición geográfica de Francia, dentro del tráfico aéreo europeo, es más vital que la española; pero en ningún momento los poderes fácticos franceses plantean una intervención militar, no precisan un golpe, pues ya tienen a un mafioso de los suyos presidiendo el gobierno.
El presentador Jorge Javier, mamporrero del golpe.
En el mismo momento en que se está fraguando la intervención militar, el programa nocturno de mayor audiencia en el Reino de España aumenta su ya de por sí denigrante y chavacano tono, hasta límites nunca vistos en televisión. Los insultos sexuales y las alusiones procaces son moneda constante en el Sálvame de esa velada, con un invitado estrella, de profesión defensor de la ley, Rodríguez Menéndez, que queda a la altura de un delincuente de lo más soez. Que casualidad que se invite a alguien que es conocido por su profesión de abogado para denigrarlo, a la vez que se está cometiendo la violación más fragrante de las garantías legales: la intervención militar. Se escenifica también en el mismo programa, y mientras se da cuenta por el propio presentador de lo que está pasando en los aeropuertos, un rifi-rafe espectacular entre Marujita Díaz, la estrella del franquismo, y Amor, la estrella de las conquistas de igualdad sexual del zapaterismo. Vaselina por un tubo.
Sin Solución de futuro.
En el siglo XXI los golpes de estado ya no tratarán de cambiar los gobiernos, sinó simplemente de dirigir su política, ya sea reclutando ejecutantes entre los titulares de las carteras, con promesas de un futuro en las instancias internacionales o en la empresa privada, ya sea con fuertes amenazas o presiones. Dentro de unos meses tendremos al cabecilla de este golpe, Alfredo Pérez RuGALcaba al frente de un alto comisionado de la OTAN o la Unión Europea para trabajar por los intereses de los grandes capitalistas, tal y como ya hacen Felipe González, Joaquín Almunia, Aznar, etc.
La única solución es el inicio de una Revolución popular que derroque el capitalismo antes de que éste acabe con todos los derechos de los trabajadores, que han costado 200 años de lucha, y acapare toda la riqueza de las naciones, degradando a los ciudadanos a unas condiciones de vida todavía más miserables.
Referentes en que debemos apoyarnos son los regímenes socialistas del Cono Sur latinoamericano como los dirigidos por Hugo Chávez y Evo Morales, las expropiaciones encabezadas por los trabajadores argentinos tras el corralito y, muy especialmente, a nivel histórico nacional, la revolución anarquista de 1936 y 1937, con líderes de la talla de Durruti, Ascaso, Federica Montseny, García Oliver, Andreu Nin y todo un pueblo que se alzó heroicamente contra la imposición militar, capitalista y genocida de Franco, al grito de:
!No pasarán! !No pasarán!
Manuela Trasobares Haro
Mezzosoprano, pintora y escultora.
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