lunes, 6 de diciembre de 2010

París juzga a 'los manos sucias' de Pinochet

Juicio en Francia por la desaparición de cuatro franceses durante la dictadura chilena

Las familias llevaban 37 años esperando. Por eso tendrá un poderoso y universal valor el juicio que se abrirá este miércoles ante el Tribunal de lo Criminal de París contra trece militares chilenos. Se ocuparon de los trabajos sucios de la dictadura pinochetista, y están acusados, con fuertes indicios racionales, de ser autores materiales u organizadores de la desaparición de cuatro franceses durante los primeros años del reinado de Augusto Pinochet.


Este juicio va a ser, de alguna manera, el de toda la Junta militar chilena y, postmortem, del propio Augusto Pinochet, que falleció en 2006 habiendo podido escapar a varias de las causas iniciadas en su contra, especialmente la del juez Baltasar Garzón. Pinochet, como otros cuatro altos dignatarios, también figuraban inicialmente como imputados en esta causa iniciada nada menos que en 1998. Al estar fallecidos esos cinco cerebros del terror, ya no figuran como acusados, pero sí sus obras y sus manos sucias.

Entre los 14 acusados vivos, de entre 59 y 89 años de edad actualmente, figuran el general Herman Brady-Roche y el ex jefe de la DINA (policía política dictatorial), Juan Manuel Contreras. Según lo que creen saber los abogados de la acusación, ninguno de los ciudadanos imputados estará presente en París, y ni siquiera se harán representar por abogados.

Varias órdenes internacionales de arresto han sido emitidas contra los individuos, que responderán, en rebeldía, por los presuntos delitos de "detención ilegal, secuestro, secuestro arbitario con tortura o actos de barbarie", contra las personas de Georges Klein, Etienne Pesle, Alphonse Chanfreau y Jean-Yves Claudet. Todos ellos eran franceses y todos ellos participaron en el esfuerzo de solidaridad internacional que acompañó al intento de democracia social de Salvador Allende.

Esa justicia sudamericana "no cumplió su misión"

Klein tenía 27 años cuando era médico y consejero del presidente socialista. Pesle era un ex sacerdote de 46 años que participó en el esfuerzo de reforma agraria. Chafreau, con 23 años, era un activista del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR), y probablemente fue detenido y torturado, antes de ser enviado a la macabra Colonia Dignidad, el círculo reconstituido por los nazis bajo el pinochetismo, gracias a todo tipo de complicidades occidentales. Claudet, también militante del MIR, fue expulsado de Chile, y luego secuestrado por los fascistas chilenos en Argentina.

La justicia francesa se ha declarado competente en razón de la nacionalidad de las víctimas. Las familias solicitaron en su día a la justicia chilena que investigara las desapariciones. Según el acta de acusación, esa justicia sudamericana "no cumplió su misión y se ha mostrado de una dependencia total respecto al régimen que impera", cosa que impidió que "se ejercutara su recurso, y se condujera una investigación.

"Este juicio es el punto de llegada de más de diez años de tramitación, larga, difícil, plagada de obstáculos. Es un gran momento para las familias", ha declarado uno de los abogados de las familias, William Bourdon. El letrado no pudo sino constatar que el juicio llega en un momento marcado por "una regresión de los mecanismos de la competencia universal", que eran los dispositivos legales construidos entre 1990 y 2005 para autorizar juicios, en cualquier parte del mundo, contra los crímenes más graves de lesa humanidad.

"Hemos esperado casi toda nuestra vida para obtener justicia"

Ejercen la acusación civil en este juicio la Asociación de Ex Presos Políticos Chilenos en Francia (AEXPPCH), la Corporación de Promoción y Defensa de los Derechos del Pueblo (CODEPU), la asociación Francia América Latina, la Federación Internacional de Ligas de Derechos Humanos (FIDH) y su sección francesa, la LDH.

"Hemos esperado casi toda nuestra vida para obtener justicia, y queremos que estos crímenes sean reconocidos a nivel internacional. Cuarenta años después, tengo una sensación de impunidad casi cotidiana, tengo la impresión de que algún día me los voy a encontrar por la calle. Las condenas, si las hay, deberían ser ejecutadas, porque en

Chile estas personas siguen teniendo posibilidad de moverse". Así explicó hoy ante la prensa lo que le mueve, una de las afectadas. Se trta de Natalia Chanfreau, hija del que en su día fuera el joven líder estudiantil del MIR, Alphonse Chanfreau.

Publico.es

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