sábado, 30 de julio de 2011

Haití: Nicole Magloire, una defensora de los derechos de la mujer

ADITAL
Por María Suárez Toro

(maria2003@racsa.co.cr)
Nicole Magloire es médica de profesión y activista por los derechos humanos y de las mujeres por vocación. Su sonrisa ancha y generosa contagia aires de esperanza. Tiene el pelo ya blanco por el pasar de los exilios y los arraigos en Haití. Un blanco que hace contraste perfecto con su tez negra azabache.
Por sus lentes de vidrio grueso asoma una mirada de determinación sin límite. No es para menos. Junto con otra mujer y dos hombres, se apersonó, el 18 de enero pasado, ante la corte en Haití para presentar su caso contra Jean Claude Duvalier, quien había regresado al país apenas un día antes.
Junto con ella, ese día, presentaron casos también tres ex presos políticos. Michelle Montás, Alix Fils-Aime y Rosiers Claude, encarcelados por la dictadura. Los cuatro llevaron casos de derechos humanos. A las dos mujeres, adicionalmente, les preocupan los derechos de las mujeres.
La experiencia de los 29 años de dictadura de los Duvalier empezó a ser analizada desde una perspectiva de género por las feministas haitianas y, aunque hay casos documentados, todavía falta mucho por hacer sobre las violaciones a los derechos humanos de las mujeres ocurridas en ese período.
Muchas denunciaron y documentaron ese tipo de violaciones en ese momento, pero, en esa época, los derechos de las mujeres aún no estaban siquiera reconocidos como derechos humanos.
Ella es una figura pública dentro y fuera de su país. Es Secretaria Ejecutiva de la coordinadora de la Coalición Nacional contra la violencia y trabaja en los derechos sexuales y reproductivos, además de haber sido nominada en 2005 una de las 1.000 mujeres para el Premio Nobel por la Paz.
-¿Qué te movió a presentar tu caso 31 años después de haber sido cometidas las violaciones a tus derechos humanos por la dictadura Duvalier?
-Presenté una denuncia contra Duvalier en enero de 2011, porque creo que su regreso en impunidad a Haití es la negación de todas las luchas, todos los sacrificios, toda la resistencia del pueblo haitiano, que llevó a poner fin a la dictadura en 1986.

-¿Por qué y cómo te capturaron y exilaron en 1985 a Canadá?
-Fui arrestada en 1980 porque desde la década del sesenta yo era una de las que protestaba contra violaciones de los derechos humanos en Haití, pues significaba detenciones arbitrarias, pese a las leyes vigentes en el país. Luchaba en contra de la instalación de una dictadura cada vez más feroz. Siempre he sido una defensora de los derechos democráticos y, en ese sentido, yo estaba siempre en peligro
-¿A qué cárcel te llevaron?
-Fui encarcelada en el cuartel Dessalines el viernes 28 de noviembre hasta el lunes 1 de diciembre. De ahí me llevaron a la Penitenciaría Nacional hasta el miércoles 5 de diciembre del mismo año.

-¿De qué te acusaban?
-Se trataba de una detención ilegal porque nunca se presentaron cargos contra mí, ni me dieron ninguna explicación o justificación. Luego fui expulsada de mi país.
-¿Cuáles son las violaciones a tus derechos que aparecen en tu caso y se distinguen de crímenes penales comunes?
-Mi caso puede ser clasificado como falso arresto, detención ilegal, violación y saqueo de casa, ya que mi biblioteca fue completamente arrasada y mis papeles personales también. Mi vivienda fue vigilada por un guardia armado y fui obligada a abandonar mi país. Por lo tanto, fue una infracción de los derechos civiles y políticos de una ciudadana y de ninguna manera eso se refiere al Código Penal.
-¿Cuáles son los principales obstáculos que existen actualmente en el sistema judicial para que los casos encuentren justicia?
-El principal obstáculo es la falta de voluntad política para combatir la impunidad. La débil posición de todo el sistema judicial es también un gran problema: la incompetencia, la falta de recursos materiales y humanos. También hay que tener en cuenta el miedo o la falta de confianza que paraliza a las víctimas y sus familias. El número de denuncias no tiene nada que ver con el número real de víctimas de la dictadura.
-¿Qué se necesita en Haití para sobrepasar los obstáculos?
-Haití se encuentra en la necesidad de una campaña de sensibilización para que la ciudadanía se dé cuenta de que es un deber recordar lo que sucedió durante la dictadura y así entender muchas de las quejas actuales.

También se necesita la determinación de las víctimas a reclamar sus derechos y buscar el marco estratégico y la logística legal para obtener un juicio y convertirnos en ejemplo de los niveles nacionales y regionales. En ese sentido, la solidaridad internacional es importante y es el inicio de la gestión por las instituciones de los convenios internacionales sobre este tema.
-¿Cuáles son los principales apoyos que has tenido para seguir con el caso, a pesar de los obstáculos?
-Primero, de la sociedad civil de Haití: las organizaciones de derechos humanos en particular, los miembros de la familia, las asociaciones, los sectores democráticos regionales en América Latina a través de la Secretaría Técnica UNASUR, Haití. Además, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la solidaridad de la prensa en países de Europa y América del Norte.

En Canadá, de un comité de solidaridad y denuncia que ha apoyado en la recopilación de pruebas. Y tenemos que seguir, porque no es suficiente. Tenemos que mantener la presión.
-¿Crees que es importante documentar qué pasó con las mujeres durante la dictadura en cuanto a sus derechos también y porqué?
-En efecto, las cuestiones de género no eran muy visibles durante la dictadura. Por un lado, la lucha por los derechos humanos ocupó el primer lugar y, en segundo lugar, al tema de las mujeres no se le había dado toda la importancia que tiene hoy día para explicar el funcionamiento de las relaciones de la sociedad y el género.

Sin embargo, cabe señalar que muchas mujeres se dedican a la lucha contra la dictadura con coraje y determinación.
A menudo se abusaba de ellas durante la dictadura: la violación sexual, las madres detenidas por quienes no querían que encontraran a su hijo o esposo. Algunas dieron a luz en prisión, mantuvieron a sus niños hasta los dos años y, a veces, fueron separadas de ellos del todo.
Después los colectivos de mujeres en la oposición, en particular en el exilio, denunciaron la violencia de género y hay testimonios recogidos de las violaciones de mujeres por el hecho de ser mujeres.
-¿Es importante documentarlo ahora?
-Es importante continuar con este trabajo para mejorar la demostración del carácter transversal de esta violencia específica contra las mujeres en todos los ámbitos. Esta violación de mis derechos humanos fundamentales ha desempeñado un papel importante en el desarrollo de mi vida personal.

No puedo dejar de comprometerme en esta lucha como ciudadana y como mujer porque la mujer debe ser reconocida como una persona completa y cualquier violación de sus derechos debe ser considerada una violación de los derechos humanos.



































































































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