(Por La Retaguardia) La frase pertenece a María Ríos, delegada del barrio que, como muchos de sus vecinos, se encuentra acampando en la esquina de Av. y Pola, tras el desalojo de la Villa Papa Francisco. Antes y después de lo que pasó el sábado pasado, la lucha permanente de los habitantes de la zona es y seguirá siendo por una vivienda digna. Las autoridades siguen sin dar una solución e incumpliendo la aplicación de la Ley 1770, aprobada por la Legislatura porteña hace ya 9 años. Todos los testimonios confirman que el sector que ocupaban los narcos quedó intacto.
“El muro de Berlín pero en rejas”. Así describió María Ríos la forma en la que deben resistir los habitantes de la Villa Papa Francisco, desalojada el sábado pasado por Gendarmería y efectivos de las policías Federal y Metropolitana. “Estamos cercados por la policía, nosotros estábamos adentro, necesitábamos salir para ir al baño y al salir después ya no nos dejaban pasar. Si queremos ver a nuestros hijos, lo vemos un ratito y después se los llevan para el centro de día, donde está durmiendo un montón de gente, en un comedor también, están esparcidos por todos lados”, agregó Ríos. Ella se encuentra en Fernández de la Cruz y Pola, el lugar donde están las carpas de sus compañeros.
Aunque primero habían intentado hacer este acampe del lado de adentro del predio, hoy están del lado de afuera de este lugar, que tras el paso de las topadoras volvió a ser un descampado: “al principio nos decían que si salíamos podíamos volver, pero cuando volvíamos a salir ya no te dejaban volver a entrar. Nosotros pasamos la noche en la carpa, porque no podemos dejar sola a la gente de allá, irnos, porque nosotros no sabemos qué puede pasar, si ya nos tratan así con violencia el primer día y después nos tratan de separar. Es una locura lo que están haciendo, es jugar con la gente humilde, con gente que no tiene conciencia de cómo es el derecho de cada pobre, porque muchos pobres no saben sus derechos.
Es una lástima que no se baje nadie del gobierno a ayudarnos, porque no se ocuparon del derecho al niño. Lo que hicieron, lo hicieron todo mal, no vinieron y dijeron ‘los desalojamos pero ya tenemos los distintos lugares donde van a ir’, o a decirle a la gente lo que le pueden dar o no. No, ellos vinieron, nos sacaron y arréglense. Nuestros chicos se van a centros de día que son espacios de organizaciones sociales, donde se encargan de los chicos que son adictos y los tratan. A la tardecita llevan a los chicos, ahora están esperando comer y ya se van a llevar las criaturas”, contó María Ríos en diálogo con La Retaguardia.
Desde el primer día
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