La situación en Cisjordania es penosa. La Autoridad Nacional Palestina de Mahmud Abás se mantiene artificialmente en el poder gracias a los euros europeos y a una represión policial que se ejecuta en estrecha colaboración con el ejército y los servicios secretos israelíes.
Un buen ejemplo de ello es un reportaje que pasó la televisión israelí en el informativo de la noche del lunes. Un periodista israelí iba preguntando por las calles de Ramala qué pensaba la gente de lo que está sucediendo en la Franja de Gaza.
Las respuestas eran muy elocuentes. Todos los palestinos interrogados respondían con silencio o aclarando que no querían saber nada de Gaza. Nadie se quiso arriesgar a abrir la boca, y menos en televisión.
Cualquiera que vaya a Cisjordania puede comprobar que la gente no quiere hablar. Se ha llegado a una situación de autocensura que carece de precedentes. En cuanto los palestinos ven a un periodista casi echan a correr o le dan la espalda.
Por supuesto, Cisjordania vive en una burbuja, como Tel Aviv vive en otra burbuja. Y las burbujas a menudo acaban por explotar. En el caso de Cisjordania es una cuestión de tiempo, pero puede asegurarse que más pronto que tarde va a explotar.
Es cierto que Mahmud Abás tiene una gran parte de responsabilidad en lo que está ocurriendo en Cisjordania. En la década que ha estado en el poder ha conducido una política nefasta para los palestinos que se ha traducido en una expansión colonial israelí que ha desbordado todas las previsiones.
Su colaboración con las autoridades israelíes que día a día amplían la presencia de los colonos judíos es total. Y la represión contra todos aquellos que osan levantar su voz es también total.
Pero por mucho que Abás tenga una gran responsabilidad, sería injusto no señalar a la Unión Europea como colaborador necesario.
No está lejos el día en que los palestinos acabarán dándole una patada a Abás. Entonces los europeos se escandalizarán y hasta es muy posible que políticos con tan poca visión de la realidad como Angela Merkel, David Cameron o François Hollande, vuelvan a salir por televisión pidiendo una conferencia internacional o algo por el estilo.
Pero mientras llega ese momento, todos ellos están callados, perfectamente informados de la represión sin precedentes que sufren los palestinos de Cisjordania, y colaborando con la ocupación israelí tanto o más que el propio Abás.
http://blogs.publico.es/balagan/2014/08/27/silencio-en-cisjordania/
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