lunes, 8 de septiembre de 2014

¿Dónde estará la bandera de la pobreza? Albert Corominas

Acueducto de las divinas gracias, concededme abundancia de lágrimas para llorar amargamente mis pecados
Jaculatoria para el Mes de María

A pesar del mucho tiempo desde entonces transcurrido aún no he salido de mi asombro ante la aseveración de Jorge Mario Bergolglio, más conocido ahora como Francisco, a saber, que "los comunistas nos han robado la bandera de la pobreza cristiana"[1].

Bergoglio es pródigo en declaraciones sobre una gran diversidad de materias y generalmente sus opiniones sobre cuestiones económicas y sociales [2] no pueden sino suscitar la simpatía de una persona de izquierdas, tanto por su contenido como por su influencia en una parte significativa de la población mundial.

Sorprende, en cambio, por su falta de rigor, la sentencia papal sobre la bandera de la pobreza, que, según ella, sería propiedad privada e incompartible del cristianismo.

En primer lugar porque tal bandera se ajustaría más bien al conocido concepto de bien público, aquel “que está disponible a todos y del cual el uso por una persona no substrae del uso por otros”.

Pero también porque el comunismo contemporáneo, que  arranca con Babeuf en el siglo XVIII, mal puede haber robado a la Iglesia Católica una bandera, supuestamente enarbolada por el cristianismo primitivo, que habría dejado caer mucho antes. ¿En 313, a raíz del Edicto de Milán? ¿En el Renacimiento, con papas como los Borgia? ¿En el siglo XX, en el que apoyó por acción o por omisión a sangrientas dictaduras militares, como la de Franco?

Por otra parte, en cuanto se refiere a la pobreza, hay, al menos, dos diferencias esenciales entre el cristianismo y el comunismo: su actitud frente a la razón y su posición en el eje resignación-rebelión.

En cuanto a la razón, baste recordar que ya Tertuliano, padre de la Iglesia, sentenció que “certum est, quia impossibile” [3], una de sus maneras de decir aquello de que “creo, porque es absurdo”, que se le suele atribuir, parece que indebidamente.

La acción para la toma de conciencia y la organización del sujeto revolucionario son consubstanciales al comunismo. Sin duda ha habido y hay cristianos como Óscar Arnulfo Romero y como Ignacio Ellacuría y sus compañeras y compañeros de la Universidad Centroamericana, asesinados por los escuadrones de la derecha, cuyo compromiso activo con los pobres han llegado a pagar con su vida. Y tal vez ha habido y hay no pocos trasuntos del protagonista de la unamuniana novela San Manuel Bueno, mártir  [4], que hacía el bien en nombre de la fe, sin tenerla. Pero la religión, en general” es “la queja de la  criatura en pena” y “la miseria religiosa es a un tiempo expresión de la miseria real y protesta contra la miseria real” [5]. El consuelo de los pobres es que son bienaventurados, porque suyo es “el Reino de Dios” y su “recompensa será grande en el cielo” [6]. Así pues, no hace falta cambiar nada en la Tierra, porque los que en ella ríen “tendrán aflicción y llanto”.

Todo ello no obstante, si nada impide a la Iglesia Católica, sin necesidad de arrebatársela a nadie, blandir la bandera de la pobreza ¿por qué el papa se limita a quejarse de que se la han robado los comunistas?

Notas:
[1] AFP, El Vaticano, 29/06/2014.
[2] Tales como su comparación sobre los “pobres perseguidos por pedir trabajo y los ricos que son aplaudidos por huir de la justicia (http://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_%28papa%29, consultada el 24/08/2014) o twits(https://twitter.com/Pontifex_es, consultada el 24/08/2014) tales como “El gran peligro en el mundo actual es el individualismo”, “[no renunciar] a soñar por un mundo más justo”), “¡Cuánto me gustaría ver a todos con un trabajo decente! Es algo esencial a la dignidad humana” o “los derechos humanos se violan [también] por las estructuras económicas injustas que originan grandes desigualdades”.
[3] De Carne Christi  (208-212), V, 4.
[4] Miguel de Unamuno (1930).
[5] Karl Marx (1843), Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel.
[6] Evangelio de Lucas, 6.

Albert Corominas es catedrático de Organización de la Universitat Politècnica de Catalunya y amigo y colaborador de Sin Permiso

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