Hará falta algo más que una acción militar en Libia para frenar a refugiados desesperados y a traficantes depersonas pobres y sinescrúpulos.
En el pequeño puerto libio de Zuwara, uno de los principales puntos de partida de inmigrantes que tratan de llegar a Italia, decenas si no cientos de barcos de pesca se alienan al muelle. Es un espectáculo inocuo a primera vista: botes de madera azules que uno contra otro con la brisa. Pero si Europa quiere utilizar la fuerza militar para acabar con el tráfico de personas en Libia, tendría que destruir esos barcos.
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