¿IZQUIERDA SALVADOREÑA? 18 de marzo de 2009
Alberto Híjar.
La campaña de Mauricio Funes estuvo centrada en declaraciones de garantía al librecomercio y la competencia comercial tal como están o sea, como poder de los consorcios. Dijo: “los inversionistas extranjeros no deben sentir temor por posible confiscación de bienes o que se vayan a revertir los procesos de privatización o que vayamos a echar al traste a la dolarización o los acuerdos comerciales firmados hasta ahora”. Al igual que ARENA, criminal organización gobernante durante veinte años, clamó por la reconciliación, la paz, la sanación de las heridas del pasado, las virtudes de la alternancia en el poder así como en Estados Unidos. Nada de esto tiene que ver con la izquierda. El vicepresidente Salvador Sánchez Cerén permaneció silencioso porque como Comandante Leonel González, fue el operador principal del aniquilamiento de las Fuerzas Populares de Liberación y su proyecto de Gobierno Popular Revolucionario sustituido por el de amplia participación. Las consignas por la guerra popular prolongada y la construcción del socialismo, características de la Comandancia con Salvador Cayetano Carpio al frente, fueron borradas a la par de una campaña infame contra el Comandante Marcial quien tuvo que optar por el suicido en abril de 1983, luego del asesinato de la Comandante Ana María, la segunda en el mando cocida a picahielazos por su escolta dependiente de Marcelo, el responsable de seguridad. En lugar de la explicación política, la calumnia, las acusaciones típicas de las purgas y una especie de parodia psicoanalítica inculpatoria del Comandante Marcial como loco ensoberbecido por el poder unipersonal, limpiaron el camino para los Acuerdos de Chapultepec de 1992. Leonel González celebró la firma tanto como Shafik Handal autodenominado comunista y que no pudo ser presidente en la elección anterior.
Joaquín Villalobos, primer comandante del EPR, posó para la foto entregando su fusil de combate a Carlos Salinas de Gortari. Ahora Leonel González resulta el vicepresidente Salvador Sánchez Cerén y Villalobos asesora en contrainsurgencia a gobiernos espurios.
La izquierda salvadoreña tendría que hacer la crítica de la transformación del FMLN en aparato electorero cuando mucho electoral. Pero salvo Antonio Morales Carbonell, Tono, nadie más hizo la reflexión pormenorizada de todo lo ocurrido hasta probar que el Comandante Marcial de ninguna manera estaba derrotado al interior de las FPL, sino por el contrario, regresaba de Libia para internarse en El Salvador de donde ya no saldría hasta el triunfo de la guerra popular y prolongada que requería de un partido de nuevo tipo bien distinto al Partido Comunista de El Salvador y su tradición oportunista y negociadora. Hermanados en la cárcel de Mariona y luego promotores internacionalistas del apoyo contra la tortura, la desaparición forzada y la impunidad, Tono y Juan José Dalton trabajaron mucho y Juan José investigó y publicó la culpa probada de Joaquín Villalobos en la ejecución sumaria de Roque Dalton, el poeta guerrillero.
La izquierda tosca se conformó con la repatriación de los restos del Comandante Marcial una vez que el gobierno sandinista de Nicaragua lo consideró oportuno. La condición de hacer un funeral discreto fue contradicha por el correo de voz y de manera desordenada se hizo un rápido velatorio y un entierro con todo y canto de la Milonga del Fusilado por Yolocamba I tá. La campaña de olvido ha rendido frutos para disminuir las presencias cada abril y en cambio, el funeral de Shafik Handal fue semejante en multitud al de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, el obispo compañero atendido por el Comandante Marcial.
¿Izquierda en El Salvador? sólo que sea clandestina porque no tiene presencia alguna. Puede estar tranquilo el Imperio porque el FMLN ganador nada tiene que ver con el revolucionario Farabundo Martí, ni con la liberación nacional, sino con un proyecto de estado benefactor, pedigüeño y bien portado con el Imperio. Exagera ARENA cuando hace gritar a sus seguidores ¡comunismo no!. El asesinato de Monseñor Romero, el de Roque Dalton, Rutilio Grande, las monjas Maryknoll, los jesuitas universitarios, las setentamil víctimas de la guerra quedarán impunes.
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