Por Juan Carlos Tizziani
Desde Santa Fe
Fue una marcha del silencio alrededor de la plaza central, que en Rafaela es el doble de grande de otras ciudades. Un recorrido de 800 metros en un día lluvioso y frío que terminó en grito de dolor: “¡Silvia Suppo! ¡Presente! ¡Hoy y siempre!”. Y en una demanda: “Verdad y justicia” para un crimen que la policía presume como un robo, pero que pocos creen en Rafaela porque otras sospechas corren de boca en boca. Más de 1200 personas respondieron ayer al llamado de los dos hijos de Silvia, Andrés y Marina Destefani, una convocatoria que sorprendió a muchos y ya tuvo su primer impacto: el juez de instrucción Nº 2, Alejandro Mognaschi –competente en el caso– interrumpió su descanso de Semana Santa, le pidió a la policía que cierre el sumario y hoy mismo tendría pensado indagar en Tribunales a los dos acusados por el homicidio: “Sosita”, un pibe de 19 años que se negó a declarar en sede policial, y su primo de 22, que admitió la autoría del crimen y también involucró a su pariente.
Al frente de la marcha una bandera rompía el silencio y el viento con una pregunta inquietante: “¿Robo o asesinato político? ¡Esclarecimiento ya!”. La portaban Andrés, en un extremo, y en el otro Marina, con su esposo y su pequeña hija, la nietita de Silvia. Estaban emocionados por la respuesta popular y las decenas de adhesiones –entre ellas la del obispo de Rafaela, Carlos Franzini–, pero demostraron un aplomo admirable. Caminaban con las manos entrelazadas.
El punto de encuentro había sido una esquina de la plaza 25 de Mayo, donde nace el bulevar Santa Fe. El intendente de Rafaela, Osmar Perotti, sus secretarios del gabinete y concejales del justicialismo se sumaron a la marcha, aunque lejos del primer plano. Lo mismo hicieron varios legisladores: la diputada nacional Victoria Donda y los diputados provinciales Ricardo Peirone y Rosario Cristinani (Frente para la Victoria) y su colega Antonio Riestra, el único del Frente Progresista.
La ausencia de funcionarios del gobierno de Hermes Binner y de la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia no pasó inadvertida. “No vino nadie porque nos dijeron que la marcha estaba politizada. No entienden nada”, se lamentó un amigo de la familia Destefani, dolorido por el crimen.
Los Destefani son conocidos en Rafaela. La historia de Silvia era respetada en la ciudad, tanto como su compromiso en la denuncia del terrorismo de Estado y su templanza ante los golpes de la vida. El año pasado falleció su esposo, Jorge Destefani, poco antes de que él también pudiera declarar en el juicio al ex juez Víctor Brusa y a otros cinco represores santafesinos que fueron condenados de 19 a 23 años de cárcel. “Es gente muy querida. Por eso la marcha tiene una cuadra y media, a pesar del feriado, el frío y la lluvia”, dijo otra participante.
La movilización comenzó a rodear la plaza, en dirección a la Municipalidad de Rafaela. Atrás se levantaron otras banderas: una de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre (LADH) y de otros organismos de derechos humanos. Estaban todos: los Hijos, las Madres, Familiares y la Casa de Derechos Humanos de Santa Fe. Y entre los manifestantes, la foto de Silvia se multiplicaba en carteles.
Era un recorrido de ocho cuadras, pero a poco de avanzar el cielo se oscureció y se largó la llovizna. Faltaba una cuadra para concluir la vuelta cuando la lluvia apuró aún más los pasos. Los manifestantes buscaron refugio y se apretaron entonces bajo la Recova Ripamonti, un monumento histórico de Rafaela que hoy está en ruinas. Allí se leyó una larga lista de adhesiones: gremios, organizaciones sociales y políticas y hasta funcionarios municipales, que sólo se acercaron a saludar a los hermanos Destefani cuando la marcha había concluido.
Los propios rafaelinos estaban sorprendidos por la convocatoria. “Esto es muchísima gente para Rafaela, una ciudad conservadora si las hay. Es Viernes Santo, muchos se fueron de la ciudad y es un día muy feo”, planteó un tercer participante. A su lado, sobresalían los jóvenes, sobre todo los estudiantes. Y también los amigos y vecinos de Silvia. Más otros conocidos: la directora del Nodo Rafaela, Natalia Enrico; el presidente del Centro Comercial e Industrial, Oscar Parra; el gerente de la Sociedad Rural y varios empresarios.
Bajo el techo de la Recova Ripamonti se leyeron las adhesiones y se recordó la pregunta que atraviesa a la ciudad: “¿Robo o asesinato político? Esclarecimiento ya”. “Creo que nadie en Rafaela cree que esto fue un homicidio por robo y que se les fue la mano. Lo dice todo el mundo, lo dicen en la marcha. ¿Cómo va a haber una cuadra y media de gente un Viernes Santo si el caso estuviera esclarecido? La gente pidió verdad y justicia”, dijo la abogada de Hijos, Lucila Puyol, que patrocina a los hermanos Destefani. El último grito fue de dolor y bronca: “¡Silvia Suppo! ¡Presente! ¡Hoy y siempre!”.
Informe: Miguel González.
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