lunes, 13 de septiembre de 2010

Las trampas del electoralismo

Con el objetivo de obtener la gobernalidad del sistema, ¡son tantas las habilidades engañozas utilizadas! que difícilmente se puedan acotar en un artículo editorial tantas las habilidades engañosas utilizadas¡ que difícilmente se puedan acotar en un artículo editorial.

La base de la artimaña consiste en hacer creer que los graves conflictos sociales se resuelven en las urnas y quienes se equivocaron al votar, volverían luego de unos años a tener otra oportunidad.

Algunas personas votantes se reconocen a si mismo como que se equivocaron siempre.

Gran parte de los electores sufren el desconocimiento de las causas reales del grave malestar social que los aqueja, ensayan búsquedas que les brindan las campañas de propaganda mediática, que están apoyadas y construidas por los mismos causantes del estado de situación, mostrando un menú de variantes con la apariencia que son otra opción a probar.

Para muchos, lo viejo parece nuevo y la historia se repite o transcurre desconectada y con la sensación de que todo vuelve a empezar, en una suerte de juego político, en donde las ideas memorias no existen más e implica que el empobrecido de pensamientos; que a su ves lo es, por falta de formación política abarcadora que venga de otro lugar y cuenta únicamente con la versión de quienes los prepara para avalar el mismo sistema, con lo concluyente de caer en la “Trampa del maniqueísmo que emplea la lógica del mal menor”

Así nos encontramos con que oficialismos y oposiciones son el mismo excremento con los mismos olores, que en definitiva defienden el mismo capitalismo, con opciones reformistas, que no hace a ningún cambio insondable en lo estructural y lo vemos cuando te muestran lo superficial como profundo. (Ley de matrimonio, juicios al terrorismo de estado de ayer que ocultan los de hoy, asignaciones familiares por hijo de caridades asistencialistas en un muy mal dibujo de redistribución de las riquezas, subsidios varios en donde el empobrecido se ve obligado a mendigar en largas colas frente al Anses, ley de medios audiovisuales en donde todos somos iguales mientras el zorro sigue vivo en el gallinero, fútbol para todos en donde el entretenimiento nos distraiga en la superficie de los iguales en las desigualdades). En definitiva, el reformismo es un camino sin fin para que nada tenga un final o por lo menos es lo que intentan evitar; Diputados, concejales, senadores, asesores de distintos partidos, trepadores, todo un arsenal de pensadores de proyectos que trabajan en la elaboración del sueño que los pueda catapultar, al negocio de llegar a ser gobierno del imperio con matiz de pueblo.

El sujeto se transforma en el objeto de las reformas, que a su ves impide que pueda pensar en transformar la realidad en un todo y se contente con lo parcial e insignificante como si fuese lo magno.

El destino de aquella izquierda que se creyó revolucionaria y terminó acompañando este camino, confunden aún más toda perspectiva de referenciarse diferente y algunos creen ingenuamente en lograrlo formando un frente electoral, en donde quedan encerrados en la jaula de la dictadura de la burguesía que le llaman democracia.

Necesitamos muchas escuelas de formación, Silvio Frondizi con sus errores y aciertos, está vigente en su experiencia a la hora de la búsqueda de los caminos de la revolución.

EL reformismo no es un camino paralelo al de la revolución que se une en un punto, es un espacio dentro del sistema para avalar su complicidad.

Raúl Jauzat.-

Programa desde el sur—
19 años de comunicación, investigación y opinión.

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