Juan Carlos Vallejo: Profesor Petras, bienvenido a la Revista del Mundo, programa que se transmite en español para toda América Latina y Europa.
¿Cuál ha sido entonces la posición que ha asumido el gobierno colombiano con respecto a la oferta de diálogos de paz por parte de las Farc. El gobierno colombiano se ha negado repetidamente a sentarse con la guerrilla. Solamente lo haría en caso que la guerrilla entregara las armas. O sea, una especie de rendición previa para poder sentarse a dialogar.
¿Cuál es su opinión al respecto profesor Petras?
James Petras: Primero, yo creo que debemos entender que en Colombia hay una serie de instituciones, políticas y prácticas militaristas que dominan cualquier medida política. Hay que decir, en Colombia no hay ninguna separación entre las políticas oligárquicas dirigidas a destruir cualquier desafio y alguna fuerza civil con un peso capaz de abrir un diálogo sobre la base de una reconciliacion estructurada sobre algunas reformas sociales. Hay que decir, hay una intransigencia entre la clase dominante frente a las exigencias, por ejemplo, de una reforma agraria, hacia un nuevo equilibrio entre empresas públicas y privadas, frente a la reposición de los 4 millones de campesinos desplazados y otras medidas que podrían ser la base de una negociación. Yo creo que la intransigencia viene del hecho que las oligarquías tienen el respaldo militar y económico de los Estado Unidos y no sienten ninguna presión interna para cambiar la política y hacer concesiones.
En esta situación, entonces, tenemos al actual presidente Santos, que realmente es una continuación de lo que ha existido en Colombia durante las últimas décadas. Hay que decir que primero quiere la entrega total de la oposición para ofrecerles algún pequeño espacio, y espacio en seguro, dentro del sistema político actual. Hay que decir, como funcionar como factores subordinados al sistema político electoral oligárquico. Y esta oferta no tiene ninguna atracción, más que nada para algunos oportunistas que sólo buscan una reinserción para enriquecerse. Pero si hay una formación política, se busca más allá de su espacio legal. Es decir, busca que se solucionen algunos de los principales problemas socioeconómicos que afectan a la gran mayoría de la población y, segundo, empieza a desmantelar la estructura militarista, un ejército instrumento de la represión. Si no hay una reestructuración de las formaciones militares, la policía secreta y los otros elementos que funcionan como los paramilitares, no hay ninguna posibilidad de funcionar políticamente en la sociedad o por lo menos de participar con algún chance de sobrevivir y perseguir la política de cambio.
JCV: Como usted decía hace un momento, hay un apoyo militar y estratégico de los Estados Unidos pero, además de eso, hay siete bases militares en Colombia.
JP: Siete bases militares apuntando hacia la frontera con Venezuela, que esta política esta dirigida a presionar a Venezuela y a colaborar con los gobiernos de la oposición que controlan algunos estados de Venezuela en la frontera con Colombia, darles apoyo logístico y también canalizar narcotraficantes y otros factores maleantes en la política de Venezuela. Por esta razón los Estados Unidos quieren estas bases militares: primero, para presionar a Venezuela, pero también como trampolín para intervenir en cualquier otro país. Pero hay un gran problema que es el siguiente: mientras Estados Unidos quiere mantener las tensiones con Venezuela, el actual gobernante de Colombia no puede sacrficar 3 mil millones de dólares de comercio perjudicando a los mismos agroindustriales y a los manufactureros que tienen un excelente negocio con Venezuela. Y también, el actual presidente quiere crear un cerco frente al crecimiento de los grupos guerrilleros que están en operación actualmente, en una ofensiva, que no es simplemente una movida táctica. Por estas dos consideraciones: Primero, el oligarca Santos quiere la colaboración de Venezuela y Ecuador para cerrar las puertas. Crear un cerco sobre los desafíos internos. Y segundo, quiere volver a estimular el comercio con Venezuela y no se puede hacer si hay constantes amenazas desde las bases militares. Por esto hay alguna contradicción entre las necesidades de la burguesía interna y los problemas de seguridad con los Estados Unidos que tienen como su más importante prioridad derrocar el gobierno de Chávez.
JCV: Uno de los analistas políticos más renombrados en los Estados Unidos, Paul Krugman, es analista económico, hablaba sobre la situación de crisis económica en los Estados Unidos. Cree usted profesor Petras que esta es la caída del imperialismo estadounidense o es simplemente un bajón normal. ¿Qué está ocurriendo ahora?
JP: Bueno, uno tiene que decir que hay una crisis estructural en el sentido de que la base industrial del pais está muy debilitada y no hay forma de reconstruirla. Pero las ganancias, por ejemplo, de los banqueros de Wall Street y las multinacionales que operan afuera del pais, como Walmart y General Motors, han cosechado grandes ganancias en el último año. Entonces, hay una crisis social aquí. Hay una crisis de los trabajadores, hay una crisis del desempleo, hay una crisis de los dueños de las casas que no pueden pagar la hipoteca, ha aumentado la pobreza ahora a la cifra más grande en la historia. Las últimas encuestas muestran que ahora una de cada seis personas en los Estados Unidos vive en la pobreza. Entonces ésta, es la crisis. Pero hablar de una crisis del capitalismo como sistema de ganancia para los capitalistas, por lo menos entre los grandes capitales, no es efectivo.
Yo creo que debemos separar dos cosas: Una es la alta tasa de ganancia de los capitales y la otra es el crecimiento de la miseria y pobreza de la población. ¡Y las dos cosas están marchando juntas! Si uno espera de una cosa el quiebre de la otra, es falso. Yo no creo que el capitalismo está a punto de quebrar mientras pueda extraer las ganancias que está consiguiendo, mientras no hay una oposición política efectiva. Los sindicatos no existen en este país. Sólo que los que existen son totalmente corrumpidos e impotentes. Mientras esta situación exista yo no veo ningún desafío del sistema capitalista. Ahora, uno puede decir que estas ganacias que hemos mencionado son coyunturales, Es posible que sean precarias y que en un año o seis meses estas enormes cosechas de ingresos puedan temblar. Pero mientras tanto, no debemos confundir la miseria del pueblo con la crisis del capitalismo. El capitalismo se beneficia más cuando paga menos, cuando hay más desocupación porque tienen la posibilidad de exprimir más a la clase obrera.
JCV: Entonces, conectando esto de los Estados Unidos con la situación en Colombia y Venezuela, ¿podríamos decir que hay una alta posibilidad de intervención militar de Estados Unidos en Venezuela para tomar el petróleo, igualmente como lo hizo en Irak y Afganistán?
JP: No. Yo no creo que haya alguna posibilidad de una intervención militar en Venezuela en este momento, a menos que haya un levantamiento adentro de Venezuela. Que haya un golpe de Estado o un golpe civil militar. En este caso sí, los Estados Unidos pueden meterse y fortalecer a los golpistas. Pero mientras no exista esta posibilidad, Estados Unidos está jugando todo en los procesos de desestabilización y la vía electoral, tratando de acumular fuerzas porque han perdido mucho en los últimos diez años en Venezuela. Han perdido apoyantes, han perdido elecciones, han perdido sus colaboradores en los militares y ahora están en un proceso de recuperar fuerzas políticas perdidas en los últimos tiempos. Por eso las elecciones legislativas en dos semanas son importantes para Estados Unidos para medir fuerzas y utilizar cualquier acumulación para lanzar una campaña más agresiva desde adentro. Y mientras aumenta la fuerza interna, está aumentando la posibilidad de una colaboración en otro esfuerzo de golpe de Estado con apoyo norteamericano.
JCV: Finalmente, profesor Petras, hay elecciones también en Brasil proximamente, la candidata brasilera es una candidata de izquierda y compite contra un gran empresario brasilero del grupo de la derecha. Cree usted que haya influencia -porque ya inclusive han empezado a utilizar la campaña sucia contra la candidata de izquierda del Partido de los Trabajadores-, ¿cree usted que haya una influencia de los Estados Unidos para buscar que el candidato de la derecha se imponga en Brasil?
JP: No creo. Yo creo que es un error decir que la candidata Dilma Rousseff es de izquierda. Por ejemplo, entre los dos candidatos principales, José Serra y Dilma Rousseff, la campaña que recibe más dinero es la campaña del partido de Lula. Han recibido casi el doble de fondos financiando la campaña de ella y la gran mayoría vienen de los bancos y sectores económicos poderosos. También, los medios de comunicación no han dado ninguna vuelta desfavorable a la candidata de Lula. Hay un balance en la transmisión de información por el simple hecho que durante los ocho años de Lula, las ganancias superan más de 500 mil millones de dólares por los sectores económicos poderosos y han bajado la temperatura social, han reducido los sindicatos a una política de negociaciones colectivas con bajos salarios y aumentos de salario muy moderados sin nuinguna reforma agraria comprensiva. En este sentido uno tiene que decir que en la política económica los dos candidatos están compitiendo sobre quién va a conseguir mayor apoyo entre las clases dominantes. La principal diferencia, si hay, está en la política externa donde el Partido de los Trabajadores –que no son trabajadores. Es un partido que tiene más representantes del capital en el gobierno de cualquier otro gobierno en la historia reciente de Brasil-.
La principal diferencia es que Lula proyecta una imagen de más independencia en la política externa, más orientada a fortalecer la posición de Brasil en América Latina en competencia con los Estados Unidos. En este sentido está más latinoamericanista que panamericanista. También, han tomado posiciones menos subordinadas a las políticas guerrerista de los Estados Unidos en el Medio Oriente a pesar que Lula apoyó la entrada de Israel en la OSD, la organización económica de los países desarrollados. Entonces, uno tiene que decir que si hay una diferencia es en este sentido: Lula y Rousseff están por una política de ampliar las relaciones de Brasil con todo el mundo y no quedarse subordinados a la diplomcia guerrerista de los Estados Unidos. Buscan más las relaciones con China, con Irán, con otros países para favorecer a sus capitalistas. No son políticas para favorecer una solidaridad revolucionaria; es una política independiente porque eso es lo que exigen sus propios capitalistas. Cuando Lula viaja a Irán, viaja con más de cien hombres de negocios para firmar contratos, más allá de servir como mediación sobre el problema nuclear, y uno debe entender eso.
En el caso de Brasil, la alternativa no es entre capitalismo y socialismo, ni mucho menos, es una competencia entre unas variantes de capitalismo: la una más y la otra menos subordinadas a las proyecciones guerreristas y militaristas de los Estados Unidos.
JCV: Profesor Petras, le agradezco mucho su tiempo.
JP: Muy bien gracias, te saludo y a todos los oyentes.
JCV: Muchas gracias profesor, feliz día.
Fuente: Anncol
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