Combatir el parlamentarismo... Raúl Jauzat

Programas desde el Sur

 EDITORIAL

En política se entiende por reformismo, aquello que se aplica para lograr mejoras que no cambia en lo sustancial la esencia del sistema imperante. Si los cambios no son profundos y revolucionarios, son maquillajes para la continuidad de lo mismo y hoy como nunca, está demostrado nos lleva al abismo de los peores desastres medio ambiéntales.

Rosa Luxemburgo, enfatizada intelectual y activista revolucionaria, dijo que los caminos del reformismo y los caminos de la revolución no son caminos paralelos que se unen en un punto, son dos caminos diferentes, mientras el reformismo sigue avalando al sistema capitalista, la revolución lucha por subvertir el orden establecido.

Otros dicen que al poder no hay que conquistarlo hay que destruirlo y en el medio de todo esto están los resignados, que dicen que pensar en un mundo diferente es una utopía y que no se puede por esa falsa idea impuesta de que“El mundo fue siempre así y seguirá siendo así”

Diríamos que sin intentar  llegar a  una sentencia de definición académica, solamente  marcar el rasgo característico de diferenciación más saliente, con las ideas de avances que, sí, atentan contra el sistema imperante y por lo tanto se definirían como revolucionarias al plantear otro modo de relación social, donde la economía se planifique y plantee en esta función, con igualdad de oportunidades para todos…

Este es un debate muy fuerte que debe instalarse en cada lucha de los trabajadores y no importa cuanto tiempo lleve, los tiempos históricos siempre están en movimiento y todo revolucionario debe luchar para conseguir que la utopía se convierta en realidad.

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La ideología de la burguesía y sus altercados por sus cuotas de poder; Un entramado que es volcado como visión única generalizada, que le llaman democracia, como le gusta a Bush, como le gusta a Obama...

como no les gusta a los cubanos y tampoco a este programa. *

La intercepción que el sistema de dominación totalitario imperante, ejercen en el pensamiento de los trabajadores, es el principal dilema a resolver, de lo contrario quedaríamos siempre sujetos y mimetizado dentro del esquema despótico naturalizado de gobierno mundializado.


Los grandes pensadores de la historia, plasmaban en enormes volúmenes de estudio, sus argumentaciones y análisis, tratando de desentrañar las causas y las consecuencias en la coyuntura y en el contexto de su época y el porvenir.

Lo más avanzado y vigente seguirá indiscutiblemente siendo Karl Marx y Engels, por haber colocado en el centro de sus estudios el carácter de la propiedad y su relación con la causa de la explotación de una clase sobre otra que determinan sus formas de producción.

El tiempo transcurrido desde el manifiesto comunista hasta hoy, parece mucho en términos de nuestras vidas, pero es muy poco en representaciones históricas sociales.


Independientemente de los insondables cambios, fundamentalmente en todo lo concerniente al avance de la revolución infotecnológica existente y manejada como herramienta de propaganda por la clase dominante, no debemos perder de vista que la lucha continúa y los antagonismos se acentúan.

Esto ocurre aquí en la República Argentina y en todo el mundo.
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Si nos ponemos a observar pacientemente como opera la propaganda del sistema en nuestro país, vemos un bagaje de distintos medios de comunicación, con programas dirigidos hacia la vulgarización, para el variado público que lo consume inocentemente las 24 hrs. todos los días y para todas las edades.

Desde la infancia nos convierten en vulnerables de todo tipo de acción propagandística adoctrinadora, para que naturalicemos lo inaceptable y rechacemos como extraño e incomprensible cualquier otro punto de vista que no sea el del sistema imperante.

Vamos creciendo como robot codificado de la matriz impuesta por el poder, que surge desde una usina central hacia sus sucursales mundiales.


Para los extractos más frágiles de comprensión y capacidad de elaborar un pensamiento crítico, los enajenan los numerosos programas televisivos llamados de entretenimientos, que apuestan sin límites ni sutilezas y en competencia entre ellos, al aumento de todo tipo de groserías.

Han logrado que muchos trabajadores y trabajadoras les transcurran sus vidas del trabajo al televisor, con el agregado hoy, de la computadora en las superficialidades de Internet y el chateo constante enfermizo de estupideces varias.

El espíritu natural de rebeldía queda atrapado en muchos, frente a una pantalla en el confort del sillón.


Pero hay un punto de inflexión en donde todo estalla y es ahí donde las distintas organizaciones políticas de vanguardia, deberían actualmente haber establecido un mayor contacto entre la maza como parte más avanzadas de las mismas, para que ese estallido se convierta en el umbral de una situación revolucionaria. Caso contrario todo vuelve atrás.

La burguesía siempre trata de coactar las luchas comprando a sus dirigentes con dinero y prebendas.

Lamentablemente también, muchos dirigentes autodefinidos como de izquierda revolucionaria, se enfrascan dentro de sus ínter disputas por la conducción política parlamentaria y caen en la búsqueda estéril de adornar al parlamento burgués como furgón de cola por una asignatura, en donde terminan diluyéndose como un habitante más dentro del mismo. No hay actitud revolucionaria mayor que la lucha por sensibilizar la destrucción del parlamento burgués.
Vemos también, el ejemplo de maniqueísmo constante y repetitivo que nos fabrican la agenda de discusión entre oficialismo burgués y oposición burguesa y cualquier opción fuera de esto es presurosamente descalificada, como ultra izquierda y con calificativos más lamentables “que pecamos de infantilismo y que la única opción posible es el reformismo, lugar en donde se encuentra la masa que todavía no pudo ver que la expectativa de cambios no viene por la vía electoral.


El juego con su trampa esta muy bien montado y los revolucionarios tienen que luchar para desmontar. Lenin, en los principios de1900, a sabiendas de la correlación de fuerzas instruyó el ingreso a la Duma (parlamento ruso) para destruirlo, no para convalidarlo. Hoy pretender cambiar esta historia y acomodarla por otra es una actitud criminal…

La copiosa propaganda del sistema imperante va por una vía que está cruzada con la realidad y esta es su propio precipicio.
La soberbia del poder les impide ver que con sus sucias y engañosas máquinas de idiotizar, les alcanza por un tiempo nada más; No podrán vencer la historia, no hay omnipotencia que valga, solo la ilusión de serlo.


Y en la misma galleta del mismo hilo de la derecha aparecen los más sofisticados, suaves y delicados, con un discurso que se presta a confusión, como el de muchos autodefinidos de izquierda, centro izquierda, progresistas, intelectuales defensores oficialistas y para ejemplo de esto, lo podemos ver y oír todos los días por el canal estatal.

Mientras tanto se sigue vendiendo el país a los inversores de las transnacionales, con el aval de la presidencia y el parlamento y con gran desconocimiento de sus graves consecuencias en la mayor parte de los argentinos.

Pero como dijo Ernesto “La verdad es tan difícil de ocultar como la mentira”

Raúl Jauzat.-
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