sábado, 5 de febrero de 2011

Declina la influencia de Occidente - Noam Chomsky

El mundo árabe está en llamas, informó Al Jazeera el 27 de enero, mientras los aliados de Washington "pierden rápidamente influencia" en toda la región.

La onda de choque fue puesta en movimiento por el drámatico llamamiento de Túnez que derrocó a un dictador apoyado por Occidente,con reverberaciones sobre todo en Egipto, donde los manifestantes avasallaron a la policía de un dictador brutal.

Algunos observadores compararon el suceso con el derrumbe de los dominios rusos en 1989, pero hay importantes diferencias

Algo crucial es que no existe un  Majail Gorbachov entre las grandes potencia que apoya a los dictadores árabes. Más bien, Washington y sus aliados mantienen el principio bien establecido de que la democracia es aceptable sólo en medida en que se conforme a objetivos estratégicos y económicos: magnifica en territorios enemigo (hasta cierto punto), pero no en nuesto patio trasero, a menos que, por favor, se pueda domesticar en forma apropiada
Una comparación con 1989 tiene cierta validez: Rumania, donde Washington mantuvo su apoyo a Nicolae Ceausescu, el más despidado de todos los dictadores europeos, hasta que la alizanza se les volvió insostenible. Luego Washington encimió su derrocamiento cuando se borro el pasado

Es una pauta típica: Ferdinando Marcos, Jean-Claude Duvalier, Chun Doo Hwan, Suharto y muchos gánsteres útiles. Puede estar en marcha en el caso de Hosni Mubarak, junto con esfuerzos de rutina para asegurarse de que el régiment sucesor no se desviará mucho de la senda aprobada.

La esperanza actual parece residir en el genera lOmar Suleiman, leal a Mubarak y recién nombrado vicepresidente de Egipto. Suleiman, quien durante mucho tiempo encabezó los servicios de inteligencia, es despreciado por el pueblo rebelde casi tanto como el propio dictador.

Un refrán común entre los eruditos es que el temor al Islam radical requiere una oposición (renuente) a la democracia sobre terrenos pragmáticos. Si bien no  carece de méritos, la formulación induce a error. La amenaza general siempre ha sido la independencia. En el mundo árabe, Estados Unidos y sus aliados han apoyado con regulariad a los islamitas radicales, a veces para prevenir la amenaza de un nacionalismo secular.

Un ejemplo conocido es Arabia Saudita, centro ideológico del islam radical (y de terrorismo islámico)Otro en una larga lista es Zia ul-Haq, favorito del ex presidente Ronald Reagan y el más brutal de los dictadores paquistaníes, quien llevó a cabo un programa de islamización radical (con financiamiento saudita).


«El argumento tradicional que se esgrime dentro y fuera del mundo árabe es que no pasa nada, todo está bajo control», señala Marwan Muasher, ex funcionario jordano y actual director de investigación sobre Medio Oriente de la Fundación Carnegie. «Con esa línea de pensamiento, las fuerzas consolidadas arguyen que los opositores y forasteros que demandan reformas exageran las condiciones en el terreno.»


Por lo tanto, el pueblo sale sobrando. La doctrina se remonta muy atrás y se generaliza en el mundo entero, incluido el territorio nacional estadounidesnse. En caso  de perturbación pueden ser necesarios cambios de táctica, pero siempre con la vista en recuperal el control

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http://www.elclarin.cl/web/index.php?option=com_content&view=article&id=247:declina-la-influencia-de-occidente&catid=16:internacional&Itemid=14

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