Ver, oír y gritar
Mensaje de paz y transformación
El mensaje del Día Mundial de Teatro, escrito por la tatrera y humanista africana Jessica A. Kaahwa, viene como anillo al dedo en una situación especialmente espinosa y con las hazañas bélicas en Libia, entre Gadafi y la resolución de la ONU. No es que la conflictivadad planetaria se un invento de hoy, pero la lumbre está que arde.
La Odisea del Amanecer es el nombre de la operación otorgado por EEUU. Dicen que "no significa nada". Nos recuerda a aquel poema épico de la Odisea, del griego Homero, con las aventuras de Ulises para regresar a Ítaca tras la guerra de Troya y los obstáculos que se suceden durante 10 años. Hasta que el héroe se reúne con su mujer Penélope
La Ilíada, del mismo autor, sí es un episodio de la referida contienda con un ultraje, como punto de partida, y el afán de dominar el mundo. “Es un tirano peligroso, tiene las armas que le vendimos”, dice uno de los certeros dibujos de El Roto en El País
Volviendo al mensaje del Día Mundial, Jessica A. Kaahwa realiza un canto al pacífismo, a la renovación social que, aunque perfectamente válido, navega en las aguas de este discutible orden de las cosas. Esta mujer habla del inmenso poder del teatro para movilizar comunidades y sortear diferencias. Un idialismo con buenas intenciones
“¿Han imaginado alguna vez que el teatro podría ser una potente herramienta para la paz y la reconciliación?”, pregunta la ugandesa. Y le duele, por supuesto, que “mientras las naciones consumen sumas colosales de dinero en misiones para la paz en áreas del mundo en violento conflicto, se le presta poca atención al teatro como alternativa individualizada para la transformación y el manejo de conflictos”. Pues sí.
El hecho teatral defiende ideas colectivas por las que batallamos si son violadas. En este mensaje, Jessica A. Kaahwa aboga por usar medios pacíficos de comprensión, y afirma que el teatro “puede dar significado a realidades diarias mientras previene un futuro incierto. Puede tomar parte de la política en formas simples, directas”. Ella invita a incorporarlo a la vida cotidiana. No es la única respuesta para traer paz, si bien cree que es un eficaz vehículo.
Normalmente, los gastos militares en el globo ascienden a unos 4.200 millones de dólares diarios. La seguridad es lo primero aunque nos sintamos muy inseguros ante los recortes sociales. Las inversiones en armamentos, eso sí, funcionan sin problemas.
Los costes en ayudas para el desarrollo, las diplomacias de paz o el cambio climático también se reducen. Existen recursos y posibles soluciones de cara a erradicar la pobreza en el mundo. No hay una seria voluntad política. Es decir, aquello de Ande yo caliente… Y la miseria y las injusticias, dos formas de terror internacional, cabalgan a su aire y alimentando algunas de las principales causas de terrorismo en el globo.
La OTAN mantiene una estructura vieja y gigantesca. Una rigurosa racionalización podría suponer, según los datos, un ahorro de 200.000 millones de dólares anuales. Un pellizco que, como tantos otros, podría estar ahí si se metiesen las tijeras por donde corresponde. El desarrollo sostenible y los ciudadanos lo agradecerían.
La directora de la orquesta económica europea, Angela Merkel, optó, a propósito de Libia, “por no seguir la estela de la militarización del conflicto”. Francia y Reino Unido anuncian ahora que están preparando una solución “política y diplomática” con la idea de exhibir que la vía militar no es la única en la que trabaja la coalición de países que asume el liderazgo de las operaciones contra el régimen del estrambótico Gadafi.
¿La masacre del dictador contra su pueblo ha sido una excusa para poner en marcha esta misión? ¿Escalada belicista en defensa de los intereses geoestratégicos de Occidente? ¿Habrá ofensiva terrestre a finales de abril o principios de mayo? El presupuesto que se calcula, en época de crisis, para cada mes de intervención española es de 15 millones de euros entre el despliegue aéreo y los medios navales. Los 112 misiles de un día le cuestan 168 millones de dólares a EEUU.
En fin. El Día Mundial del Teatro, como no podía ser de otra manera, lanza un mensaje de paz y transformación social.
Marc Llorente es periodista y crítico de espectáculos
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